7:40 a.m. fui a darme una ducha muy tibia mientras examinaba todo lo que había sucedido un día antes. De verdad me sorprendió ver a Daniel así, tan desconocido, agresivo, perdido y ebrio, lo que supuse fue por causa del alcohol, me dio intriga el que me cele así porque me hizo recordar que desde antes estaba muy celoso de él, de Bartolo. Tantas veces que lo mencionaba y quería saber si iba a salir de nuevo con él, esos celos… Eran como celos de acaparar… Celos… de querer toda la atención, pero por otro lado, como decía mi padre; “Un hombre celoso es un hombre enamorado”.
Eh ahí mi padre, como si no hubiera tenido suficientes escenas de celos por él.
Después que salí de la ducha me dirigí a la cocina, abrí el refrigerador de color marfil al costado de la alacena blanca, tomé un vaso de cristal que reposaba como siempre en el estante superior, tomé de adentro de la segunda rejilla del refrigerador la caja de jugo de naranja jumex y me serví una cantidad generosa a mi deleite fanatismo de la vitamina “C” por las mañanas. Prendí el televisor con el control que estaba a un metro de mí sobre la mesa blanca del centro, jalé el banquillo alto y me senté mirando de frente.
Un accidente automovilístico me daba los buenos días a la distracción de mis otros sentidos que no saboreaban el jumex, vaya comienzo del día, vaya pensamientos míos porque ni veía la tele, ni tomaba el jugo, ni tocaba el vaso, ni estaba sentada en aquél banquillo, solo pensaba y pensaba… Pensaba mucho en Daniel.
Sonó el celular.
-Qué tal Francisco?- Respondí muy alerta.
-Hola hija, ha llegado un paquete a tu nombre, ¿Quieres que te lo lleven a la suite?-
-Claro que sí, que lo dejen en la estancia, la puerta está abierta, yo mientras tanto estaré en la cocina y después me voy a cepillar los dientes.-
-Vale pequeña, aviso para que lo lleven a la estancia.-
-Me encanta que me digas así, me hace recordar a mi padre. Entonces al rato nos vemos, adiós !te quiero!-
-Y yo a ti mi niña, te quiero también!!!, ahí te dejo el encargo.-
Y me pierdo, estoy perdida en el borde del vaso que es tan interesante e infinito, me gusta tanto esta textura, tan suave, tan pulida, tan tranquila. Salí de ese estado paralizado de mi mente y me fui a ver qué pasaba con ese encargo que parecía ser tan importante.
Vaya sorpresa que me di cuando al fin estaba en la estancia, no podía alcanzar ver el suelo por lo repleto que estaba de flores, rosas rojas de muchos tamaños y tonalidades, el aroma se esparcía rápidamente por toda la suite. La emoción invadió mi cuerpo cuando me acercaba a cada uno de esos arreglos para ver en la tarjeta que traía. “Te amo Liliana, te amo como ama el sol a la tierra al darle toda su riqueza y energía”, “Te amo mi amor, como ama el verde pasto a las montañas para abrigarlas de su color, de su calor”, “Te amo Liliana, como nunca un hombre ha podido amar antes a una mujer”, “Te amo Liliana, te amo como amo a todos mis sentidos y sentimientos, a mi alma y a mi propia vida, te amo porque es inevitable no amarte así, porque el mundo no sería nada sin el amor, y yo soy el mundo, y tú eres toda la vida que hay aquí…”
Iba dando un paso adelante mientras leía aquello escrito en letra alargada, apretada, nerviosa. tenía tantas ganas de encontrarlo al final del camino de esas rosas, tendida suavemente una atrás de otra llegando al ascensor, a las escaleras, todo el patio, es una locura ya que en ningún jardín vi tantas flores maravillosas, tantas de esas rosas rojas.
Bajé por el ascensor con tanta impaciencia, llegué al patio cerca de las oficinas y me choqué con Francisco que ya hacía con un ramo en sus manos, Laura y los demás también admiraban aquello con tanta sorpresa.
-¿Dónde está él, Francisco?-
-No lo he visto, Lili. !No pensé que este era el paquete que se recibiría!-
-Disculpe, ¿Es usted Liliana?, ¿Me puede firmar aquí?-Se acercó uno de los repartidores.
-Sí, soy yo, ¿Me podría decir por favor el nombre de la persona que mandó todo esto?- Le decía mientras firmaba el documento de entrega
-Lo lamento, nosotros solo repartimos las flores, tendrá que llamar a la florería.- Fue muy cortés de su parte y no me ayudó en nada
-Gracias de todos modos- Dije desilusionada
Y es que no tenía que preguntar para saber quién me había traído estas flores, así que sonreía incontrolablemente de felicidad hasta que me habló Laura.
-!Tienes que ver el vestíbulo, Liliana!, Está realmente hermoso!!!-
-¿Ahh?- Caminé hacia el vestíbulo junto con Laura que me jalaba del brazo mientras compartía su emoción
-!Oh Dios santo!- Mi corazón se quería salir de la emoción al ver repleto todas las mesas, el suelo, la pista de baile, el balcón y en el centro del vestíbulo un arreglo floral muy grande que decía. “Eres el aire que respiro, ven por favor!”. “Estoy muy enamorado de ti, tanto que siento que es un pecado quererte tanto!
Al leer las tarjetas me sentía como en un cuento romántico, él escribía a veces versos y otras veces sólo eran sus sentimientos. Es muy intenso leer de un hombre algo como esto ya que no suelen ser tan sentimentales… No sé cómo decirlo, este hombre nunca lo había visto, se quedó en épocas antiguas pero me encanta que sea así. “Dame una oportunidad de demostrarte quién soy en verdad, no temas, te amo”. Sus palabras…
-Laura, esto es imposible, ¿Cómo han podido hacer todo esto en pocos minutos?- Le daba la espalda a la entrada principal
-Es que no lo puede haber hecho sólo un hombre…- (Interrupción)
-Además la idea fue de uno muy enamorado, que quería demostrarle a la persona que se robó su corazón, que la ama con tanta verdad, con tanta que no existen las mentiras, ni las decepciones en su interior, con tanta verdad y afirmación como todas las noches que estuve pensando en ti, que no dormía, que no comía, con tanta verdad y sin ninguna casualidad como te apareciste frente a mí cada día que pasaba desde que vi tus ojos por primera vez, con tanta verdad que si no te tuviera en mi vida de alguna u otra manera no sería nada y estaría vagando por ahí, sin razón de mi propósito principal que es vivir.
Y sabes Liliana, no me importa si me rechazas hoy o mañana, voy a seguir amándote siempre porque voy a vivir tan solo viendo que estás viva, y que sonríes, y que eres feliz, “Te amo Liliana, como aman los peces al agua, su estancia, su lugar, su fuente, su mundo” !Te amo tanto Liliana!!!-
La voz de Laura había sido interrumpida por una voz muy gruesa y conocida a mis oídos. Que me hizo temblar.
-Mi amor- Dije en voz baja pero lo escuchó Laura y la persona que estaba detrás de mí.
-Me alegra escucharte decir eso, Liliana, amor mío.-
Era Daniel que se acercó a mi oído sin que yo lo viera de frente, tenía una rosa en la mano.
Comencé a sentir que sus manos se posaron en mis hombros con tanta sutileza y suavidad mientras me giraba hacia él y me abrazaba con tanta fuerza.
-Daniel, sabía que eras tú, extrañé tanto este abrazo.-
Se lo susurré al oído.
-Ya no vas a extrañarlo mi vida, porque ahora te abrazaré siempre y a cada instante.-
Terminó ese abrazo largo, me separó de él, me miró a los ojos con esa mirada que solo él tenía.
-Me harías muy feliz si aceptaras ser mi novia.-
Se acercó y susurró cerca de mi oído izquierdo mientras me entregaba un anillo con un corazón de oro. Me miraba con esa mirada intensa que me derretía y hacía que me ponga nerviosa y me daba esa sonrisa tan hermosa. OHHH Estaba tan guapo!

-Entonces déjame ser feliz a mí también. Porque, yo acepto ser tu Novia, Daniel!-
-Ohh mi alma, Gracias!!!- Me abrazó de nuevo muy fuerte mientras que su respiración pasó de estar nerviosa a calmada, profunda, animada y tierna. Y me levantó del suelo abrazándome de la cintura mientras yo con la sorpresa solo me recosté en su hombro y luego junté mi frente con su frente para quedar delante de sus ojos.
-Liliana, ¿Quieres ir a cenar?-
-Si Lindo, gracias.-
———
Llegó la noche y me habían ayudado a reunir todas las rosas y colocarlas en muchos lugares del hotel, incluso los inquilinos se llevaban al retirarse un ramo de rosas grande al igual que al ingresar a sus habitaciones, ese detalle les encantó mucho.
Al regreso de cenar con Daniel, habíamos estado todo el resto de día juntos, hablamos de tantas cosas, me pidió que le contara cuándo comencé a enamorarme de él, hablamos de aquella vez en la biblioteca, de lo que había ido a hacer en el cine ebrio, y en fin, lo llamaron de la empresa y se tuvo que ir cerca de las 6:40 p.m. Y se fue el día, me acosté en la cama…
Ay Daniel, si supieras que te tenía aquí conmigo aunque no te tenía, que podía escucharte, estabas aquí tan cerca, que me moría por llamarte pero esperé tu llamada, que me has quitado el hambre todas las tardes, que me gustaba sentirme así, patética, enferma, que me gusta repetírmelo a mí misma, que me gusta pensar que lo crees, que una chica de veinte años podía dar todo de sí por estar frente a ti, estaba desesperada, y sabes que solo una persona enamorada puede sentir todo esto que yo siento por ti…
De pronto vi en esos pensamientos a mi padre, me enredé en la sábanas, el edredón cubría mis pies, mi padre me hablaba a los catorce años de edad, me contaba de sus novias antes de mi madre, me dijo que a mi abuelo no le gustaba él, que lo discriminaba por ser Español.
Decían que era malo, mujeriego, machista y racista, me contó que por mamá luchó mucho, que le llevó mucho tiempo llevarse bien con mis abuelos, lo discriminaban tanto por venir de Europa… Alzó la miraba, se quedó callado y me dijo: “El camino más largo será el más corto, el que te de más felicidad, el que cumpla todos tus ideales sin arrepentimiento, vivir no es fácil mi pequeña, y siempre hay que ser perseverantes”
Y fue en ese momento que recordé aquello que quería decir mi padre la otra noche en los cristales de la tienda de electrodomésticos, lo recordé todo. Tenía que empezar a ponerlo en práctica, me quiso hacer ver que me apoyaba a pesar de sentirme sola aquél día.
Lo que no supieron mis padres es que con ellos se había ido tanto mi futuro, y algunos sueños, el ver que estarían en la fiesta de graduación, el que conozcan a mi esposo y a mis hijos, que se alegren cuando haya realizado con éxito mi primer trabajo, cuidarlos hasta que estén ancianos.
!Dios!
Y entiendo, que a pesar de que ya se han ido, ahora tengo una familia muy grande y tengo que seguir adelante con mi vida. Ya estoy en ese camino largo.
Gracias Papá! Gracias Mamá! Los amo!
……
Al día siguiente…
Como a las 10 a.m. Empezaron mis primeras clases, eran de esos profesores particulares, los mismos de la universidad solo que cobraban más.
Los profesores eran tres; Margarita Gutierrez, Sor Elionor Monso de la Merced, Gustavo Medrano. (Este otro también religioso) Me tranquiliza saber que son los mejores tres profesores que tiene mi facultad en la escuela de Arte, mis clases se repartían de la siguiente forma:
Lunes- Miércoles – Viernes clase con Sor Elionor por dos horas seguidas cada día, después en esos mismos días con la profesora Margarita una hora y media con un intermedio de treinta minutos. Martes y Jueves con el profesor Gustavo, !Uuuyy con lo que me costaba ese curso!, y lo pesado que era, traía consigo siempre mensajes escondidos para convertirme pero lo que más me fastidiaba no era la información sino el profesor, así que me han quedado libres los sábados y los domingos donde podría pasar todo el día con Daniel si es que él tuviera el tiempo igualado, por otro lado me daría el tiempo para visitar más museos y galerías de arte que es lo que más me apasiona.
Ya casi como a las siete de la noche recibí una llamada.
-Buenooo, ¿Cómo está el cielo en esta noche, Ángel mío?-
-Hola hermoso, eres tan lindo, yo estoy muy bien, ¿Tú qué tal?-
-Yo muy feliz, muy contento y ansioso, quería invitarte a… Por cierto, ¿Cómo te fue en las clases de hoy?-
-De Lujo, estuvieron muy buenas, conocí a mis profesores, y dentro de los cuales tendré que lidiar con dos religiosos, Fray Gustavo y Sor Elionor, buena gente para qué te cuento más, me gusta el método que utilizan para expresarse, son joviales, un poco estrictos y muy buenos ya que por nada me los han recomendado en el decanato.-
-Me da gusto mi amor, me da mucha alegría que estés avanzando en las cosas que te gustan, siempre tienes que dedicarle tu tiempo a las cosas que te apasionan, si bien es cierto que uno da todo por lo que más quiere, algunos no terminamos de saber que para una persona lo más importante en cuanto al desarrollo personal es avanzar y cumplir todas sus metas trazadas, mi madre por ejemplo, lo dejó todo por mi padre pero esa es una historia triste porque explicaría la razón por la cual no me crié con ella, por eso yo te aliento mi amor, mi pequeña a que seas lo que quieras ser y mientras más lejos quieras llegar yo voy a darte mis manos, mis fuerzas para empujarte y que nunca te rindas, te daré todo de mí con mucho amor porque te amo y quiero lo mejor para ti.-
-Oh vaya lo siento por ti y por tu mamá, yo de verdad no podría opinar de algo como eso, solo decirte que yo no voy a dejar que nadie te deje, que nunca estés solo, yo quiero estar contigo siempre Daniel. Gracias por el consejo que me das.-
-Vaya linda… Eso que acabas de decir me ha alimentado de una alegría inexplicable con palabras, yo solo puedo decir que deseo eso con todas mis fuerzas.
Oh sí… Quería invitarte a cenar a un lugar que venden los dulces más exquisitos de toda Sevilla, bueno, el lugar es muy antiguo pero lo que hace que sean únicos es su cocinera con sus sesenta años de experiencia, la joven está muy bien preparada já,ja,ja-
-Creo conocer ese pequeño restaurante ¿Está por Santa María la blanca, cierto?-
-Así es, ¿Ya has ido antes? –
-Sí por su puesto, mi abuela hace poco cuando llegué me ha llevado y mis padres cuando era pequeña me traían a visitar esta hermosa ciudad y los lugares que les gustaba claro está.-
-Tú ciudad, ahora esta es tu casa. No lo olvides.-
-Lo es, mi nueva ciudad a ver cuánto dura porque con esto de los hoteles, hospedarme cerca de algún otro o por lo que sería lo mismo hospedarme ahí de donde recaudaré ganancias, lo que me parece genial es que los hoteles a pesar de ser conocidos no son caros, ya que bien podría tener la suite en cualquiera de los hoteles repletos siempre pero menos en el que me hospedo ahora ya que ahí vive la mayoría de mis empleados já,já,já.-
-Me parece tan noble de tu parte que ayudes a algunos de los empleados que viven lejos de aquí, ellos saben que es un sacrificio grande el dejar a sus familias y solo verlas el fin de semana aunque del sueldo no creo que se quejen.-
-Cierto mi amor, pero no sabes lo feliz que me hace sentir que son mi familia.
Respecto al lugar que me dices quiero que sepas que confío en tus gustos culinarios y apuesto que será más que un placer volver a ir a aquel restaurante pero esta vez acompañada del amor.-
-Qué cosas dices pequeña, el placer es mío multiplicado por mil, además tengo un secreto, a que no sabes quién es cliente especial de ese restaurante, ese barbudo que te gusta, el Cigala, tremendo artista de ves en cuando me lo he encontrado ahí regalando dos bulerías a ese restaurante sin costo alguno, y es que cómo no cantar con la delicia de sus dulces.-
-Ya hombre, ya, te estoy saboreando esos dulces desde ahora, ¿Qué te parece si ya vienes por mí?-
-Ay vida mía, ¿Crees que voy a estar perdiendo el tiempo?, si ya estoy con el chofer camino al hotel desde hace más de quince minutos.-
-Sí mi cielo gracias, porque ahora tengo más de tres motivos para llegar lo antes posible jijiji. Tú, El cigala y los dulces.-
-Tremenda que ya vi por dónde vas.-
-Mira Dani, lo único que sé es que voy contigo y para mí eso basta.-
-Mira qué guasa y yo te creo Liliana mía.-
-Jajaja- Me reí al teléfono muy fuerte
-Ya está, ahora sí sé por dónde y hasta dónde vas já, já, já-
-Ay amor solo voy contigo y más allá, tú eres mi camino largo ese en el que siempre quiero estar. No pienses que quiero ir para ver a Diego el Cigala y pedirle un autógrafo o quizá tomarme una foto y besarlo en la mejilla, o decirle que me encanta cómo canta. Jajjajaja.-
-Qué cambio el tuyo, eres una malvada… Pero me gusta tanto cuando hablas así.
Preciosa ya llegué me subo a darte el encuentro en unos minutos estoy en la suite ¿vale?-
-Te espero lindo.-
-Gracias princesa, hasta luego.-
Me fui a la habitación a sacar un abrigo de color blanco, una especie de suéter hermoso con peluche en el borde de la capucha, es a la medida, apretado y hermoso y un cierre que se abre del lado izquierdo de mi pecho, traigo unos vaqueros celestes apretados desde los tobillos con la tela rasgada por la moda, unas botas de taco que combinaba tan bien con la chamarra, es de color carne al igual que el peluche de mi capucha, iba a salir con un ligero fresco a fuera, hacía viento regular y la temperatura no era de las calurosas, nos íbamos a la calle Santa María la blanca, el café Bar es muy hermoso, hace mucho que no iba y realmente la emoción por recordar aquél lugar donde muchas veces fui a pisar con esos zapatos de charol que a mi madre le encantaba ponerme en la niñez o esas zapatillas nike que mi padre había traído de Manhatan en un viaje por conseguir la firma de su autor favorito de un libro llamado: “Historia del Arte en New York”; esas zapatillas cuando cumplí los 14 años de edad; o la vez que demoré casi una hora para ir a comprar aquél vestido de verano con tiras por el cuello, nos encontraríamos con la abuela ahí, en “Altamira”, el Bar Café que amaba mi abuela, orgullosa por sacarse en su juventud una fotografía…tener una fotografía con el más grande cantaor flamenco en España, El gran Manolo, la fotografía que sigue siendo conservada en su suite a la cual no entro hace más de un mes por no hacer sacrilegio de las hermosas pertenencias de mi abuela, aunque me lo ha dejado completamente todo yo he preferido apartarme y regalárselo a Francisco ya que él es o fue su más grande amor en la vida. Y fue ahí en ese Bar donde mi abuela siempre rompía el silencio a carcajadas y disfrutaba, reía y compartía con mis Padres como la familia perfecta que éramos “Los Cáver”.
Y entonces llegó hasta mi puerta, tocó muy suave y le abrí, se veía tan guapo, con ese cabello peinado hacia atrás con gel dejando caer sobre la frente ese mechón de cabello semi ondulado, me causaba un poco de gracia el que Daniel haya cambiado los trajes Armani por la ropa de vestir Lacoste y sport, las camisas elegantes por los sweaters apretados y oscuros le hacían ver tan joven, esos zapatos casi en punta con taco por esas zapatillas zapato colores claros pero bonitos y muy bien combinados con la ropa que ahora estila y es que era casi obvio que de alguna forma quizá le imprimía la necesidad de verse más joven, pero es que él aún no sabe que yo me sentía orgullosa de verlo como sea y que para mí no sería molestia vestir tan elegante como él a pesar de mis caprichos de post-adolescente y post-moderna con gustos variados y ambiciosamente coloridos y es que esa era la ropa que realmente a mí me hacía sentir cómoda pero con esto de la administración en el hotel, los gustos por el buen vestir a mí me estaba haciendo mucho bien.
-Hola lindo.- Lo miré con ojos de alegría y emoción, me quedé quieta admirándolo, con una cara que aún no sabía poner, de inquietud o de querer abrazarlo já,já,já.
-Hola preciooooosaaaa, no sábes cuánto gusto me da verte, mira, siente mi corazón cómo está de agitado y nervioso, hasta parezco un niño, y es que eso es lo que soy contigo, un niño que a penas se enamora, alguien que siente como nunca había sentido antes, vaya mi amor, estás tan hermosa.-
-Gracias, tú estás muy guapo.-
Él cuando había entrado muy coqueto y arreglado con sutileza se sentó en el mueble frente a mí pero en el transcurso de la conversación se paró y yo al mismo tiempo y nos quedamos viendo.
Vino hacia mí y me abrazó muy fuerte, me dejé caer en sus brazos a lo que el respondió abrazándome aún más fuerte, se acercó a mi oído y me dijo con esa voz tan grave que me hacía temblar.
-Te amo tanto Liliana, no sabes lo que me llena de vida respirar el aire que respiras.-
-Oh mi amor qué dices, me quitas el aliento. Y yo te amo Daniel, con esa misma alma que tú me das.-
Me quedó mirando y me tomó del mentón para decirme.
-Hermosa, es ese el balcón de dónde me hablaste aquél día que hablamos de…
Vaya que desde aquél día te estaba diciendo que ya me gustabas a morir solo que no me entendías, MUJER.-
-Sí sabía que me estabas coqueteando solo que pensé que era broma porque no fuiste directo en ningún momento, sólo me estabas dando información y yo lo manejé como fue, como palabras que tenía que escuchar y sin preguntas. Me confundiste muchas veces aunque esa mirada tuya a veces me hacía sospechar. Pero no pude tener la certeza desde un principio, yo pensé que nada más me estabas confesando cosas tuyas, cosas personales.
Las respuestas que te di, quiero decir que a las preguntas que hiciste yo te respondí con sinceridad, me podía enamorar porque eso no era imposible, y tú ya te habían prendido de un brazo en mi corazón es que verte a cada momento y ver esa sonrisa y la forma en que me hablabas… desde ahí mi alma, tan lindo y atento pero sobre todo porque habías llegado a mí de una forma peculiar casi odiándome o temiéndome já, já, já. Tú planteaste esto, estabas planeando que esto pase verdad?-
-No, yo sólo quería que te enamoraras de mí porque tú me gustaste muchísimo desde un principio y me enamoré de ti muy rápido.
Ven mi amor, vamos hacia allá, me encantaría ver la vista, por la tarde siempre se ve muy hermoso aunque si miro a través de tus ojos ese será un espectáculo celoso y maravilloso.-
-¿Tan temprano con el romanticismo?-
-Já, já, Soy Sevillano, y sevillano que no es romántico no es sevillano… ¿Vamos mi amor?-
Me tomó de la mano y me llevó hacia el balcón, se paró a mi derecha y tomados de la mano se viró hacia mí apoyándome al borde de la baranda y me abrazó de nuevo, luego vio hacia el paisaje con ese rostro tan galante.
-Nunca había sentido mi corazón latir de esta forma, Liliana. Cuando uno no controla sus sentimientos a veces puede morir de amor y ahora siento uno de esos sentimientos como si quisieran acabar conmigo por dentro y explotar de gusto.-
-Y el mío tampoco había latido así, tú lo sabes Daniel. Pero es un sentimiento que vale la pena.-
-Lo sé amor, quería decirte que… pues… Discúlpame pero es que no sé cómo…-
-¿Qué pasa, amor?-
-Es que no sé cómo darte…-
Se acercó a mí muy nervioso con los ojos brillantes y aguados, puso su mano derecha en mi rostro y entonces todo se paró en un instante.
Se acercó más, mi respiración corría a más de mil casi alcanzaba la de él, el ruido era un fantasma y se había alejado, el silencio completo me hacía escuchar tan claro nuestros latidos mientras él solo me veía a los ojos y se acercaba más y más, !Oh Dios! estaba tan cerca y ya deseaba sentir sus labios.
-Daniel, mi corazón, ya se salió de mi cuerpo, lo juro. Te amo, escúchalo alrededor, siente que ya no llegan a mis oídos sus latidos.-
-Eres mi vida, quiero que estés conmigo siempre porque si no me moriría, pequeña, !Te amo, Te amo! Me quiero morir de alegría. Nunca había sentido algo así. Soy tan patético, mírame que casi lloro de los nervios.-
Se acercó más aún… Cada vez más cerca su respiración empezaba a ser más rápida y profunda.
-Si hubiera tenido que arrepentirme algún día de algo eso sería de no haber sido valiente contigo Liliana.-
-¿Valiente, Daniel? ¿Por qué valiente?-
-Sí, valiente por acercarme a ti, por enamorarte como lo he hecho sin pensarlo más de dos veces. Por estar frente a ti. Pensé que no iba a pasar nunca. Ahhh no sabes cuántas veces me imaginé esto los días que estuvimos lejos. Me imaginé…-
Y comenzó a besarme mientras las lágrimas caían por su rostro, me besó como si me hubiera pedido permiso, como si antes algo lo hubiera detenido, como si no hubiera besado antes a una mujer, me besó tan tierno, tan romántico, tan apasionado mientras le respondí con este corazón que se había parado para quemarse en llamas mientras sus labios acariciaban los míos y la piel… Todas las expresiones de aquél sentido, la piel de nuestros rostros, de nuestros mentones, la de nuestros cuellos, de nuestras lenguas, nuestras manos, la piel de su nuca y la mía, la de sus brazos rodeando mi cuerpo con mucha delicadeza y a la vez con mucha fuerza como para no perderme, todo lo que aquél beso hizo callar abría paso a que nuestras almas se juntaran, gritaran por tanto amor hasta que entonces se acabó por el sonidillo de mensajería en mi celular, me miró de nuevo con esa sonrisa coqueta y se acercó a mi oído para decirme susurrando.
-Vamos mi alma.-
-Vamos mi amor.- Dije
Mi corazón comenzó a latir de nuevo
Salimos de mi suite y nos fuimos a Altamira.
En el camino dentro del auto, él sentado a mi lado, tomaba mi mano y yo sentía escalofríos.
Luego se acercó y me preguntó.
-Puedo besarte de nuevo?-
Entonces me acerqué y yo lo besé con mucha pasión. Quería desquitarme el haber estado lejos de él, no haberlo llamado, no haberle hablado ese día en la tienda.
-Oh Liliana, este beso que me das ha encendido fuego en mi corazón.-
-Está bien, ya no te besaré.-
-No espera, no me refería a que dejes de hacerlo, lo que pasa que me gusta mucho. Y pues… Te confieso que estoy temblando.-
Yo lo besaba muy despacio en el rostro, yo estaba a su derecha, me acomodé más cerca a él para abrazarlo por el cuello y luego tomar su mejilla izquierda con mi mano derecha y acercarme más a su mejilla derecha.
Entonces vi ese cuello y respiré el aroma de su perfume, me encantaba cómo olía.
Me acerqué más y le di pequeños besos en su rostro y luego el instinto me hizo acercarme a su oreja y besarla tiernamente y después me acerqué debajo de su oreja a besar esa parte de su cuello… Y entonces se sobresaltó.
-Uhh Liliana, no hagas eso mi amor porque el cuello es delicado.-
Entonces me enderecé a mi lugar y dije.
-Perdona es que sólo estaba jugando y explorando.-
Es que no es que no quiera, todo lo contrario. Sino que este tipo de cariño acelera mi circulación en mis venas y pues creo que es preciso ser más calmados.-
-No comprendí la última parte, pero te haré caso porque soy nueva en estas cosas.-
-Pero tú, no besas tan mal, es como si lo hubieras hecho antes.–Yo sólo me dejé llevar, los únicos labios que he besado son los de mi padre cada vez que me saludaba.
-SÍ es cierto, tus besos son muy tiernos… Luego te voy a enseñar o mejor dicho, vamos a aprender juntos cosas nuevas, te lo prometo pero todo con calma.
Cuando tú besas el cuello de alguien prácticamente lo estás preparando para… Pues tú sabes.-
-Para ponerlo nervioso?-
-Noo, es algo así como prepararlo para algo más intenso. Mira déjame mostrarte.-
Entonces él se acercó desde mi izquierda y con su brazo derecho rodeó mi cintura, deslizando su brazo derecho debajo de mi brazo izquierdo. Entonces acercó su rostro a mi cuello del lado izquierdo cerca de mi oreja y comenzó a hablarme al oído. Y lentamente fue tomando el lado derecho de mi rostro con su mano izquierda para hacer mover mi rostro hacia la derecha y dejar vulnerable mi cuello.
-Vez…
Esto…
Es…
Lo que pasa cuando te acercas mucho al cuello…
De una persona que amas…
Tú respiración…
Se agita…
Tu estómago siente cosquillas… Se erizan los vellos del cuello y de la espalda…
Y…
Esto…
Es lo que pasa…
Cuando comienzas a besar el cuello…-
-Ohhh santo… Cielo…
Ahora comprendo…-
Me hizo temblar las piernas, sentía calor en toda mi espalda y por el centro de mi pecho.
Entonces él paró.
-Esto es lo que pasa.-
Se acercó a mi oído y me dijo super bajito.
-Cuando besas el cuello de alguien lo estás preparando para hacerle el amor.-
-Perdón, no sabía eso…-
-Shhhh pequeña, no digas nada… Tú y yo…
Aún no ha llegado el momento para nosotros. Porque tú necesitas estar más segura de esto.
Yo sí tengo ganas de hacerlo, de entregarme a esto que está aquí en mi corazón, perooo….
Tú tienes que estar lista y comprendo que tengo que esperar ya que no quiero lastimarte.-
-Oh me hace sentir un gran alivio el que me digas eso. Es que…
Yo también quiero pero…-
-Lo sé…
No digas nada…
Sé que sientes un poco de miedo porque estás temblando.-
-Perdóname!-
-Olvidemos esto mi amor, hay que divertirnos, lo único que ahora necesitamos es estar juntos y sonreír.-
Lo quedé mirando y me enamoré más de él.
¿Te gustó el capítulo?
Tu calificación: