¡Estamos Atrapados! Capítulo XVII Ups 😱😱😱 🤮 🧉🧪

Sus besos podían exponer desesperación, anhelos, sueños cumplidos o simple emoción del momento, no, no era algo pasajero. Uno le decía al otro como en un secreto silencioso en su forma de mirarse y tocar se que todo podía suceder.

Era posible una relación real entre los dos desde que hablaron aquella vez a través de los portales la primera noche o como esa primera vez en la habitación de esa joven mujer, no sólo congeniaron bien, era algo más, algo que de pequeño se hacía grande y
no iban a poder soportar, ahora parecía ser prematuro tan sólo en las palabras

¿Cómo saber que en cada uno era real? Posiblemente en una prueba de fuego.

Sentían amor, un amor apasionado por el otro, un amor completo que había comenzado por atención y admiración.

¡Muy rápido e increíble! Se decía Snape.

-Eres una mujer interesante, has cambiado tanto, Hermione. Existe aún en mí un impulsivo reprimir a lo que sigue y me cuesta aceptarlo porque puedo ser tu padre -dijo despacio-, Mi lado de hombre te admira y se siente afortunado y eso que detesto, que he mencionado antes, cambia de parecer y me dice que debo esforzarme…

-No es necesario que te esfuerces, Severus, me gustas tal cual eres -su voz rumorosa y comprensiva le quiso calmar.

Snape quería decir más, igual que antes, pausado y grave, definitivamente era un instante como quizá pocas veces él expondría.

Habían marcos dorados en la habitación de su intimidad, columnas robustas que sólo ellos podían divisar y les hacía sentir seguros con la compañía del otro.

Snape negaba una y otra vez.

-He sido muy desordenado antes con mi vida y apenas he sobrevivido. Desde que he vuelto a la vida prometí tomar mi entorno muy en serio y ahora que estás tú conmigo estoy seguro que podré… -confesó lento mientras veía el techo y ella se acostaba en su pecho.

-Sí, vamos a enfrentar todo lo que venga. No hay grandes cosas que nos puedan detener ¿Tú crees que sí?

-No puedes quitarme este temor que ha incrementado en mis cuestiones, ejemplo; el de si soy capaz de cuidarte o si soy digno de ti, Hermione.

-No exageres, dices eso y pienso que eres el hombre más malvado del mundo -fue cuidadosa a pesar de la confusión.

-Ya no quiero ser malvado… -se atrevió a sonreír de lado y no con malicia simplemente no sabía por qué lo hacía mientras se juzgaba con dureza.

-No digas eso, Severus. Mejor dime ¿Cómo era tu vida antes de mí? ¿Cómo es ahora?

-No recuerdo cómo era antes de ti, señorita -giró para verla a los ojos.

La chica se había acomodado de lado frente a él, sostenía su cabeza con su mano y su codo se acomodaba sobre la almohada, asintió.

-Me pasa lo mismo, cuando apareciste borraste muchas cosas de golpe incluso algunos intereses estudiantiles… Pero eso no es importante, importante eres tú para mí -su voz fue suave y con una forma pensante.

-Hay muchas cosas que quisiera dejar atrás y no son necesarias para ninguno, por eso prefiero y sugiero no enterarnos de algo que no concierne al otro -Snape era sabio y prudente ¿Cómo contarle a ella que antes de besarla y abrazarla había intentado volver con cualquier amiguita del bar después de haber estado ahí tantos años atrás? La historia no era buena para contar.

Y el camino en el tiempo mágico era terriblemente oscuro, una historia torpe como esa en la vida de Snape a veces podía llegar sin querer y de mala gana por el capricho del destino, debía tener mucho cuidado.

***

En el desayuno

Hermione se había dejado el cabello mojado mientras sorbía de una taza caliente de té, después de un baño relajante con el mago. Tenía el suéter gris puesto y una de sus faldas escolares de Hogwarts además del resto de su uniforme bien colocado y ordenado.

Ese había sido un magnífico y caprichoso aseo casi completamente sumergidos por sugerencia de Snape en el baño de los prefectos, el cual es un baño especial en el quinto piso del Castillo de Hogwarts de uso exclusivo de los prefectos, premios anuales, capitanes de deporte del colegio y algún otro alumno con autorización. Está ubicado en el quinto piso detrás de la cuarta puerta a la izquierda de la estatua de Boris el desconcertado y solo se abre cuando se le da la contraseña correcta la cual por su puesto tenía ella, aún.

La chica comía un pastelillo de vainilla con chispas de chocolate y poción revitalizante, una receta perfecta que sabía realizar cuando se sentía agitada después de estudiar.

Harry frente a ella le contaba a todos que terminaría pronto con el profesor Horace el curso avanzado de pociones y que increíblemente para su examen final debía realizar una poción multijugo que durase un día completo.

-¿Has pensado por quién te harás pasar? -dijo distraída mientras se metía el último pedazo de pastel de vainilla.

-Sí, estoy entre Hagrid y el mismo profesor Slughorn, por sugerencia de él.

-Hagrid es un semi gigante -soltó Hermione mientras tomaba un poco de su té-, mejor vete seguro con el profesor humano. Recuerda ese detalle en las pociones multi jugo.

Harry recordó ese mismo consejo muchas veces. Sobre todo ese día donde Hagrid no tomó poción mltijugo al llevarlo a la casa de Wesley cuando escapaban de los mortífagos, el semi gigante llevó a Harry atrás de él.

-Tienes razón, eso haré -soltó amable el chico lentudo.

-Sí… Bueno… Los dejo -Se refería a Harry, Ginny, Seamus-, tengo que ir con el profesor Snape porque me voy en pocas horas a Durmstrang otra vez.

-Ve, hablamos antes de que te vayas -Ginny sugirió con una sonrisa amistosa.

La pelirroja pensaba un mes antes que a ella le había tocado ir a Durmstrang sin embargo no fue afortunada, quería ir con las Búlgaras para jugar en su equipo local de Quidditch.

Ron por otra parte detestaba ver que Draco se le acercara a Hermione o peor que desde que regresó a Hog un par de días, siempre esté con el murciélago profesor.

-Harry, ¿Por qué no haces la poción con los cabellos de Snape? Así podríamos averiguar si Draco sale con ella -se atrevió a decir frente a su hermana.

-No voy a meterme a molestar al profesor sólo para averiguar si ella sale con Draco -estaba exaltado-, tú fuiste quien le terminó ¿Ya no lo recuerdas? Así que no hay formas y motivos para intervenir en su vida privada, Ron… -Harry estaba en lo cierto, después de San Mungo respetaba demasiado al profesor. Y el tema con Hermione ya había sido discutido y resuelto.

-Eres un aguafiestas -el pelirrojo se puso de pie al instante y se fue.

***

Después del desayuno.

Ron estaba intranquilo, pensó y pensó por mucho tiempo ir a las mazmorras al salón de pociones y sin más razones sólo ser valiente y preguntar al pocionista.

Se quedó unos minutos ahí intentando convencer al mayor para que le diga algo, lo que sea.

-Admiro la valentía que tuvo que juntar para interrumpir la preparación de las clases de la tarde, señor Wesley -Snape no tenía más ganas de escuchar a ese niño estúpido, sobre todo porque lo veía y podía imaginar a su estudiante acurrucarse en su pecho como lo había hecho con él esa mañana.

-Lo lamento, señor, de verdad necesito información, Hermione es mi novia y Malfoy, estoy seguro por esta vez que tiene mala intención y no la toma en serio.

-¿La señorita Granger es su novia? No lo creo… -pensó bien cuando dijo eso-, le aseguro que esos dos no son ni amigos -deletreó lo último con principios de impaciencia.

-Aún la amo, señor… Por favor póngase en mis zapatos…

-Siempre calzé grande, señor Wesley… -interrumpió Snape para que ese niño sepa que ellos no tenían parangón.

El chico se desesperó, con tanto coraje que sus ojos se hicieron rojos y aguados, sus puños se apretaron en sus costados.

-Me refiero a que… -un nudo en la garganta lo atacó-, No sabe lo difícil que fue estar con ella, sentirme suficiente al fin hacer como un idiota distraído, al fin tenerla para que se de cuenta que la necesitaba de verdad. La amo, señor y no quiero perderla no para siempre. ¡Por favor dígame algo si sabe…!

Snape vio la tristeza en sus ojos, esa sinceridad terrible, un hombre exponiendo sus sentimientos y avergonzándose sin importarle perder la dignidad delante de otro.

Snape soltó la pluma y el pergamino de su otra mano para apoyarse en la mesa con ambas palmas en la superficie e ir hacia delante para preguntar de una sóla forma en ataque.

-Y… ¿Ella lo ama a usted, Señor Wesley? -silabeó su apellido con precisión.

El chico se quedó en silencio, no supo qué decir.

-Ah… Ella… No… No lo sé, señor -retrocedió un paso.

Snape tenía muchas ganas de decirle que había su joven ser la había perdido, que ahora ella sonreía viéndo a un hombre más grande que él, enamorada perdidamente en sus cuidados como una dama, segura de lo que vive. Que ahora ella gozaba de sus consejos adultos y pocionista y en la intimidad que sólo pueden tener dos, grandiosas caricias de conquista, él, él, era un hombre real para ella, un hombre que necesitaba de ella no por fuerzas extras sino para cuidar, y que jamás la haga llorar.

Snape se dio cuenta que era digno de ella tan sólo al intentar compararse con él, ése joven patético frente a sus ojos negros.

-La señorita Granger vive otra vida ahora, muy lejos de usted -quiso decirle que ahora ella era inalcanzable en su joven e irresponsable vida de muchacho. Pensó unos segundos y en las palabras correctas, una verdad a medias-, si quiere saber algo, ella tiene una relación importante en Durmstrang y le aseguro que no es con el señor Malfoy.

Ron se rompió al escuchar eso, su corazón se detuvo atravesado con un veneno doloroso como la picadura de un escorpión. Pensó que Snape le diría otra cosa, que ella se dedicaría a los estudios o que sólo pensaba en salir al mundo y buscar a sus padres, pero eso, eso que escuchó y lo cortó por dentro, ¡Jamás!

Ahora estaba seguro que la había perdido, que lo que se temía finalmente sucedió. No podía sacarse las ganas de saber más, su nombre, su estatus, el rostro de ese ladrón sin embargo en ese momento sólo tenía ganas de llorar.

Derramó una lágrima veloz del ojo izquierdo mientras veía directo a los ojos de su ex profesor, subió su mano del mismo lado para borrar esa marca de inmediato.

Apoyó su otra mano en el escritorio para retroceder un poco, se dio la media vuelta casi sin aliento y se marchó.

Al llegar a la puerta corrió sin saber a dónde, metió las manos a su bolsillo cuando encontró la escalera que se dirigía directo a Gryffindor. Subió y subió rápido, de dos escalones a tres y mientras lo hacía sentía que su corazón ya no tenía vida, este se iba junto a sus recuerdos con esa niña de cabellos frizados y rizados, su hermosa sonrisa, su forma de ser, sus abrazos y sus “te quiero”. Estaba perdido, destrozado por culpa de nadie, todo era culpa de él.

Hubo un instante en que no pudo caminar más y se quedó sentado en un escalón con las manos en el rostro, débil, avergonzado por lo que acababa de hacer. Sus dientes apretados entre sí, sin saber a dónde ir.

El niño de cabellos rojos lloraba, por primera vez lloraba de saber que era haber conocido el amor más importante, arruinarlo y terminar por empujarlo fuera de él, de su vida insignificante no gracias a esa única y linda mujer. Ella se supone cambiaría todo, sus planes, sus preguntas, su forma de ser, con ella sería más dedicado y responsable.

¿Por qué? ¿Por qué duele tanto dejar ir a esa persona única? ¿Por qué duele más que un corte profundo en la piel? ¿Acaso ardía, acaso punzaba, acaso podía morir desangrado? ¿Era un esquirla escondida la cuál no se puede quitar? Eso era lo que sentía, que iba a morir si no la tenía una última vez, a su lado, tomando su mano, sintiendo su abrazo y su forma de ser, esa mirada tranquila, una media sonrisa al comer, negaciones, su risa sonora, su voz.

Aquello era lo que más extrañaba, su voz.

Se hizo sobre sus pies para correr y buscar a su hermana, se le había ocurrido algo y debía intentarlo una última vez.

***

Cerca de las dos de la tarde, Hermione salió del salón de pociones, había estado conversando con Snape una media hora ya que este estaba ocupado. Él había guardado silencio, no le dijo que su ex compañero le había visitado.

Esa joven contenta buscó a Draco quien le había invitado a pasear en Hogsmeade, le llevó primero a comprar cosas de bromas para supuestamente defenderse en Durmstrang de posibles perseguidores y después la invitó a beber cerveza de mantequilla.

Al entrar y acomodarse en la barra, vio que su compañero rubio fue hacia donde estaba un grupo de amigos egresados de la escuela y en la otra esquina de la derecha se sentaba un hombre alto al que conocía muy bien, este tenía la capa puesta en la cabeza, los hombros rectos y las manos sobre una mesa redonda. No quiso darle demasiada importancia, comprendía que quizá este después de tanto trabajo necesitaba relajarse un poco también.

Se giró para pedir dos sangrías suaves con cubitos de fresas, piña y jugo de naranja pero la señora dependienta no la escuchó, esta mujer mayor gritó:

-Thalía, no molestes al profesor otra vez.

La joven estudiante se extrañó y giró para ver.

¿Otra vez? ¿Él viene aquí?

Draco llegó junto a ella y entonces se dio cuenta de lo que pasaba, una joven delicada de cabellos rizos más oscuros que los de Hermione le tocaba el brazo al mayor y este, incómodo intentaba soltarse después de hacer su capucha hacia atrás y exponer sus cabellos negros y lisos.

Hermione veía atenta lo que pasaba sin hacerse ideas, sólo se concentraba en ver.

La mujer coqueteaba con descaro, se acercaba a él, le tomaba del rostro, de la barbilla, quería hacerlo caer en sus juegos subidos e indecentes.

-Vámonos Hermione, lo siento, no quería hacerte ver esto -Draco tenía razón, era un completa coincidencia. No pensaba que Snape estaría ahí y que una mujer se soltara a molestarlo de esa manera.

-No, tranquilo, no pasa nada, no es culpa de él -respondió con madurez-, bueno… Él no debería estar aquí o venir a lugares así ya que esas chicas son de rondar y subirse fácil sobre las piernas.

El joven intentaba que ella voltee de nuevo en su silla giratoria, hacia él pero por más que le tocaba el brazo o el hombro de su amiga, ella no giraba.

-Venga, vamos, vamos al castillo -pidió Malfoy con sutileza.

-No, déjame ver -contestó tranquila otra vez.

Snape se hizo sobre sus pies dando la espalda a sus estudiantes egresados y la chica de cabellos rizos oscuros aprovechó a pegarse en su cuerpo, rodearlo por el cuello y jalarlo a pesar de ese constante rechazo de él.

Hasta que por la puerta de la entrada un profesor en búsqueda de su joven amada se encontró con la misma escena, hizo una mirada rápida donde estaba esa pareja en insistente forcejeo, no podía creer esa actuación y tremenda desfachatez. Por no perder más tiempo, se acercó a Hermione por detrás de Draco y habló.

-¿Qué sucede? -soltó grave, serio y aunque no se le notó, también nervioso.

Draco abrió los ojos al verlo, sorprendido por ver a dos.

-Padrino, ¡Mira! -tragó saliva al señalar al falso Snape.

La dependienta detrás de la barra miraba al hombre con Thalía y luego al que estaba cerca de un joven rubio, miraba al que forcejeaba y luego al enojado junto a la barra.

Thalía empezó a besarlo, besaba a la fuerza a Snape mientras este intentaba alejarse de sus brazos.

Hermione se dio media vuelta para irse y entonces chocó con el pecho de Snape, abrió los ojos sorprendida fulminando al mago con algunas preguntas aunque aún inquieta por lo que acababa de ver.

-¿Qué sucede? -preguntó en baja voz, incrédula de ver a Snape frente a ella.

-¡Thalía deja de molestar al profesor! -bufó la señora mayor de nuevo.

-¡Suéltame! -decía el otro Snape.

-¿Qué sucede, cariño? Eso no me decías la semana pasada -la voz de la mujer liberal exaltó a los que estaban atentos.

Hermione escuchó eso tan fuerte que le tocó el pecho a Snape con la mano, aún con el ceño fruncido le dio la espalda para acercarse a donde estaba ese Snape clon.

-Hola… Hola… Disculpen -¿Usted conoce al profesor? ¡Qué increíble! Pensé que era una amargado solterón -actuaba como una estudiante que se burla de su profesor.

-Sí está soltero suele venir a divertirse por estos lares -contestó Thalía aún eufórica por el forcejeo.

Hermione se tapó la boca con una sonrisa amplia de sorpresa sin estar enojada.

-¡Vaya! Se lo tenía bien escondido, profesor -manoteó al hombre cercano en el brazo como para decirle “Pícaro”, suelta de huesos y con ojos de acusación burlesca.

La joven Thalía se acercó a ella y le susurró:

-Sí, es un hombre difícil -sonrió y vio el perfil de la estudiante mientras esta sonreía divertida aunque intentando ser discreta.

-¿Cuándo fue la última vez que vino? -susurró cerca del oído de la jovencita de ropas ajustadas y corset. Hermione quería saber qué sucedía y en ese papel temporal de alumna distraída lo iba a lograr.

-La semana pasada, creo que vino dos veces y… -se acercó más a la estudiante-, no pudo ir a tercera base porque recordó a una mujer, su nombre creo que era… Vaya, me dijo como ella muchas veces y no logró más… -pensó mientras ambas veían al profesor sentarse de nuevo en el banco alto viéndolas con enojo a un metro de ellas-, dijo algo así como Harmony o Haryori… No recuerdo bien…

Hermione abrió los ojos, su alegría burlesca cambió de golpe pero se afirmó su carácter centrado y tranquilo.

-¿Hermione? -preguntó a la otra, hizo una sonrisa nerviosa para disimular porque el otro Snape la veía desde el otro extremo atrás de Malfoy y ellas estaban susurrando.

-¡Sí! ¡Exacto! ¿Cómo lo supiste? -la joven y alegre Thalía se hizo frente a ella, confundida, aún susurraba para ser discreta al igual que esa jovencita de cabellos castaños.

-Porque Hermione Granger… Soy yo -le soltó frente a sus ojos con una sonrisa de victoria. Alzó los hombros y se despidió -Bueno, permiso… Tengo que hacer algunas cositas de la escuela -le guiñó el ojo y le tocó el codo.

-Propio -sus ojos claros se abrieron con sorpresa y entonces siguió con la mirada a la joven alumna hasta que esta salió por la puerta de la taberna.

¿Cómo iba a pensar que la mujer de la cual el mayor se había enamorado iba a mirarla a los ojos y no juzgar?

Severus que se quedó helado por todo lo sucedido, sacó la varita y lanzó un petrificus totalus a Ron quien se había hecho pasar por él, este cayó al piso como si hubieran tirado un saco de papas en el suelo de pino.

En el camino derecho, Severus se llevó a la mujer a un pasadizo escondido en esa esquina, la empujó de los hombros mientras esta coqueteaba y a la vez se sentía confundida, no por lo ocurrido con la niña sino por ver al otro Snape caer.

-¿Qué maldad le dijiste? -exigió Snape impotente, había ocurrido un terremoto e intentaba buscar las causas escondidas.

-Ninguna maldad, cariño -miraba directo a esos ojos negros furiosos.

-¿Qué le has dicho? -insistió Snape.

-Ella fue quien quiso saber, preguntó cuándo habías venido y le dije que la semana pasada dos veces.

-¿La semana pasada? ¡Acaso estás mal de la cabeza! -quiso matarla ahí mismo-, ha sido mucho más atrás, ¡Hace dos semanas o más!

-Pero también le dije que no llegaste a tercera base que porque mencionaste el nombre de una mujer… ¡Merlín lo olvidé otra vez! -vio hacia el suelo-, Harmony… Creo que era ese… ¿O era Haryori?

Snape casi se queda sin respiración, la soltó y peinó sus cabellos, se irguió asustado viendo directo a los ojos de esa mujer liberal.

-¡Es ella, le acabo de pedir que sea mi novia! -se tocó el rostro-, eres tan imprudente, No quiero saber más de ti o tus amiguitas y si me ven aquí de nuevo no se acerquen ni a ella ni a mí.

-Ups -se asustó la mujer.

Snape salió veloz a la calle y caminó lo más rápido que pudo hasta que vio a la estudiante casi cruzar el camino angosto. Apresuró sus pasos y entonces corrió, corrió lo más rápido que pudo y la alcanzó.

Agitado y sin poder decir la sostenía de la mano derecha mientras esta le daba la espalda.

-Granger, espera… Ella, esa mujer te mintió, no fue la semana pasada…

La chica se quedó en silencio con una sonrisa en los labios, nerviosa, no sabía qué decir o hacer, miraba levemente el suelo.

Y entonces,
Ella recordó ese día cuando le perseguía rumbo al castillo y la lluvia empezaba a caer sobre sus cabezas. Miró a su derecha y entonces se fijó en el árbol de cerezo japonés, el mismo lugar donde ella le colocó un hechizo de paraguas y él le entregó su capa.

Se quedó en silencio, ella no tenía algo que decir.

-Hermione -Severus soltó lento, apenas de haber recuperado el aliento-, lo juro, juro por Merlín que no vine la semana pasada, fue antes… Antes… Intenté olvidarte, intenté… -respiraba agitado-, intenté no dejar que suceda que te metas en mi cabeza y entonces regresé a esa cueva de mala muerte después de casi siete años atrás… -Rodeó el cuerpo de la chica para estar al frente de sus ojos pero ella veía hacia el suelo-, me encontré a esa joven mujer y la besé con enojo, con furia y cuando ella quiso más, me alejé y no volví más porque no pude, pensaba en ti y sólo en ti… Te prometo que es así, escúchame, pido justicia -el mayor ya no sabía ni qué decir y sobre todo no sabía cómo era capaz de estar en ese acto de ruego. Se alegraba de haber pasado por malas experiencias en el antes de ella, de hecho una de cabellos rojos, sabía que podía perder y a ella no la dejaría, por más que ella no quisiera saber de él debía aclararlo porque aquello no le quitaría la vida.

-No… -Hermione soltó lento para decirle que no pasaba nada, que estuviera tranquilo, que podía entender pero él habló de nuevo, no le dejó seguir. Se empezaba a asquear y no quería escuchar más.

-Sí ¡Lo juro por Salazar Slytherin! -su voz salía grave y ahora sí se notaba desesperada-, No pasó nada más… No sé su nombre, sólo la vi dos veces, hace años que no piso esa taberna… Cuando saliste hace un momento del castillo y Liners de Slytherin me dijo que irías con Malfoy a esa taberna intenté detenerlos pero ya habían llegado ahí…

-¡Basta! -soltó seria y sin mostrar enojo, subió la mirada hacia sus ojos negros, fue suave, cuidadosa, de verdad le estaba dando ganas de vomitar de imaginar que él se estaba besando con ella en ese no muy limpio lugar. De verdad estaba bien, un poco enojada sí es cierto, de todos modos le creía, él no le mentiría. Estaba tan distraída y dispuesta a borrar esos besos de su cabeza que ya ni pensaba que Snape tenía un gemelo malvado.

-Lamento todo esto… Lo lamento… -veía los ojos de ella atemorizado por lo que ella pueda decir o querer hacer. Le acababa de confesar que había tratado de acostarse con una mujer liberal ¿En qué estaba pensando su negra y estúpida cabeza?

-Severus, calla… -ahora sí puso cara de asco-, no me digas más porque me voy a vomitar… -tomó de la mano al mago y se abrazó a él-, te creo no tienes que decir más… ¡Por favor, calla!

Snape sintió que el lado bueno y blanco de la vida le regresó al cuerpo y al fin respiró.

Si esta niña fuera menos madura no me gustaría tanto.

-Lo lamento, de verdad lo lamento ¿Quieres saber más detalles? -tranquilizó la voz, la misma calmada voz grave de siempre.

-No gracias, mago, ahora no -sonrió con una ceja alzada-, además es tan perturbador como eso que debiste enfrentar.

-¿Qué cosa enfrenté?

Hermione pensó.

-Pues eso… Que antes de besarte a ti me besé con Ron de forma torpe casi un año.

Snape hizo cara de asco.

-Entiendo, entiendo, no es necesario que digas más…

Se acercó a ella y la besó, ella correspondió dudosa pero se detuvo de golpe.

-Ven, vamos a lavarnos los dientes por si acaso -le apretó el codo y se esfumaron en un remolino negro gracias a él.

*

Al llegar al colegio, la chica empezó a presentar incomodidad, apenas se daba cuenta de lo que había pasado.

Alguien había tomado la identidad de Snape, aún no sabía quién pero pronto se enteraría si el pocionista lo mataba primero o si este decidía contarle del niño.

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Gana en sabiduría y no cometerás los mismos errores” – Shakespeare

*Si reflexionamos profundamente sobre la derrota, es posible alcanzar la victoria.

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Cap en edición.

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