El Nuevo Mortífago Capítulo XXXVI 2da Parte – Capítulo 7

 

PIDIENDO AYUDA A UN EXTRAÑO

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El profesor carraspeo al sentirse incómodo. También para parar el acto afectivo sobre sus ropas impecables.

-Bien, lamento que esté pasando por algún estado sentimental e insoportablemente patético… Antes de que pueda responder a cualquier pregunta que surja por la curiosidad. ¿Podría decirme cómo hizo para entrar aquí y cerrar esa puerta sin… Varita? (Utilizó esa pausa característica)

-Fue usted quien me dio acceso a este lugar… Perdón (Dijo al alejarse y esconder su rostro entristecido para procurar ser sobria) Quise decir que usted me dará acceso a este lugar y también fue usted quien me enseñará a usar un poco de magia sin mi varita.

-Mmm… Comprendo… Y aún así dudo que haya sido capaz de eso, me refiero a enseñarle algo… Que no puedo hacer con certeza. También comprendo que no es la Srta. Granger, para ser más preciso, ¿Usted no es mi estudiante?

-No lo soy, al menos en mi presente.

-Mmmm acabo de responder muchas preguntas con esa respuesta. (Suavizó su actitud pero se paró erguido delante de ella) ¿Ahora sí puede explicarme por qué “Lo siente”?

La joven miró al pocionista y decidió decirle todo, todo absolutamente para que no faltara nada pero algo dentro de sus pensamientos la detuvieron “Deja de soñar, este hombre es un extraño para ti”

-SÍ, se lo diré pero antes, con todo el respeto que usted se merece, profesor. ¿Ha hablado con alguien en estos días, que le ha hablado del futuro? (Le dijo la joven)

-¿Para decirme que muero? (Dijo en tono de burla mientras le dio la espalda y calló rendido sobre un mueble, después de esto miró a la joven con el gesto ceñudo y levantando una ceja)

-No, profesor… (La voz de la joven se normalizó y él interrumpió de forma déspota) Sólo hablarle…

-Nadie, Srta. Granger, nadie a venido. (Dijo en tono de queja y pesadez, sentía que perdía tiempo valioso) Y ahora si me disculpa tengo que corregir exámenes.

-¡Por favor, profesor. Necesito que me ayude! (Se inclinó de forma humilde delante de su imponente rectitud y frialdad)

-No puedo ayudar si te quedas callada y no respondes mis pre-gun-tas (Alzó el timbre de su voz en esa última palabra que silabeó junto a un ademán de manos)

-Ahí he dejado mis recuerdos, juro por mi vida y la de mis padres que no están alterados… Vamos, usted puede darse cuenta si lo están.

-¿Qué hago si están alterados? (Alzo su varita e hizo flotar los porta recuerdos en medio de los dos pero estos siguieron un camino lento hasta el bote de basura y los soltó. Cayeron y se hicieron trizas)

El gesto de Hermione fue de rendición ante el acto, realmente no le interesaba a este hombre nada de lo que ella decía. Tenía que pensar en algo, tenía que pensar en convencerlo con pocas palabras que era seguro confiar en ella. Ya que sabía que Severus nunca habló con él, sino que Malfoy se había hecho pasar por él y fue tanto el tiempo que cuando vio los recuerdos en el callejón Diagon vio que todo estaba delicadamente armado para el engaño.

-Me mata, profesor. Máteme ahora mismo si detecta una mentira que salga de mi boca. Pero está bien, voy a contarle cosas que usted me ha confiado por la cual lo respeto y admiro y puede contar conmigo como su aliada porque estará seguro cuando termine de hablar, he guardado estos secretos como también he gustado un objeto que usted mismo me entregó. Primero tengo que contarle que maté a Lucius Malfoy hace unas horas e incineré su cuerpo. Segundo… Usted no es quien muestra ser a las personas en Hogwarts, usted es un mortífago, trabaja directamente para Lord Voldemort aunque creo que aún no ha visto su rostro de nuevo, pero se reúne con los mortífagos en la mansión Malfoy. Al mismo tiempo usted tiene un trato con Albus Dumbledore bajo un pacto importante por el cual usted debe proteger a Harry Potter justo después de la muerte de su madre. Su Patronus es una cierva al igual que ella.

El profesor abrió los ojos y se hizo hacia delante al no soportar escuchar eso.

-¡Basta, no digas más! ¡Váyase de aquí!

-No, usted es el príncipe mestizo. Usted es un mortífago desde joven, pero bajo la protección de albus Dumbledore. Usted inventó el hechizo sectumsempra. Usted tiene sobre su cuerpo el hechizo Antetorum y guarda con mucho recelo las cadenas que su madre le entregó. Usted es una persona leal y finalmente… Usted es un apasionado fan del queso llorón, que recibió el abuso de Potter, Lupin y Black cuando era un estudiante aquí en Hogwarts, ellos fueron los que lo separaron de…

-¡Basta! ¡Lárgate de aquí, ahora! (Se puso de pie amenazante y puso su varita cerca del rostro de Hermione)

La joven hizo una reverencia y se arrodilló en el suelo porque se sentía débil, los crucios hicieron heridas en su cuerpo, una de ellas en su espalda, nuca, y pierna derecha. Éstas sangraban, no era una hemorragia pero sangraban. Sintió un mareo pero vio al rededor de esa estancia para intentar pararse.

-Usted... (Dijo con un hilo delgado de fuerzas en la voz) confió en mí… Tanto que llegamos a ser amigos… Usted (Tomó aire y no pudo aguantar el llanto porque si lo decía arruinaría todo pero tenía que arriesgarse) Usted… Es la única persona en quien confío… Porque usted… (El nudo tapó su garganta y otro mareo la arrodilló de nuevo) Usted me dio esto… (Metió la mano por su pecho y sacó la cadena temblando porque esperaba una mala reacción.) Esto me lo dio usted porque confió en mí y somos amigos.

-Mentira (Los ojos del pocionista se llenaron de rabia e impotencia, se hicieron rojos porque era imposible que lo llevara colgado en el cuello ya que eso suponía que…)

-No miento, profesor. Su piedra favorita es el amatista azul, su animal favorito son las mariposas luminosas y su escondite de paz está en el bosque prohibido cerca de la zona de los centauros. (Comenzó a llorar pero aún aguantaba el hablar claramente) Usted y yo somos amigos.

La joven lanzó la cadena al aire hacia arriba e intentó ponerse de pie frente a él. Él la sostuvo pero luego la extendió para dársela de nuevo a ella.

-Usted… (Cerró los ojos viendo el momento en su mente, el momento en que la marcó, las imágenes empezaron a aparecer)

-¡Basta! (Bajó su varita) No es necesario que me lo muestres. (Estiró uno de sus brazos para sujetarla ya que ella estaba muy débil)

El veía a la pared y luego sobre la cabeza de la joven. Se sentía avergonzado, se sentía descubierto y sentía repudio hacia sí mismo por haber tocado a la joven, no del brazo sino por haber recibido de ella esa cadena que obviaba la cercanía que ellos tendrían, miró la mano de la joven y vio el anillo con la piedra que mencionó momentos antes. Al verlo se acercó más sintiéndose comprometido a abrazarla, se acercó más y cuando iba a abrazarla por compromiso únicamente…

-Usted debe de traer consigo todo el tiempo, esta piedra (Abrió la mano aún viendo hacia abajo, su voz era agitada por el esfuerzo de respirar, estaba teniendo un ataque de pánico justo en ese instante)

Lo que tenía en la mano era la piedra filosofal otro pedazo que él le entregó en el tren de regreso a Hogwarts al terminar la estadía en la escuela de chicas, era esa piedra roja que él llevaba escondido en un pequeño caldero dentro de su capa.

-Parece que nunca cesan las sorpresas. (Dijo viendo atento la piedra que tomó con tres dedos) Prometo que la conservaré aunque ya tengo una. También me comprometo a ayudarla. Está sangrando, vaya a casa, yo iré detrás de usted.

¿Esta fue la última prueba, quizá? Pensó la joven. La última para probar su veracidad.

-Yo, no puedo regresar a casa de mis padres… (Alzó la mirada encontrándose con la de él)

El le sostuvo la mirada un largo minuto hasta que transformó su gesto serio en uno pacifico que la joven pudo haber interpretado como una sonrisa, esforzada pero sonrisa al fin y al cabo.

-No a su casa… Me refiero a su casa.

Ella entendió, era la casa en la que ella viviría después y desapareció frente a él como lo hace un mortífago.

Él esperó el tiempo prudente, unos diez minutos estático en medio de ese lugar y desapareció también llegando a la casa de campo de su madre.

-Bien. Hay que curar esas heridas. (Dijo viendo la cama que sostenía una joven viendo el techo, tenía los ojos cerrados, el cabello desbaratado esparcido por la cama y su cuerpo a medio tapar)

La ropa de la joven era un real desastre y estaba ensuciando la cama.

-¿Srta. Granger? (Dijo con voz gruesa y fuerte)

Ella se sentó de golpe por el susto pero aún sostenía los ojos cerrados.

-Dije, que tengo que curar esas heridas.

-No tema, sólo deme una varita y yo misma lo haré, usted sólo traiga una poción o lo que fuera que pueda ayudarme.

-Prefiero hacerlo yo. ¿Puede curarse sola?

-La verdad no tengo ni idea qué hacer.

Los dos se quedaron viendo cuando ella abrió los ojos lentamente.

-Profesor, no podemos llamar a la enfermera Pomfrey.

-Está bien pero duerma. (Dijo con fingido desagrado, fingido porque sabía que ella iba ser más cercana a él de lo que ella manifestó)

El ego del hombre en ese instante estaba hasta por los cielos, no era que no podía creer todo lo dicho por la joven, no era el que iba a casarse cuando pensó que su final era la muerte, no era el que iba a ser una estudiante… Era que seria la chiquilla insoportable y sabelotodo, Hermione Granger. La alumna que más lo detestaba, la alumna que el 99% de las veces había superado fácilmente las pruebas más difíciles que él impuso a sus alumnos en clase. La joven que más puntos había perdido por ser inteligente.

Le dio a la joven algo parecido a un botón de camisa, era de color café como tierra.

La miró esperando que se lo coma.

Luego abrió los ojos en señal de “¿Qué espera?”

-¿Es amargo verdad? (Dijo la joven con cara de duda)

-Sabe a menta (Dijo Snape con sarcasmo mientras que ella le dedicó unos ojos entrecerrados y el gesto “Sí cómo no, seguro que es dulce”) Y se dormirá en menos de…

Entonces la joven calló hacia atrás en sueño profundo al darle sólo una mordida a esa cosa asquerosa.

-Mmm creo que se me pasó la mano…
(Dijo sorprendido por la rapidez en la que ella desmayó)

***

Al pasar una hora de terminar dos pociones regresó a la habitación y la acomodó mejor en la cama, específicamente a lo largo, la cubrió con las sábanas blancas y le quitó toda la ropa sin ver su desnudez.

Fue de nuevo al caldero para ver que la poción haya enfriado y traer un poco en un recipiente más pequeño, del tamaño de una taza.

Regresó hasta ella e hizo levitar el pequeño objeto cerca de sus labios. Por ningún motivo quiso tocarla, tenía mucho temor así que derramó el líquido inclinando el objeto para dejar caer la poción en el interior de su boca.

Tomó su varita y recitó sobre la sabana desde su cuello hasta sus pies el hechizo vulnera sanentur. Hechizo que cerraba sus heridas y cicatrizaba en un ochenta por ciento para contrarrestar el sectumsempra pero ayudaría en ese momento para intentar no dejarle ninguna marca.

Cuando terminó decidió bajar por las escaleras y encontrar un poco de licor en el vestíbulo pero al llegar al marco de la puerta retrocedió sus pasos lentamente acercándose a ella de nuevo apuntando con su varita de manera floja.

Al llegar cerca de su rostro estiró su mano derecha y con mucho cuidado como quitándole el ala a una mariposa luminosa tomó el mentón de Hermione y lo giró para él, así dejaba descubrir el lado izquierdo de su cuello.
Se acercó más y cuando iba a pronunciar el hechizo revelador, empezó a aparecer letra por letra frente a sus ojos oscuros lo que más temía.

Cuando vio eso abrió más los ojos alejándose de ella sorprendido y angustiado.

Se quedó viéndola sin creerlo por cinco minutos y luego bajó las escaleras lentamente.

***

A la mañana siguiente la joven estaba vestida con la ropa que tenía e incluso la capa pero todo estaba limpio y como nuevo.

Tocó su pierna y su nuca y efectivamente todo estaba como nuevo.

Esperó poder verlo pero él ya se había ido.

-¿Y ahora qué sigue? (Se dijo así misma)

Lo que ella no sabía es que el pocionista había husmeado en su mente durante la madrugada y vio esa última escena de su muerte en manos de Lucius. Él fue hasta el lugar y como temía no encontró el cuerpo para darle la honrosa sepultura que merecía.

Regresó al castillo y esperó que ella despertara y fuera a buscarlo.

Eso fue justo lo que pasó.

***

-Profesor, necesito el giratiempo. (La joven extendió la mano)

Ella se lo quitó a la basura de Lucius cuando sus huesitos se calcinaron.

-Yo… No te lo puedo dar todavía. Y por favor estoy a punto de dar una clase así que le agradecería que se vaya.

-Bien, ahora no le reclamaré. Pero esperaré que termine con sus asuntos.

Él le dio una respetuosa reverencia de cabeza y cuando ella se alejó le dijo en voz baja.

-Qué insoportable.

La joven llegó a escuchar y en vez de rabiar quería reír ya que hace mucho que no veía a un Severus poco paciente y amargado.

***

Habían pasado unas cinco horas…

-Así que una Hermione del futuro apareció de pronto y te hizo saber que serán esposos. Muchacho, debe ser tu día de suerte. (El rostro divertido de Dumbledore hacía que la yugular de Snape se hinchara.)

-No es broma, no vendría a perder el tiempo así para contártelo, Albus.

-Te creo, te creo Severus y dije mi comentario con auténtico gusto y sinceridad. Al parecer las cosas salieron mejor de lo que esperaba. Entonces debes de comenzar a trabajar en esos sentimientos.

-No siento nada por ella, es sólo una niña insolente.

-¿Enserio? (Albus lo miró por encima de los lentes)

-Para que esta conversación no se haga más larga te confesaré que me pareció interesante la noticia. La joven… (Pensó un momento y se giró con las manos sujetada en su espalda) Bien… Acepto que es muy atractiva e inteligente pero también es falta de buen comportamiento, muy alocada e insolente como para soportar.

-Ella no le está pidiendo nada de eso, mejor deja que todo pase. Hermione es ajena a nosotros por lo que no voy a considerar ayudarla, no aceptaré tu petición. Ella te buscó a ti, tú prometiste ayudarla ya no puedes deshacerte de ella.

-Por merlín, Albus!!! Tengo bastante con mis problemas y la joven me causa…

-¿A qué le temes, jovencito? (Albus alzó una ceja)

-Era lo que iba a decir, su presencia me da… (Giró sobre sus pies en una pausa sabía) Miedo…

-Dale el objeto y supervisa el uso que le dará.

-No se lo daré… ¿No has pensado que tenemos tantas ventajas con ella aquí? Albus!!! Ella podría cambiar todo con la información que podemos tomar de su mente esto no tendría que ser tan difícil como lo es para mí!!!

-Si quieres información, Severus, Pregúntale. Porque no tomaremos eso valioso a la fuerza. (Lo miró con seriedad) Es una orden, no te atrevas a abusar de su confianza.

-Mmm qué aguafiestas (Se sentó rendido en la silla frente a Albus) Está bien, prometo que no lo haré a la fuerza.

El pocionista se puso de pie e hizo una mueca de desprecio, después desapareció delante de los ojos del director en una espirar amarga.

***

Severus apareció delante de Hermione caminando recto hacia ella y frenando con cierta imponencia al ver que causó nervios cuando lo vio.

-Srta. Granger. Haremos un trato. Yo le daré el objeto y la ayudaré pero a cambio me dará información.

-Trato hecho. (La joven extendió su mano dedicándole una sonrisa pero él sólo la miró y le señaló el mueble para que se sentara y así poder comenzar el interrogatorio.)

La joven pensó “No entiendo qué demonios le vi

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#Sevmione

Siguiente Cap – Quiero morir

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