FLASHBACK MATRIMONIO Y PADRES DE HERMIONE
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-No creo que sea correcto que Hermione vea a sus padres ahora, llévalos a mis aposentos, en un segundo después de esta locura convenceré a Hermione que me acompañe a hablar con ellos. (Susurró cerca de Remus)
-Sí Snape. (Dijo Remus)
Severus veía toda esa conmoción al rededor de los jóvenes, tapándolos con manteles de su propio banquete. Estaban ensangrentados y desnudos pero eso no le importaba a toda la gente que estaba ahí, los responsables de la escuela de jovencitas se las llevaron, al igual que Hagrid y Pomfrey que retiró a los Gryffindore con una disculpa, el resto de invitados lamentaron todo lo ocurrido y Severus repetía a cada persona que se despedía que él lo lamentaba más que todos los que estaban ahí.
Veía a Hermione en el suelo ensuciando su vestido con la sangre de ambos, ya no estaba enojado, estaba triste por verla llorar así por sus amigos, la veía y se le partía el corazón porque ella se merecía un banquete y se merecía ver una noche irse en sus brazos mientras bailaban hasta cansarse. Podía imaginar en su mente lo que hubiera sido ese espectáculo delante de todos, lo que hubiera sido si Lucius no asomaba su cara de “Maldito” dijo en su mente mientras su puño se encajaba en la palma de su otra mano.
***
Sólo fueron unos minutos hasta que Minerva ayudó a Pomfrey para llevarse a los jóvenes a la enfermería de la escuela de chicas. Fue ahí donde Severus aprovechó para acercarse a Hermione y dejar que esta se desahogue.
-Lo sé, amor. (Dijo Snape delante de esos ojos llorosos)
-No comprendo… ¿Él los estaba manipulando..? (Dijo Hermione llorando sin entender nada)
-Prometo que voy a averiguarlo, ahora quisiera darte algo para hacerte sentir mejor y que olvides un poco todo esto.
-¡No, tengo que ir con ellos a la enfermería, Severus!
-Por favor, ahora no podrás hablar con ellos, además están muy graves y no te dejarán acercarte. ¡Por favor, Hermione! Esperemos unos días y hablaremos con ellos.
-¿Y Ginny dónde está? (Dijo Hermione con los ojos rojos, ya más calmada al escuchar la seguridad de Severus)
-Potter debe tenerla escondida, por eso es importante dejar que se recuperen para que ellos mismos nos digan qué pasó. (Mientras hablaba le daba seguridad a la joven con su voz)
-Está bien…
-Ven conmigo un momento, quería darte algo… Es uno de tantos obsequios que quería entregar hoy pero siento que este es más importante ahora. Son… Tus padres, Hermione… (Lo dijo lo más lento que pudo pero la joven hizo notar un rostro sorprendido y de desaprobación lo que le hizo temer, sí… Le hizo temer a él) Localicé su estancia, les regresé la memoria en un par de días, les expliqué todo lo que había pasado, me presenté ante ellos como tu prometido… Por cierto fue algo que los espantó y no estuvieron muy de acuerdo que digamos pero logré que estuvieran felices después de conversar absolutamente todo… (El sabía que venía algo malo, lo presentía… Bueno, el rostro de Hermione…) Vinieron hoy para ver la ceremonia… Los invité a nuestra boda. Lamentablemente vieron todo el desastre que provocó Lucius, pero no te preocupes por ellos, vamos a mantenerlos incógnitos y los voy a proteger, esa es mi promesa con ellos y contigo…
Hermione veía atento a Severus pronunciar cada palabra sin creer lo que él le decía…
-¿Dónde están mis padres? (Dijo la joven seria)
-Están en nuestro aposento, en Beauxbatons…
Severus comprobó que ella no estaba muy feliz por la noticia…
-¡Gracias Severus! (Dijo enojada)
-¿Qué te pasa, Hermione? (Dijo el pocionista confundido)
Ella llenó sus ojos de lágrimas y le plantó una cachetada por lo que él sólo atinó a quedarse quieto y no decir más.
Bajó la cabeza por primera vez con vergüenza delante de ella sintiéndose terrible, a penas dándose cuenta que no decirle nada a Hermione sobre sus padres había sido un tremendo error, sobretodo darse el permiso y la libertad de ir a buscarlos y devolverles la memoria… En cierta manera estaba colocando sus criterios sobre los de Hermione. ¡Qué metida de pata!
La joven desapareció y él se quedó ahí viendo al rededor intentando componerse, intentando no sentir tanta vergüenza por la cachetada. Pero felizmente ya casi no había nadie al rededor. Sólo Remus que llegó de dejar a los padres de Hermione y otros cuantos que se retiraban.
-Ammm, Severus… No te voy a preguntar si estás… Bien.
-¡No estoy biennn, Remus!… No lo estoy… (Lo miró directo a los ojos y desapareció)
***
Casi un mes pasó después de ese desastre. Hermione había decidido no hablarle a Severus y llevarse a sus padres lejos de ahí a un país en Sudamérica donde la magia casi no existía. Les dio facilidades para que ellos encuentren trabajo conforme a sus profesiones y los dejó sentiéndose más tranquila.
Ella simplemente se acercó a su casa, la casa que Severus dijo que sería de ellos.
Apareció dentro, fue a la cocina guiada por un elfo maleducado que la insultaba todo el tiempo, hizo aparecer una nevera como la que usaba en casa de sus padres, hizo también aparecer un horno eléctrico que ella sabía utilizar para hacer un pastel y así empezó con todo a su alrededor y los pensamientos intentando entrar a su mente…
Era Severus, lo hacía casi todos los días desde que se pelearon, se entrometía para llamarla con el pensamiento, para decirle que la extrañaba, para decirle que lo perdone y que no podía vivir sin ella. Pero Hermione en todo ese tiempo permaneció quieta.
Esa era lo que le aseguraba que él no estaría ahí, en casa.
Se pasó casi dos horas haciendo mezclas y dejando reposar los utensilios con los respectivos minutos dentro del horno. Mientras tanto hacía el cubrimiento con chocolate y vainilla y un poco de queso pastelero con mermelada de zarzamora, algo que le encantaba a Severus.
Al servir podría hechizarlo y así él podía matar su pastel. De verdad quería complacerlo.
-Elfo, por favor, llama a Severus.
-Sí mi desagradable ama sangre sucia.
-Gracias, ve por él.
Hermione había acabado, hizo un hechizo silencioso para arreglarse de pies a cabeza con una vestimenta gris, tanto pantalones como suéter. Llevaba una mascada en el cuello de color marfil, el perfume de siempre y el cabello recogido como reina, ese peinado le encantaba.
Entonces él apareció en la sala y se sentó, sabía que ella saldría de la cocina por eso no fue hasta ella. La joven al saber que él ya había llegado sirvió en un pequeño plato de loza con bordes dorados y una cuchara de plata incrustado en el centro del postre. Salió con la cabeza mirando hacia abajo y cuando estuvo delante de él este se levantó del mueble y levantó el rostro de la jovencita con una de sus manos de forma delicada, cuando ella lo vio a los ojos le dijo:
-Lo lamento… Lamento haberte agredido y estar enojada. (Bajó la cabeza nuevamente)
Él permaneció en silencio hasta que retiró el plato de sus manos, lo puso lentamente en la mesa de centro de esa sala, estiró sus dos brazos para tocar los hombros de Hermione y saltó desesperado por sus labios haciendo que aparezcan contra la pared de su habitación.
Con mucha desesperación y usando sus manos se retiraba toda la ropa igual la de Hermione besando su piel, la piel de su cuello, la piel de su pecho y ella quería esa reacción, sabía que encontraría a un Severus que no estaba enojado y que moriría por tocarla… Ella sabía porque también lo estaba deseando.
Sus besos desbordaban fuego y ni si quiera medía la fuerza con que la acorralaba bajando sus manos, tocando la parte trasera de sus muslos, tocando sus glúteos y subiendo sus manos por la espalda inocente de la joven para acercarla más a él. Los ojos de él no tenían una expresión de felicidad, su rostro sólo tenía una expresión de deseo, deseo que estaba aguantando por muchos días.
Pero…
La calma llegó cuando seguía lo siguiente, quitarle la ropa interior lentamente, broche por broche se desprendía de esa espalda tibia con un hechizo silencioso que él hacía. Ya no tenía su varita, seguro estaba en el suelo o en alguna parte.
Ver el poder que tenía su esposo para dejarla desnuda, para volverla loca, le encantaba… “Oh es un excelente mago” Decía en su cabeza…
Entonces de igual manera su ropa interior inferior se hacía tiras y caía hasta sus pies mientras todo el cuerpo desnudo, pálido y caliente del pocionista estaba frente a ella. La pared estaba fría.
Severus sintió con sus manos que la piel de ella estaba caliente así que la llevó a la cama y entre besos empezaron a unirse como uno solo. El cuerpo alto, esbelto y fuerte del mayor cubría por completo a Hermione junto a ese intenso olor a menta y eucalipto, sobre ese delicado cuerpo delgado y bien formado de la joven con olor a jazmín…
-Eres tan hermosa… (Le dijo en el oído mientras se entrometía en ella)
No la dejaba hablar…
-El pastel olía delicioso, lo comeré en un momento…
-Mmmmmm, Severus! (La joven lo sentía entrar de nuevo, la unión era perfecta y cada vez más continua)
Ese baile antiguo de amor que no necesita ropa ni salones lujosos los estaba poseyendo. Por eso ese encuentro era suave y duradero, era sabio y diez veces más elevado, el sentir de la piel estaba mezclada con entrega, con verdadero amor, un amor puro e inocente de los dos, al fin y al cabo que los dos se conocían poco tiempo en la intimidad y juntos aprendían a ser uno para dejarse fundir en los brazos del otro.
La inocencia de sus mentes de ese acto antes estaban en sus cabezas pero no era lo mismo, no fue lo mismo desde el primer día que estuvieron juntos porque sabían que así iban a quedarse, unidos. No era la concentración completa en el placer, era la concentración completa de sus mentes, de su magia, de amistad, del respeto, y el amor más grande en todo el mundo, no importaba sus edades, no importaba la pureza de su sangre, no importaba que fueran tan distintos porque cuando se unían eran dos piezas de rompecabezas exactas una del lado de la luz y otra de lado de la sombra. El contraste entre los dos era perfecto.
-Eres mía… Hermione… (Severus habló usando esa voz grave, pausada de gusto, entonada para provocar y ella se desarmó encorvando su espalda debajo de él)
Hermione… Los latidos de ella se había acumulado en su pecho con rapidez de tal manera que respirar era difícil, mucha sangre invadía su cabeza y su vientre se tensaba mientras le dejaba sentir a él su orgasmo apretando con fuerza todo lo que le pertenecía del cuerpo del mayor.
Esto lo hizo rendirse muy rápido, el pocionista sólo se dejó llevar dejando salir con más confianza un gemido de placer que ella no había escuchado antes. Culminar dentro de ella sin culpa en el corazón, sin preocupación, sin remordimiento en la que es casa de ambos era Hermoso.
Era la primera vez que él lo hacía notar tanto porque ya no eran profesor y alumna…
¿O sí? ¿Él podía seguir enseñándole a ella?
Sí, claro que sí.
***
Así después de muchos días al fin volvían a hablarse, recostados en su cama disfrutando de Pastel con queso y zarzamora.
Bueno, Hermione dormía plácidamente mientras Snape Oscuro Prince la observaba con detenimiento de pies a cabeza y la cubría con la suave tela de las sábanas blancas, admirarla milimétricamente poniendo sobre ella esos ojos negros intensos le hacía dibujar lentamente una sonrisa ladeada y segura.
“Nadie me la va a quitar de las manos, nadie podrá lograr separarnos, ni si quiera los fantasmas del pasado, ni Dumbledore, ni Ly Evans, ni Potter, ni Lucius Malfoy y menos Ron Wesley” Dijo en su mente…
-¿Quién se atreve a venir por ella? ¿Quién quiere morir primero? (Dijo susurrando cerca al oído de la joven)
En ese instante ella se estremeció entre sueños delante de él.
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“Cinco puntos menos para Gryffindore!!! Por ser una sabelotodo insufrible” – Profesor Severus Snape
#Sevmione
Siguiente… Capítulo 3 – “Tentación por el pasado”
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