Al siguiente día como de costumbre fui temprano a las oficinas de administración para hablar con Francisco de las cuentas y ganancias del último mes…
Esperé algo bueno y todo estaba perfecto después de que se habían añadido gastos como nuevas remodelaciones, cambio de personal entre los hoteles de Santi Ponce y La Algaba que son los hoteles más grandes aquí. Después fui a hacer unas compras con Elizabeth, la recepcionista de este hotel en María Luisa, nos habíamos echo buenas amigas la semana pasada en el almuerzo cuando me contó que también estudiaba en la universidad la carrera de Artes Plásticas, en la amena conversación me ofreció salir y no me negué.
Ella me preguntó acerca de que si tenía novio. Y yo me quedé pensando ida por unos minutos con la mente en blanco. Casi había olvidado todo lo que estaba pasando, en ese mismo instante le sonreí, nos despedimos y yo me quedé pensando.
Mis padres… es como si fuera ayer que hablé con ellos en Córdoba, mi padre me llamó y me dijo que iría a España como cada quincena. Mi padre era un español muy recto, celoso y lleno de mañas. Mi madre Mitad Argentina y mitad Puertorriqueña y yo era Argentina porque viví mis primeros años ahí aunque nací en San Fernando, España. Y muchos países más me vieron crecer como: Puerto Rico, Canadá, Venezuela y muchos países americanos por mi madre, ella era restauradora de arte.
También pensaba en la última vez que los abracé… Ellos sonrían como un par de adolescentes, mi padre era mayor que ella por diez años pero él se veía tan bien, tan apuesto con ese cabello castaño.
Recordé también a Daniel. Todas las veces que salimos y las veces que reímos, es un buen hombre y quería corresponder pero no estaba segura.
…
Era primavera y la ropa fresca era necesaria… Necesitaba algo que me abrigue pero que no sea tan pesado y grueso. Entramos a ese Bestiario Viapol Center cerca de la Av. de San Francisco Javier y por un edificio regular color vino, al finalizar las compras, mientras subía al auto pasó un autobús con la marca del cigarrillo de Daniel, me recordó que quizá lo veré en esta semana para conversar porque de verdad tenía muchas ganas de platicar, y como siempre él lo hacía me daba la sorpresa y llegaba al hotel para saludar, pero eso no pasó, los días de la semana iniciaron y terminaron pendiente de su llamada, cada vez veía llegar el fin de semana hasta que había pasado sin querer cinco días, pensé en llamarlo pero ¿Qué le diría? Como no encontraba respuesta alguna a… No lo hice, terminaron las horas como en un desfile de modas y no lo llamé.
Este día me quedé con un mal sabor de boca. Algo pasaba, sentía que algo no andaba bien.
También sentí que debería llamarlo pero no lo hice.
Llegó el día en que caminaba por Madrid, estaba con Laura que vino 5:00 a.m. para salir hacia el Aeropuerto de Barajas. Estuvimos por la calle Alcántara en Ketania Decoración, habían cosas divinas pero no exactamente lo que queríamos así que después estuvimos en; Años luz; Isoko Proyecto con sus hermosos muebles color amarillo en diseños bordados y estampados que me encantaron; la tienda Bondian Design, y finalmente en Espacio Betty donde habían unas cosas maravillosas, de todas las tiendas fue la mejor, su manera de vender y atender a cualquier pregunta de la armonía de color y la estética del relieve, vaya, tenían buen gusto.
Estaba tan distraída, esta última tienda agradable me recordó por donde vivíamos cuando era una niña. Pero seguía pensando que me faltaba algo. No sé qué era.
Laura pudo combinar perfectamente los juegos de ambientación de una manera muy espectacular, así que dejé que ella se encargara de todo, le di la tarjeta de la empresa mientras yo estaba sentada en un mueble blanco marfil, esquicito, súper cómodo, porque no aguantaba más después de haber estado tanto tiempo parada mirando cada sector en cada tienda donde íbamos.
Ahí miraba hacia la ventana de cristal, recordé cuando Daniel y yo estábamos en la biblioteca y nos aguantábamos la risa, no queríamos ser molestados. Ahí estaba con esa sonrisa perdida viendo hacia la calle. Y sentí que el celular vibraba.
Lo miré y habían dos llamadas perdidas, una de Francisco y otra en número privado, ¿Quién podría ser?…
Entonces entró una llamada de nuevo.
-Hola, ¿Con quién hablo?-
-Soy yo, Bartolo, que gusto de escucharte, hace mucho tiempo que no sé nada de ti.-
-Eyyy… Qué gusto escucharte! Pensé que no estabas en España.-
-SÍ claro que sí, había estado en Ibiza un tiempo, me fui con mis tíos pero no dejé de pensar en mi amiga Liliana. Hasta pensé que debí de invitarte con nosotros pero sabía que ibas a rechazar la oferta así que mejor no te dije nada. Pero después de eso todo está muy bien, pensaba en ir uno de estos días a visitarte al hotel para tomar un café. Yo te estaré avisando. También quería invitarte a un concierto de Rosario Flores en Madrid.-
-Wow me encantaría ir al concierto. Ahh y quién sabe a lo mejor sí me hubiera gustado ir a la playa. Pero bueno, yo cualquier día de estos si deseas sólo avísame y ahí estaré en el hotel.-
-Está bien ¡Guapa! ¿Cuídate mucho sí? Ya estaremos hablando luego. Adiós!-
Ese chico Bartolo, es buen chico pero no es mi tipo, es muy egocéntrico y lujurioso. Pero como amigos es una persona agradable.
Entonces estaba ahí muy tranquila…
De pronto vi entrar al chofer y al mismísimo Daniel en carne y hueso que estaba tan campante en el mostrador de la izquierda al fondo de la tienda.
¿Ahhhhh qué es esto?
Me quedé paralizada un momento hasta que vi que se acercaba poco a poco su fiel amigo y chofer.
Cuando estaba a unos veinte metros alza la mano y me saluda para luego llegar y sentarse frente a mí.
¡Ohhh tierra trágame! (Decía para mí sola.)
-Hola, ¿Qué tal, guapa? ¿Cómo has estado?-
-Hola, ¿Qué haces por aquí? Yo he estado muy bien, un poco ocupada… Con los hoteles. Y tú qué tal…- (Le pregunté)
-Pues de compras con el Jefe, está allá en el mostrador- (Señaló inquieto.)
-Ah sí, ya lo vi… ¿Qué quiere, que yo vaya a saludarlo o qué?-
-Si… nada, que me dijo que venga a saludar y preguntar cómo estabas…-
-Espera, ja, ja, ja, ¿Es enserio?-
-Si, él me dijo que venga y la salude de su parte. Es que ahorita está un poco malo de la garganta y pues… No puede hablar. –
-No, no, ja, ja, ja ¿Me estás diciendo que él sabe que estoy aquí y te mandó a ti para que me saludes de su parte?-
-Exacto, y de mi parte también, señorita Liliana, es que hace mucho que no viene con nosotros.
Yo la he extrañado mucho, ese perfume que luego deja en el auto es muy delicioso y esas sonrisas que me paga al bajar. Me extraña que no haya venido a vernos.-
-Pero yo no sé hasta ahora dónde se hospeda Daniel.-
-Bueno, eso es cierto. Pero por eso vine, a saludarla de mi parte y de parte del Señor Daniel.-
El coraje se estaba apoderando de mí, sentía muy feo.
-Já, sabes, esto me parece genial, de hecho me parece ¡Increíble! Pues dígale al señor Daniel que también le mando mis SALUDOS… y… No, nada más, solo eso.-
-Claro, yo le diré de parte de usted.-
-Gracias, qué gusto de verte, amigo, cada vez estás más Guapo. Me alegra ver que estés bien y que tu voz no ha cambiado nada jejejej.-
-Es un placer para mí.
Gracias señorita Liliana, siempre es bueno que mis ojos vean la fresca belleza de los suyos… Ya tengo que ir… me con él, cuídese mucho- (Seguro que algo planeaba ese Daniel de la Barca.)
-Igualmente, me encanta cómo hablas, cuídate mucho, adiós.- (Yo con una sonrisa incómoda.)
¿Qué cosa acaba de pasar?, ¡Dios!, nunca me había sentido tan incómoda- (Hablaba conmigo en voz baja. Pero guardando la cordura para que Daniel no pueda verme así.)
Cuando terminó las compras regresamos a Sevilla, me sentí tan confundida por lo que había pasado en la tienda y durante todo el viaje solo pude descargar las imágenes de mi cabeza y tratar de ajustarlo con otro audio, otras palabras u otro diálogo.
Algo estaba tramando Daniel o simplemente no entendía qué pasaba.
Salimos por la puerta principal del aeropuerto, nos subimos al auto del chofer de Francisco que también era el mío, llegué a la suite, dejé mi bolso sobre el mueble de la estancia y entró una llamada.
-Hola Liliana, me avisa Luis, el de la tienda de diseño, que acaban de llegar los camiones a los hoteles y han comenzado la descarga en el estacionamiento, los hoteles piden permiso para subir las cosas y comenzar de inmediato.-
-Hola Laura, ¿Por qué están tan apurados?, que comiencen a partir de mañana, si no pueden esperar… Pues, que lo hagan, yo no me negaré. Gracias por avisar, Lau, nos vemos, cuídate.-
Después de que corté me fui al balcón a ver esa linda tarde en Sevilla, desde donde estaba la vista era magnífica y al mismo tiempo solo me recordaba a Daniel, luego me fui a mi habitación donde sentí de pronto un escalofrío terrible que me hizo caer a encogerme en el mueble cerca de la cama para comenzar a llorar, no sabía por qué lloraba solo lo hacía desconsoladamente como una niña, y me decía “Ya es momento de crecer, Liliana”, recordaba que ya no era la misma de antes, que aunque llore nadie iba a venir para consolarme, que no debía llorar por algo como lo que había pasado.
El que se hacía llamar mi amigo mandó a su chófer para que me salude. Y yo una tonta no fui a enfrentarlo, quizá estaba esperando que yo vaya hacia él y lo abrace y pregunte cómo estaba. Pero por qué me frené o me frenó al mandar a su amigo.
Solo quería saber ¿Por qué? Cada día que me levantaba, cada día que iba hacia la cocina, hacia el baño, al comedor, a la estancia de mi suite, a la piscina del hotel, cada día que estaba en mis libros, no podía dejar de pensar en él, quería escucharlo, quería verlo y no me atrevía a llamarlo hasta que así se pasó una semana, y otra y otra más.
Qué, ¿Por qué no puedes llamarlo? ¿A qué le tienes miedo, Liliana?
…
Casi faltaba solo un mes para comenzar la universidad, estaba feliz por eso. Hoy es miércoles, una de la tarde, y me llamó Bartolo.
-Hola Lili, ¿Quieres ir al cine hoy?-
-Si claro Barto, ¿A qué hora?-
-En la tarde paso por ti, cerca de las 6:30 p.m. ¿Está bien?- (Muy animado)
-Sí, de lujo, te espero entonces.-
-Ok, ahí estaré, adiós, cuídate.-
-Adiós, igual.-
Necesitaba mucha distracción para olvidar lo que quería cada momento recordar, y así fue, Bartolo llegó, me esperó en recepción, bajé, lo saludé y salimos por la cochera porque estaba lloviendo muy fuerte. Llegamos al cine, pagó las entradas y mientras tanto estuvimos en el cafetín conversando mientras se acercaba el momento de entrar a la sala número cuatro donde veríamos la película de terror que escogimos. Entramos a la sala, comenzó la propaganda de otras películas y quise entrar al baño por última vez.
-Ya vengo ok, es que tengo que ir al baño-
-¿Quieres que te acompañe?-
-!Qué va!, pero solo si aquí permiten que los hombres entren con las chicas, entonces no hay problema, puedes venir si quieres-
-Já, Já, ja, no, me refería a que si quieres que te acompañe hasta afuera… pero mejor olvídalo, también quiero ir pero al cafetín, no he comprado las palomitas de maíz junto con las bebidas ¿Algún dulce, alguna cosa en especial?-
-Si, lo que sea, cualquier cosa estaría bien.-
-Ok, nos vemos dentro de 10 minutos-
-Vale, nos vemos- (Dije mientras le sonreía)
Cuando ya salía del baño, casi tan rápido como entré, me dirigía a la sala por el pasadizo, pero antes tenía que pasar cerca del cafetín donde estuvimos sentados. Casi por voltear me topé con Daniel, estaba sentado en el banco central del Cafetín, estaba todo mojado supongo que de la lluvia, tomaba un refresco de naranja de esas cajitas blancas personales, volteó hacia donde estaba, me escondí detrás de la pared rogando que no me haya visto, después de que mi corazón latiera a mil por hora esperé que pasara al menos dos minutos, me asomé de nuevo y ya no estaba, luego regresé al lugar que me escondía pegada a la pared, asustada, me atreví a salir para ir casi corriendo hasta la sala cuatro. Entonces no estaba, así que caminé hasta la barra de chocolatería y justo estaba ahí Bartolo. Tenía en sus manos la fuente con dos baldes de palomitas y refrescos. Me sonreía porque estaba con ese peso y yo solo lo miraba.
-Eyy casi me olvido, Liliana. Unas galletas de mantequilla que te van a encantar y unas gominolas de ositos que son de menta.-
-Ahh estupendo, eso estará bien.-
-Perdona, Guapo se te calló este billete.-
-Gracias…- (Dijo Bartolo.)
(Esa voz, venía del lado de Bartolo, exactamente detrás de él. Me dio un escalofrío tremendo escucharla, apostaría que era de Daniel.)
Entonces entramos a la sala de la película y nos metimos pero por alguna rara razón la película se quedó en los primeros quince minutos y luego falló. El personal del cine nos dijo que si podíamos esperar media hora en lo que traían otra.
Nos quedamos un poco incómodos porque se iban a echar a perder las palomitas y los refrescos pero con las disculpas nos salimos de nuevo al patio donde estaba la barra de chocolatería. Y entonces Bartolo me pregunta si quiero caminar afuera un momento. Y dejó encargado la fuente y mi bolso. Y salimos a la puerta del cine.
-Y bueno, no me imaginé que aceptarías mi salida al cine. Creo que ya nos estamos llevando mejor.-
-SÍ, nos llevamos mejor pero no confundas las cosas por favor. No te voy a mentir. Tú me caes bien ahora que te conozco mejor y somos muy buenos amigos. Puedes contar conmigo para lo que quieras.-
-Pero es que yo no quiero ser tu amigo, tú sabes lo que quiero…-
Yo me quedé parada y él estiró su mano derecha para agarrar mi mano izquierda. Pero yo no se lo permití.
-Lo siento Bartolo, no puedo…-
-¿Por qué no? Dame una pequeña oportunidad, al menos para acercarme más.-
-Pues te la estoy dando. Estamos saliendo.-
-Regálame un beso, uno pequeño.-
Entonces yo bajé la mirada y estaba pensando en que quizá si le diera un beso él luego iba a pedir más y yo no quería.
-No, lo siento Bartolo. Por favor no insistas.-
-Sólo uno pequeño y no te lo vuelvo a pedir. Un beso y será lo único que pida de aquí a un mes o un año o el tiempo que quieras.-
Se acercó y puso su mano en mi mejilla pero yo no quería y retrocedí.
-Ella… Te está… Diciendo… ¡Que no! ¡Deja de rogarle Capullo!-
Era Daniel furioso lo empujó muy fuerte contra el muro del cine y lo hizo caer.
-¿Qué te pasa idiota? Tú, ¿Quién demonios eres?-
-Yo soy…
Entonces me fui de ahí y entré al cine, me fui rápido hasta el baño de mujeres y me quedé detrás de ese muro desde donde lo vi momento atrás. Me asomaba para no encontrarme con él, no quería que me viera, estaba muy enojada y el corazón que se me salía del pecho. Entonces me asomé de nuevo para ver si podía ir a la sala del cine y con cuidado me volví a meter detrás del muro, respiré y salí.
Y como quizá ya lo esperaba vi venir a Daniel que me atajó primero.
-¿Por qué te escondes de mí, Bonita? ¿Qué pasa eh? ¿Qué pasa?-
(Me puse nerviosa) -No me escondo, sólo estaba aquí… conociendo el lugar… ¿Qué haces aquí? ¿Por qué estás así?-
Lo vi, estaba desaliñado, aún un poco mojado.
-¿Cómo así?, yo puedo estar aquí y en cualquier otro lugar esperando que me llames, cosa que no has hecho después de casi… ¿Un mes?-
-Já, y tú no has llamado tampoco ¿O Sí?, me llamaste de número privado ¿Cierto?-
-Ahhhh pues sí, pero eso fue un accidente, en realidad quería que me llames tú.-
-Daniel, estás pasado de copas, mírate, todo desaliñado- (Se acercó y me acorraló con el brazo izquierdo sobre la pared, me obligó a retroceder.)
Tenía sus labios muy cerca a los míos y yo respiraba su aliento a vodka o vino, ya ni sé qué era. Pero esa situación hizo que se me moviera el piso. Lo miraba a los ojos callada con alegría de verlo de nuevo, una alegría inexplicable.
-¿Enserio no sabes por qué estoy así?, resulta que tú no entiendes de naa, no sabes de naa, ¿Es eso, mmm?- (Se le salía ese acento andaluz bien marcado que tenía cuando lo conocí.)
-Ya déjame en paz, ¿Qué te pasa, tú no eres así?- (Lo señalé con el dedo como advirtiendo que no se acerque.)
Me miró de nuevo intensamente y me dijo.
-Quieres saber algo, Liliana… Déjame contarte algo, anda bonita, escúchame un momento, ¿Quieres saber? Quieres saber que desde hace más de una hora vi como salías del hotel con Bartolo muy feliz y campante niña…
Quieres saber que me bajé del auto en plena lluvia para gritarte, que esperé que voltees para que te des cuenta que estaba ahí…
!Que estaba ahí Liliana, que estaba ahí!, solo por ti y para ti.
Quieres saber que no sabía en estas semanas cómo estar a tu vera sin que me apartaras,
!Sin tener mieo joer!
De que tal vez… De que tal vez tú…
Yo tenía miedo, Liliana, y ganas de verte…
Me alegra mucho verte, no sabes cuánto!!!
Pero cuando te vi estabas con él subiendo al auto y luego llegaste hasta aquí, ahora ese de por ahí te espera en una sala oscura, donde intentará tomar tu mano, donde intentará acercarse y poner cualquier pretexto para abrazarte.
¿Quieres saber que no me llamaste ehh?
Que ayer lloré al pensar en ti… ¿Quieres saber eso, mmm?, ¿Quieres saber algo más?…- (Él tenía los ojos muy rojos y llenos de rabia. A punto de derramar lágrimas.)
-!Basta, basta por favor! No más!- (Me comencé a conmocionar y me aguantaba de llorar porque yo también estuve pensando en él… Me aguanté de llorar de nuevo para poder hablar) -No entiendo por qué me dices todas esas cosas, Daniel… Yo… – (Mis ojos y los suyos comenzaron a llenarse de lágrimas, no podía decir nada, estaba muda y muerta de nervios.)
-¡Mare mía quiero abrazarte Liliana!…
¿Qué no entiendes?,
¡Dios mío! ¿Cómo entro en su cabeza para saber lo que piensa?- (Miró hacia el techo mientras lo decía con tanta tristeza que no comprendía.)
-¿Por qué no llamaste? Esperé que lo hicieras y después me viste en aquella tienda y… ¿Mandaste a tu chofer para que me salude?
¿Eso paso?
Porque hasta ahora no puedo creer si realmente pasó, Daniel, que te hayas atrevido a… Ignorarme, sabes…- (Se lo dije molesta, estaba llorando, casi no podía hablar por este nudo que tenía en la garganta y él solo me escuchaba mientras que por sus mejillas caían esas lágrimas desde su mirada extraña, desde esa mirada que no había visto antes, esa mirada amarga y al mismo tiempo perdida.)
-Yo no llamé porque esperé que tú lo hicieras…
¿Por qué saliste con Bartolo hoy?
¿Es que lo haces a propósito para lastimarme?
¿Están juntos?
¿Están juntos verdad?-
-No, noo, eso no debe de importarte, sabes que solo somos amigos, yo te lo he dicho.- (traté de tranquilizar mis nervios mientras le respondía como si le hubiera debido alguna explicación.)
-Me lo dijiste hace un mes, pero hasta hoy no sé lo que haya podido pasar entre ustedes.-
-¡Nada!,
¿Qué puede pasar?…
Daniel, dime de una vez…
¿Qué quieres de mí?- (Sequé mis lágrimas.)
-No me preguntes que bien sabes…-
Se volteó un momento para no chocar con mi mirada. Y yo le hablé.
-Estás muy mal, apestas a alcohol, estás extraño, diferente…
¿Por qué Daniel, por qué vienes así a buscarme?-
-Porque era la única manera…
De tener valor…
Para decirte que no puedo más…
No puedo más, Liliana…
No puedo Más…- (Bartolo interrumpe y ve que Daniel me tenía acorralada frente a él acercándose con intensión de tocar mis labios con los suyos.)
-Oye araña, déjala en paz…
Así que aquí estabas…
Persiguiendo a una señorita… ¿No te da vergüenza?
¿Estás bien, Liliana? ¿Te está incomodando?- (Lo retira de mí con leve tosquedad, luego le da la espalda mientras mira que yo estaba escondiendo mis lágrimas.)
-¡Tú no te metas chaval!- (Dice Daniel y le estampa un puñetazo muy duro en la boca.)
Bartolo volteó su rostro pensando y reteniendo su coraje para no irse encima de Daniel, estaba respirando muy rápido y tenía un corte que comenzaba a sangrar.
-¡Bájame la voz, curro!
¡Estás hecho una mierda!
Amigo, ni si quiera respetas a esta dama. No quiero pelear ahora porque si lo hago te mato a golpes… Por atreverte a poner tus pegajosas manos sobre la ropa de ella…
¡Aléjate!…
¿Estás bien Liliana?-
-Sí, sí estoy bien Bartolo, déjanos a solas, ya voy entrar a la sala… Te lo prometo.-
-¿Pero, estarás segura aquí con este hijo…?-
-Sí, si lo estaré, ya voy…
Ahora en un rato voy a ir a limpiarte esa herida.-
-Mmmmm, Liliana…
ok, te espero.- (Le lanzó una mirada desafiante a Daniel mientras que el otro se le quería venir encima.)
-Tu noviecito ya nos dejó en paz eh, ¿Te gusta verdad, que te defienda?-
-¿Agresivo?
¿Ahora eres agresivo?
¡Aléjate de mí entendiste!… ¡Búscame otro día!…
Cuando tengas menos mierda en la ropa, en el aliento, en tu forma de expresar lo que quieres… Porque hoy no tengo ganas de escucharte. No sé quién eres…-
-No.
¡Por favor Liliana!
Tienes que saber algo más… (Me tomó de la mano desesperado y dijo.)
Estoy muy celoso de Bartolo…-
-Sí ya lo noté.- (Bajé la mirada y él me la subió con su mano izquierda.)
-Pero es porque…
Porque…
Me he enamorado de ti… (Lágrimas de su corazón caían por sus mejillas.)
No podía esperar más para… Decirlo…
¿Y qué?
!Me da igual, ya lo he dicho!…
No podía respirar hasta ahora que te he visto.
¡Mi amor!…
¡No he podido dormir!…
No he podido estar tranquilo… Desde esa vez que estuviste…
Tan cerca a mis ojos…
No he podido hacer…
Nada más que pensar e IMAGINAR…
Que salíamos de nuevo juntos… Que escuchaba tu voz…
Que me reías…
Y todo estaba como antes…
No Liliana…
No he podido vivir sin remedio… me sentía muy mal…- (Poco a poco estaba más tranquilo y pausado.)
-A mí no me eches la culpa de nada…
Daniel…
O quizá sí…
Hoy podrías culparme de algo… De haberme empujado hasta el límite…
De lo que podía soportar…
Todas las cosas que han pasado…
De haber querido llamarte…
Y no lo he hecho…
De haber querido buscarte…
Y no me he atrevido…
De haber querido decir…
Que siento…
Que también estoy enamorada… Y que ese hombre me parece… Muy tonto…
Muy niño…
Pero con todos…
Sus engreimientos…
Sabe que lo quiero…
Y aún no se lo he dicho…
De que me duele verlo así…
Que me duele porque siento que me ha decepcionado con su forma de aparecer de nuevo… Porque eso es lo que ha hecho… De eso cúlpame Daniel…
De eso cúlpame si quieres…
Así que ahora vete y déjame sola…
Búscame otro día…
Porque hoy no eres tú…- (Su cara se transformó como si no pudiera creer nada mientras yo me alejaba poco a poco con pasos hacia atrás y luego dándole la espalda.)
-Es verdad, ¿Es verdad lo que dices Liliana?- (alzó la voz mientras me fui de frente sin voltear a verlo.)
El día terminó como nunca pensé que terminaría, reconocí en ese momento que por primera vez me había enamorado, que por primera vez sentí mucho más que toda esa gran lista. Sin preguntarme nada más, completamente callados, al terminar la película Bartolo quería decirme algo pero no se atrevía así que al salir del cine y subir al auto…
-Liliana, ¿Quién era ese tipo que te estaba acosando?-
Frenó el auto…
-Es un amigo y no me acosaba, solo hablábamos.-
Arrancó de nuevo el auto…
-Mmm, si tú lo dices. Terminar con la boca partida era mi ideal el día de hoy pero con tus besos… Y a cambio de eso me he llevado una gran hostia de tu disque “Amigo”.
Ahora resulta que un amigo te mira así como él te miraba, y un amigo te habla así como él lo hacía,
y se muestra tan enamorado como él aparentaba estar de ti… Bueno si tú lo dices… Lo que sí no entiendo es cómo se ha dado él permiso de…
Vamos, que tiene más de cuarenta años ese tipo y quiere contigo, ¿No es así?-
-Já, já, já, ¿Cómo sabes tú que está enamorado solo con mirarlo?-
-Venga, los dos somos Sevillanos, el sevillano cuando quiere una mujer se le nota por todos los poros. Y a él se le notaba. Y mírame cómo acabé yo, con la boca rota también por ti…
Si es fácil, niña…
Si en su mirada estaba todo eso de idiota arrastrado, esos ojos que brillan, esa mirada atenta, quieta y concentrada, esa forma de mirarme con ganas de borrarme del mapa, todos esos celos y etc. etc.-
-Já, pues no sé por qué no pude ver eso que tú viste, lo que sí es que estaba un poco alterado por lo que estaba tomado. También Celoso porque salí contigo. Él pensó que estábamos juntos. Normalmente es un caballero, pero estaba muy pasado de copas…-
-Y claro…
Cómo no…
Si conseguir un amor como el tuyo no es fácil…
Bien voy a saber la razón del por qué lloraba, y tomado…
¡Vamos!, lo de tomado se ha respondido sola la pregunta… Seguro que le has robado el corazón y está esperando que se lo devuelvas.-
-Ay Bartolo, si te enteraras…-
-Si, ya lo sé…
No tienes que contarme nada…
Tú sabes que no podrías… Corresponderme a mí…
ni intentándolo, porque mientras siga existiendo ese hombre en tu vida yo solo seré un amigo más… ¿Es él verdad?, de quién te has enamorado, en eso no puedo equivocarme. ¿Cierto?-
-Así es querido amigo, de él me he enamorado y no sé cómo pasó, solo sé que nunca había sentido algo tan intenso como esto, me gusta, me gusta sentirme así, aunque por dentro me duele el estómago, es muy alucinado lo que digo pero eso es lo que siento, ni modo, ¡Perdóname!-
-¿Y ya se lo has dicho?-
-No como hubiera querido. No estaba esperando que se presentara así…-
-Pues déjame desearte toda la felicidad del mundo, Liliana, no podrás ser mi novia pero al menos tendré una amiga. Aunque aún quería que vayamos al concierto de Rosario Flores, aquí tengo las entradas…-
Me las mostró…
-Pues veremos… Primero tengo que hablar con él.-
-SÍ, ahora tienes que tener permiso. Pero esperaré verte de nuevo. No quiero alejarme de ti.-
-Dalo por hecho, Barti. No me voy a alejar.- (Lo abracé muy fuerte)
Llegué a la suite, le conté a Laura lo que había pasado y nos quedamos conversando hasta la madrugada cerca de las 4:30am.
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Para ese diario Azul 2009
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