Un día antes
El mago de las mazmorras se dirigía a dirección con urgencia para darle un recado a Minerva de parte del Ministro, giró de prisa hacia el último pasillo adjunto y se chocó de golpe con Melanie y Parvati, dos alumnas de la casa de Gryffindor.
Una de ellas cayó al suelo y él se apresuró a ayudarle.
-Alumma ¿Por qué no se fija? -se despeinó pero logró controlar su ímpetu de enojo y la sostuvo de la mano apoyando una de sus rodillas en el piso.
-Lo siento tanto, profesor, es que no lo vi porque venía como un rayo fuerte y vigoroso -Severus al escuchar eso alzó la vista para verle el rostro y se encontró con una sonrisa coqueta y malintencionada.
Ayudó a esta alumna hasta que pudo restablecerse erguida sobre sus pies, confundido.
-Mh, reciban mis disculpas -inclino su cabeza rápido para irse pero la otra a su izquierda se atravesó de nuevo con él.
El mago se extrañó cuando tuvo que sujetar a la alumna con ambas manos de los hombros para que no caiga y entonces vio la intención de la otra por abalanzarse a su boca, parecía que no quería que siguiera su camino.
-Ey ¿Qué pasa aquí? -intentó arreglarse la ropa como pudo.
-Queremos estar cerca a usted -dijo Parvati con una sonrisa tierna y amigable.
El mago frunció el ceño, escandalizado, abrió los ojos con furia y dijo:
-Largo de mi vista, ahora ¡Ya, fuera de una vez de aquí! -alzó la voz sorprendiendo a ambas quienes corrieron por el ruido de enojo.
Al subir por las escaleras hacia la oficina de Minerva, como si le hubiera llovido una niña, terminó con una jovencita de cabellos rojizos en sus brazos que se acurrucaba en su torso.
-Profesor, gracias por sostenerme -acurrucaba su cuerpo para atraerlo a ella y sostenerlo del cuello.
Snape rojo por la fuerza que imprimía, la sostuvo con su brazo derecho y sacó su varita para intentar despegar a la niña de él, pero no pudo.
Estaba apresurado y le pasaban esas cosas, hasta que se dio cuenta que el escudo de su casa era Gryffindor también.
-¿Qué mosca les ha picado a las alumnas de Minerva? -se quejó frente al rostro de la chica de quince años quien lo miraba atenta y con los ojos bien abiertos y brillosos.
-No sé, se siente bien estar cerca a ti -la confianzuda alumna lo alteró y provocó que este la atrape en un hechizo de levitación y petrificacion.
El mayor limpió sus ropas, peinó sus cabellos hacia atrás y se preparó para entrar al primer recibidor de dirección para cumplir su cometido, sin embargo ahí le esperaba un grupo de al menos diez chicas coquetas que se sintieron repentinamente felices de verlo. Severus pensó rápido y salió volando en espero humo negro y remolino hasta afuera del castillo sólo para volver a ingresar en el salón principal de McGonagall.
Minerva al sentir esa presencia justo cuando iba a tomar un libro, varios cristales cayeron al piso.
-Severus, muchacho… -hizo un gesto incómodo-, me vas a provocar un infarto ¿No crees que es mejor entrar por la puerta?
-Lo siento -tomó su varita para regresar todo a su sitio-, afuera hay una barricada de niñas.
Minerva frunció el ceño, no podía creer eso, pensaba mejor que este hombre estaba de ocioso y por eso había entrado así sin pisar el primer recibidor.
El mago entregó el objeto con modosidad, y luego abrió la puerta para mostrar su repentino club de Fan.
Algunas alumnas cayeron al suelo de rodillas.
Minerva se asomó y todas las chicas atentas a verlo a él, disimularon como si vieran el marco del portón.
-Te dije que había una barricada y apuesto que no me creías -cerró la puerta de nuevo.
-¿Las has traído tú?
-No, yo ya me voy -miró de nuevo a la directora y la ventana que arregló-, por favor -dijo después de señalar el mismo lugar por donde entró sin dejarle chance a la bruja a reaccionar.
Otra vez varios cristales terminaron en el suelo.
Y la directora suspiró.
Sin dejar de sujetar su libro dejó caer sus brazos a sus muslos, abrió la puerta pero ya no habían niñas de Gryffindor para una seria explicación.
*
Esa misma tarde
-Buenos días, profesor Snape -un coro salido de un grupo de chicas Gryffindor sobresaltó al mayor mientras este hablaba con uno de los profesores nuevos que había ofendido a un alumno de vuelo.
-Buen día -respondió confundido casi por compromiso, giró para verlas mirarlo con algo extraño en sus ojos jóvenes y una sonrisa en muchas amable, pero en otras de forma escandalosa e inédita.
No conversaba de amenidades, en realidad el mago intentaba averiguar quién lo delató con la señorita Wesley.
Se detuvo un instante, quieto, hasta que estas jóvenes siguieron y los demás junto a él dejaron de apretar el ceño.
-Creo que… -uno de los profesores rubios hizo un esfuerzo por mencionar lo que vio-, si no me equivoco, coqueteaban con usted, profesor.
-Ah, entonces no me pareció -dijo el otro de cabello más oscuro.
Snape aún tenía una de sus cejas alzadas y sujetaba de la solapa a otro de los jóvenes inútiles que se hacía llamar “profesor”.
-No me quieren tener de enemigo -Severus aún intentaba intimidar con lo mismo y parece que lo consiguió. El joven profesor y compañía pasaron saliva y asintieron con energía y decisión.
*
Más tarde en la cena, profesores veían a las alumnas no perder de vista al profesor pero él estaba metido en sus pensamientos de hallar pruebas y seguir pistas.
Habían algunas cosas importantes en las cuales pensar y a pesar de su carácter estaba preocupado porque tenía que esforzarse por hacer sus asuntos con meticuloso detalle, algo que dejó claro desde días atrás.
Le sorprendía que ya no estaba acostumbrado mucho a la soledad, y no callaba con ella sus situaciones personales desde un tiempo atrás porque parecía que ella disfrutaba su voz en el inicio de la madrugada. Estaba tan relajado y extasiado en cómo Hermione se dejaba seducir a su manera sin falsedades, esa joven mujercita le ofrecía espacio para disfrutar de dos, comodidad y posibilidades altas con tildes de amor.
Ya se lo había dicho la chica pero él pensaba que era por compromiso, aún no lo creía.
Convencido estaba,
Por primera vez alguien disfrutaba de escuchar horas su forma y manera de pensar, ¿Cómo no estar impresionado con ello?
Los demás se gastaban en acercarse e intentar platicar con él y aún no era hábil para otros y posiblemente no lo iba a ser,
en cambio con ella estaba determinado a adaptarse en algunas cosas porque sabía que la chica no necesitaba que le explique que era un hombre sumamente complicado y ocupado.
Hermione le daba espacio, le aconsejaba a pesar que él no pedía eso, lo trataba con respeto y sobre todo podía pasar largo tiempo sin si quiera decirle: ¿Qué haces? ¿Cómo estás?
Estaba satisfecho,
ella era tan libre e independiente y la mayoría de veces él debía preguntar. Esa sensación de libertad para él era importante.
Dos días después de la Carta de Hermione a sus amigas.
⌨ No puedo con ellas, Hermione -el mayor se escuchaba molesto, agitado,su rostro denotaba fuerte incomodidad-, no sé cómo acabé con la joven Lovegood bebiendo de una botella de jugo de zanahoria, tengo miedo de que me estén hechizando, me den veneno o peor me estén dando pociones para convertirme temporalmente en un asqueroso profesor social y bonachón.
Granger quería reír porque no se imaginaba a Snape acompañado de Luna, atento a alguna de sus locuras juveniles y fantasmales.
⌨Tranquilo, no te enojes por favor… Deben haber entendido mal la carta, han leído que al conocerte y volverte importante para mí, eres alguien confiable.
Snape la interrumpió.
⌨Ve al grano, mujercita… -apretó entre dientes.
⌨Confían en que no eres desagradable o malo como tanto tiempo pensaban. Han tenido una impresión positiva de ti después de leer mi carta.
⌨No termino de entender -Snape ya estaba enojado-, ¿Qué les dijiste?
⌨Que me gustas mucho…
⌨Es imposible ¿Por qué me hostigan, entonces? -se sentía alterado.
⌨Es fácil, ya eras un profesor llamativo, interesante e intelectual, y ahora parece que quieren lo mismo que yo he notado en ti.
⌨Pero no soy un docente de Hogwarts con ganas de tener amigas de diecisiete años de edad, soy el mismo hombre de siempre, Hermione. Me basta tener una mujer de casi diecinueve, la cual me encanta por su puesto y no me quejo -explicaba pausado-, y que aún es mi alumna, no quiero más de eso aquí y en Hogwarts, es suficiente de atención, es demasiado para mí.
La chica quería reír por el enojo de su oscuro hombre ya que no era su intención provocar aquello. Bueno, quería matarse de la risa en realidad y sobre todo después de escuchar todas esas quejas de coquetería Gryffindor.
⌨No Severus, no me refiero a que quieran ser tus alumnas o amigas, ellas ahora te miran como un objetivo masculino, le atraes a esas chicas sólo porque yo me interesé en ti -la alumna explicaba con cuidado y paciencia-, piensan que si deseo salir contigo es porque eres alguien que realmente vale la pena.
Snape hizo un gesto incrédulo incluso su rostro se deformó frente a la cámara.
⌨¿Acaso tú eres su ejemplo a seguir? ¿Si te lanzas por un precipicio ellas también lo harán?
⌨No, pero saben que actúo con cuidado.
⌨Pues yo no quiero un club de Fan, perfume de niñas en mi aula o miradas furtivas a mi insacrílego cuerpo. ¡No más obsequios! -alzó la voz-… ¡Tienes que decirles que estamos en una relación para que esto pare ya! -Se encendió muy molesto.
⌨Lo haré, lo prometo, por favor ten paciencia y no te enojes conmigo. Recuerda que tú quisiste que les diga… -ahora sí le habló con seriedad , cuidado y precaución.
Snape le cortó bruscamente a Hermione, no se despidió porque la noche anterior había estado soñando que volaba en una parvada de chicharrones de langostino gigantes junto Lovegood.
Recordar era terrorífico y no le había dejado dormir.
*
Al colgar esa llamada fugaz, Hermione no pudo resistir reír a gran voz, no sabía que sus jóvenes y coquetas amigas de verdad querían conquistar a su profesor.
Se imaginaba la escena con Luna en las pesadillas del profesor.
Debía de ser algo molesto aunque lo pensaba y pensaba y no conseguía sentir celos. Quizá antes lo hubiera hecho pero Snape le daba tanta seguridad que sólo quería reír por esa situación increíble.
Tomó pluma y pergamino para decir:
📜Hola, chicas
les escribo para contarles una excelente y extraordinaria noticia.
Ustedes saben que he tratado más tiempo al profesor y simplemente me he quedado tan encantada con sus formas al ser como una especie de amigos, es lo que les dije en la anterior carta.
Ha tenido atenciones hacia mi persona otra vez como un caballero, tan sutil al estar solos, tan recto sin dejar de exponer en el secreto una especie de cuidado y respeto sincero…
¡Cielos!
(Léase en secreto y susurro)
Hasta fue galán en una de sus visitas aquí a Durmstrang y me he quedado embobada por la forma en que me habló, estuve tan cerca a su rostro… ¡Merlín!
Explica tan paciente cuando me ayuda con alguna tarea… toqué su mano sin querer y sus ojos se quedaron en los míos por unos segundos, mi estómago quiso dar mil volteretas ¡No lo puedo creer!
Me reuní con él hace unas horas y le pregunté con formalidad y valentía a través de una llamada que si quería ser mi novio, le confesé que quería probar conocerlo de una manera más personal, le dije que era un hombre excepcional y no aguanté más coquetear frente a sus ojos, debía decirle que empezaba a sentir cosas importantes por él.
Y pues… ¿Qué creen?
¿Qué creen, chicas?
Me dijo que sí.
¡Sí!
¡Es increíble esto, Merlín!
Estoy muy feliz, aún debemos conversar de forma personal y no sé lo que pase, no sé si pueda atreverme a besarlo la próxima que esté frente a él.
¡Me siento como una tonta!
Les estaré contando más detalles en la siguiente carta porque ahora me acaba de llegar un obsequio, quizá sea de él.
Un abrazo, chicas, a ver qué opinan.
📜
Cuando Ginny leyó aquello en baja voz dentro de una de las habitaciones de las chicas, todas suspiraron por Hermione aunque la opinión de Parvati fue apoyada por algunas de las jóvenes presentes.
-Bueno, ya no puede ser novio de ninguna sino Hermione es capaz de matarnos con rapidez, pero podemos hacer que el profesor sea nuestro amigo ¿O no?
-No creo que quiera, es tan reservado -soltó Ginny rendida.
-¡Ay que intentarlo! -animó otra vez Patil pero no Parvati sino su gemela Padma.
Las chicas se le quedaron viendo con las cejas sorprendidas, Ginny, Luna, Melissa y Andrea asintieron con energía en aprobación.
Snape quería librarse de ellas gracias a la nueva carta de Hermione a sus amigas, pero no lo consiguió.
*
Al siguiente día estas mujercitas estaban encerradas en el aula de Snape, con él, encantadas de lavar, secar, perfumar el suelo, ordenar las repisas, cambiar etiquetas, traer ingredientes y convertir esa aula en una especie de santuario sagrado, por la delicadeza y empeño que ponían en este.
Severus estaba más que satisfecho, quiso sacar provecho, sentía que era como una especie de Rey, al fin y al cabo ellas se esforzaban y parecían estar felices de recibir una amonestación departe del profesor Snape.
*
Minerva al enterarse de que Snape tenía recluídas y en castigo a las alumnas de su casa, llegó corriendo y encontró esa escena rara,
a ellas, cada alumna ordenada en una mesa larga admirando a Severus, mientras este les enseñaba a hacer veneno para eliminar granitos de la piel.
La profesora vio sus jóvenes rostros alegres y coquetos, la forma en que miraban al pocionista.
Sintió el olor del lugar, las etiquetas de plata y oro que ellas habían comprado para impresionarlo y todos esos regalos sobre la mesa de Snape.
-¿Qué sucede aquí? -reclamó la directora tocándose el corazón con la mano derecha.
Snape respondió impaciente:
-Pues tienes alumnas que sólo quieren mantenerme ocupado, les dije que no tenía tiempo, me han insutado, las castigué, me han hecho todo el trabajo y luego me han adulado sólo para estar aquí una y otra vez -la cara de Snape era de desconcierto y desesperación, estaba sufriendo-, ¡Por favor debes hacer algo cuanto antes, Minerva! ¡Estoy a punto de darles de beber una poción! -el mago señaló un caldero encendido detrás de él.
Era en serio, estaba apunto de enviarlas a San Mungo.
-¡Por Merlín no, Severus! ¿Qué sucedió? -miró a Ginny Wesley-,
¿Señorita Wesley, Señorita Parvati, qué le han dicho al profesor?
Las jóvenes sonreían con coquetería en un estado relajado, admiradas por el profesor. Les encantaba oler el perfume de él, querían estar cerca.
¡Tus alumnas están locas, Minerva! Se metió dentro de la cabeza de la mujer mayor.
-El profesor nos ofreció una clase privada si ya lo dejábamos en paz por esta noche -Luna habló con esa voz inocente y sincera que le caracterizaba.
Y mientras tanto en la mente de Ginny: Me encanta cómo expone la clase, profesora, eso pasa.
Ahora era que apenas notaban que Snape era llamativo, era tan alto y magnífico.
¿Qué había pasado? ¿Se les había caído una venda de los ojos o sólo querían abusar de su profesor?
Con exageración veían que cada detalle del mago les ponía a mil por hora, incluso cuando advertía o amenazaba con expulsión académica, su dedo índice tan largo y puntiagudo les causaba desvarío.
Definitivamente el mago estaba de moda y mientras más chicas pensaban eso, la competencia por acercarse aumentaba de diez a cien.
¿Qué hice mal? Repetía Snape
Y se dio cuenta que sí sabía.
***
Después de pasar esa noche larga para Snape,
al atravesar la puerta hacia su primera clase, se quedó pasmado, pegado al suelo y sin habla, ni si quiera pudo azotar la puerta como siempre porque hubiera tirado un juvenil brazo femenino al patio.
Su clase de la mañana tenía el salón de defensa abarrotado no sólo con alumnas que no estaban inscritas en su clase y que habían hecho un cambio con alumnos varones, mandando a estos con otros profesores incluso si también gustaban de él.
Su salón era el horror y estaba lleno con otras jovencitas que habían conseguido entrar sin permiso tan sólo para deleitarse de su presencia y lección académica, todas, absolutamente todas le llevaron obsequios valiosos de distintas clases en adivinanza de sus gustos oscuros; Calcetas caras color negro y al menos un millar de manzanas.
Severus levantó una ceja casi convencido de que no era tan malo tanta admiración, sin embargo agarró coraje para no desmayarse frente a esa femenina y exagerada atención.
-Largo… -susurró primero-, ¡Largo de aquí! -subió el tono-, Largo de aquí -soltó lento alzando su varita de pino negro frente a sus ojos maravillados sin embargo tomaron sus cosas y se marcharon.
Canceló una clase, por primera vez en toda la historia de Hogwarts con él.
*
Todas estas alumnas ahora lo seguían por aquí y por allá y algunas otras exageraban en suspirar cuando él alzaba su cuchara para sorber su sopa, dejaban salir su voz de admiración por sus movimientos en el acto alimenticio,
tan fuerte,
en armonía y un perfecto escándalo, tanto que parecía un coro profesional en todo el comedor.
-Ah -seguían las chicas cuando él volvía a sorber pero esta vez del tenedor con fideos verdes.
-¡Merlín, ya basta! -golpeó su mesa con su mano y la punta de su cuchara.
Peinó sus cabellos hacia atrás e intentó seguir comiendo.
-¡Severus, por favor! -un profesor rubio e inglés lo cayó mientras Albus y Hagrid se aguantaban la risa con los cachetes inflados de comida.
El mago se acercó hasta su rostro y susurró.
-No, nada que “por favor”, esta misma tarde, juro por Merlín, que las voy a hechizar así me expulsen de aquí.
Las chicas conseguían que se pusiera rojo y que algunos otros profesores como Amaru empezaran a sentirse celosos, sobre todo por esas jóvenes guapas que sólo pensaban en tocar.
El mago de las mazmorras puso su mirada en Dumbledore y se dijo así mismo que quizá ese era el imprudente profesor.
Lo miró con los ojos entre cerrados, sus ojos claros y su cara roja por aguantarse de reír.
*
Snape pidió permiso a Karkarov para que otra vez, el siguiente domingo Hermione vaya a Hogwarts y con un disfraz compruebe que le decía la verdad.
Y lo que no sabía era que Hermione le traía una mala noticia para esa noche.
Estaba enterada del video, de la información de su computadora y de la primera llamada al Ministerio que iban a tener pronto,
Los dos.
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“Ligerezas como el aire son para el celoso fuertes confirmaciones, como un testimonio de las sagradas escrituras” – Shakespeare
Cualquier detalle puede ser malinterpretado si tenemos el sesgo cognitivo del celoso compulsivo.
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CAP en edición.
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