El Nuevo Mortífago Capítulo XVII Un cumpleaños con Severus (Part 1)

Hermione abrió los ojos y vio a Severus vestido con la camisa blanca abierta junto a la ventana y un bóxer de color negro.

-Son las tres de la mañana ¿Por qué estás despierto?

-Tengo algo en la mente que no me deja dormir. (Dijo Severus con esa típica voz gruesa)

-Ayyy, tu voz me sigue dando escalofríos…

-¿Enserio, te gusta?

-Sí, me encanta… ¿En qué piensas? Severus… ¿No me digas que estás pensando acerca de la ropa que usarás como nuevo profesor?

-No es eso, bueno, también es eso.

-Ven, regresa a la cama o al menos tápate mejor, se siente fuerte el frío y tú sólo cubres tu espalda.

-No tengo frío, pequeña. No te preocupes tanto por mí, mejor déjame a mí cuidarte.

-Yo también quiero cuidarte, Severus.

-Eso es lo que haces siempre, siempre te preocupas por los demás y dejas tu persona al final, pero ahora ya no tienes que poner tus cargas sólo en ti. Ahora yo voy a defenderte.

-Severus… Tú me das seguridad.

-Dime… “Profesor” (La miró y le dio una sonrisa interesante, se acercó al borde de la cama viéndola directo a los ojos)

-Como quiera, profesor. (Ella sonrió y se acomodó mejor en la cama, se sentó con la espalda en el respaldar) ¿Puedes explicarme ese antojo… Por qué “Profesor”?

-Digamos que es, mi-ladooo-perver-tido… 

-¿En qué piensa tu mente oscura y pervertida?

-Buenoo, mi mente ahora mismo piensa en muchas cosas. Primero… (Se acercó a ella, se sentó a su lado en el medio de la cama dejando su espalda en el respaldar, la ayudó para que se acomode entre sus piernas e hizo que la espalda de la estudiante reposara en su pecho, pasó su cabello a un lado y acercó sus labios cerca de la piel del lóbulo en la oreja de la pequeña estudiante, le encantaba sentir cómo era capaz de producir sensaciones en Hermione, le gustaba tanto que siendo más grande que ella sintiera tanto deseo por él, el cuerpo de la pequeña lo expresaba con fuertes espiraciones entrecortadas con tan sólo ese acto inocente de hablarse cerca al oído haciéndolo rozar a propósito con la piel de sus labios. Ver cómo se derretía entre sus brazos al besarle el cuello) Estaba pensando en llevarte a cenar a un lugar romántico y cursi, esas cosas por las que ustedes se vuelven locas, es tu cumpleaños y nunca antes había organizado algo especial para una estudiante enamorada de su profesor.

-Profesor… hahah, mi cumpleaños acabó a las 00:00hrs. de hoy.

-Noooo, claro que no. Tu cumpleaños apenas empezó a esa hora. Sólo que yo me adelanté… Verás, mi inocente pequeña… Estás tan distraída fijando tu mente en una relación prohibida conmigo, un profesor, un hombre grande, fuerte, atractivo e inteligente que te vuelve loca con solo hablarte, por eso ya ni siquiera sabes la hora exacta de tu nacimiento. Por eso te dejas seducir así…

-Hahaha, me está poniendo nerviosa, Sr. Severus Egocéntrico…

-Shhhh. Profesor, recuerda… (La rodeó con su brazo derecho y la apretó más contra él, hundía sus dedos sutilmente de lado izquierdo por las costillas de ella para provocarle cosquillas) 

-¡Basta, Severus! Tengo muchas cosquillas.

-Dime “Profesor Snape”, como todos los alumnos lo hacen, el respeto tiene que estar antes que todo, tú sabes eso ya que eres la mejor alumna de hogwarts.

-¡No te diré profesor hasta que me digas qué más piensa tu mente!

-Segundo, pensaba en que… Ya que aceptaste ser mi esposa, no he podido pensar en una fecha ideal para cumplir ese anhelo. Tercero, no me agrada ser un extraño profesor con cabellos claros, de por sí soy atractivo… Voy a tener a muchas chicas molestándome ¿No te hace sentir celos la situación?.. Pues tú provocaste este problema.

-Quizá sienta celos pero tranquilo, sabré sobrellevarlo… Y acerca de casarnos, por mí que sea mañana pero no se puede en estos momentos, es muy complicado no estaríamos tranquilos y pondremos en peligro a tantas personas al reunirse en un sólo lugar.

-Pero casémonos… Tú, yo, el ministro de bodas y después una cálida habitación esperando intensificar su temperatura. No tienes que invitar a nadie ¿O sí?. (Hizo una voz convencedora para manipularla) 

-Sabes que tengo que hacerlo, no me harás pensar distinto.

-Grrrr (Gruñó) ¿Es necesario invitar a más personas?

-Completamente, Profesor.

-Srta. Granger, de pronto me empieza a doler la cabeza el pensar en ver tantos inútiles de Gryffindor en nuestra boda.

-Severus, hazlo por mí.

-Mmmm está biennnn… Cambiando de tema. ¿Crees que podamos hablar con Remus para llevarte a celebrar tu cumpleaños?

-Sí, no creo que se niegue, me encantaría salir fuera de este lugar contigo… Hogwarts ya no es tan seguro, dejó de serlo desde hace mucho por ejemplo: Desde que un profesor pregunta si puede besar a una pequeña e indefensa alumna de último año.

Severus empezó a besar el cuello de Hermione y ella elevaba su respiración.

-Ahhhh me haces temblar…

-Y tú no sabes todo lo que haces en mí… Podemos comenzar con que no podré darte la contraria nunca… ¿Te habían dicho que eres un poco mandona?

-Sí, tú me lo has dicho antes.

-Perdón… ¿Eso te molesta, amor?

-Ser mandona contigo, no. 

-Hahaha me haces reír… 

-Excelente, es bueno ver que eres capaz de sonreír.

-¡No soy tan amargado, no exageres!

Hermione se hizo hacia delante y se giró lentamente poniendo sus piernas por encima de las de él para mirarlo directo a los ojos.

-Ya no eres tan temido como piensas.

-¿Enserio? (Dijo él haciendo una sonrisa de lado)

-Tú deberías temerme también. (La estudiante levantó una ceja e hizo que él entrecerrara los ojos con curiosidad)

Hermione empezó a besar su cuello, sus labios, su barbilla con suavidad mientras retrocedía un poco sus rodillas para poder inclinarse y empezar a besar el pecho de Severus. 

-Mmm… Srta Granger… ¿Qué piensa hacer?

-Shhh… Algo que vi en una revista Muggle…

-No creo que sea… Uhhhhhhhh (Se sobresaltó a ver que ella bajaba más por su vientre)… magiaaa.

-¿Por qué tan nervioso, profesor?

Él sólo la veía mientras respiraba cada vez más agitado, su rostro era impresionante como si viera lo desconocido expirando fuertemente mientras sus puños se aferraban a las sábanas que estaban en paz en la cama.

Hermione hizo un camino por su pecho hasta llegar a su ombligo con suaves besos, dejaba marcas invisibles y luego pasaba su lengua en sus labios para mojarlos viendo directo a los ojos de Severus hasta que su límite fue la liga del boxer. 

-¿Por qué tiembla, profesor?

Él por instinto arrugó las sábanas con sus dedos, como sujetándose para no caer. ¿Pero dónde caería si ya estaba semi-sentado?.. Pobre, no podía hablar.

Hermione deslizó muy despacio la palma de su mano  en el mismo camino que dejaron sus labios y con dos dedos rozó la intimidad de su temido profesor desde la base hasta el tímido final, fue tan fácil hacerlo porque cuando su mano llegó hasta su pelvis, algo se levantó pidiendo una caricia sutil debajo de ese bóxer negro.

-Esperaa…  Mmmmmmm ¿Saa… Sabes lo que haces? ¡Por merlínnnnn, Hermione! (Dijo apretando la mandíbula y pasando saliva)

Se inclinó con una sonrisa malvada, tomando uno de los muslos de su profesor, retrocedió un poco y casi estaba completamente acostada entre sus piernas, su barbilla rosaba la cúspide más alta de la protuberancia, esta empujaba la pobre tela negra de algodón.

-¿Quiere que siga, profesor Snape? (Usó una voz sensual extremadamente mortífera para un profesor malvado, serio, introvertido disfrazado por tanto tiempo como un galán de magia oscura, él nunca había presumido su masculinidad como un patán, no no no, Hermione sabía que era un caballero pero también sabía que dentro de esa imagen centrada podría desatar un vampiro loco sediento de sangre… Pobre y malvado profesor de pociones, abrió los ojos y luego los cerró como desmayando)

-¡Por favor, Has lo que quieras! ¡Ohhhhhhh por merlín, vas a matarmeeeee! 

Ella había metido dos de sus delicados dedos por debajo del elástico del su bóxer, lo levantó y luego lo jaló dejando al descubierto la ansiosa erección de… ¿Cómo le dijo que lo llamara? Ahhhh sí… “Su profesor”.

Lamió sus labios por última vez delante de esos ojos oscuros que empezaban a encender como el rojo fuego de la leña caliente.

Se acercó más… Y siiii… Estaba caliente… Pudo sentirlo con la piel de su labio inferior… ¡Qué cosa… Cómo quema!

Para torturarlo más bajó hasta la base sin dejar de verlo a los ojos y con suaves besos subió a la cúspide más erguida que la torre pisa de Italia, suave y delicada piel rojiza… 

Tocarlo ahí casi rosando levemente con humedad en sus labios lo hizo estremecer.

-¡Ohhhhh por merlín! (Esta vez la voz del profesor fue más ronca y ahogada)

De pronto un estruendo junto a un grito los desconectó de ese mágico y agitado momento.

Los dos se sobresaltaron, todo venía quizá del pasillo cercano a los aposentos de Severus.

Él tomó su varita, posó su mano sobre el hombro de Hermione y desaparecieron para llegar a la torre de astronomía en paños menores.

-¿Qué diablos fue eso? (Severus estaba de mal humor por obvias razones)

-¡No lo sé, fue un Patronus llamándote!

-¡Noooo! ¡Te llamaba a ti!

-¿Entonces no me lo imaginé?

-Nooo. Será mejor que vaya a mi despacho, seguro irán a ver si estoy ahí.

-¡Llévame contigo!

-No, ¿Qué tal si te están buscando?

-¡Por favor!

-No, pero tengo una idea. Ve al salón de clase de pociones y escóndete debajo del escritorio.

-¡Bien!.. ¡No puede ser, me olvidé mi varita!

-Aquí la tengo, toma… Yo le diré a Remus que… Ya se me ocurrirá algo. ¡Nunc amicientes! (Severus hizo el hechizo para vestirse al mismo tiempo)

Severus fue a su despacho con ese disfraz que le encantaba “El malulo de malulos” Bueno, la verdad es que él era así de frío y pálido de alegría escondida.

Al llegar puso sus manos sobre unas pociones y del tercer estante más alto hacia la derecha agarró unos pergaminos frescos de al menos tres años de antigüedad.

-¿Esto estaba aquí? (Dijo en su mente)

Entonces unos pasos cercanos lo alertaron, estos eran cada vez más fuertes como tacones de mujer.

-¡Profesor Snape, lo necesitamos! ¡Han muerto dos alumnos! (Dijo la enfermera Ponfrey con mucha preocupación)

-Si ya -están -muer-tos… ¿Qué puedo hacer por ellos?

-Profesor, son alumnos de Slytherin, los dos de primer año.

-¡Está biennnnn, vamos entonces! (Hizo cara de molestia)

Fueron casi corriendo sobre los pasillos del castillo hasta llegar frente a esos dos alumnos desangrados por completo, ya no se podía hacer nada por ellos.

Algo pasó volando por su mente como un flash, la imagen de Hermione herida de la misma manera, desangrada manchando sus manos en rojo intenso.

Él era frío pero al ver las inocentes caras azules de esos jóvenes de cabello rubio y castaño lacio, también se vio así mismo en una imagen que casi había olvidado al estar tanto tiempo con la única persona que lo había hecho sentir mejor. Su corazón tembló por dentro…

-Fueron los mortífagos, hay uno aquí. ¡Llame a los de la orden, a Hermione, Harry, Ron, Minerva y Remus!

-No encontramos a los jóvenes, minerva está en el ministerio. (Dijo Pomfrey más preocupada)

-Matenga a los prefectos en alerta, vigilen las entradas y salidas de todas las torres, no quiero a nadie en los pasillos… Si no encuentra a los jóvenes, entonces llame a Remus, dígale que me vea en el aula de pociones.

-¿El aula de pociones, profesor?

-¡Sí, el lugar más seguro de Hogwarts para mí y Remus! (Dijo con cierta picardía y sarcasmo)

Desapareció delante de Pomfrey con su estilo macabro estela negra de esencia oscura. Era terrorífico.

Llegó al aula, se acercó a su escritorio y se aseguró que Hermione estuviera ahí.

-¿Cabeza dura?

-Aquí estoy.

-Guarda silencio. ¡No vayas a quitarte la cadena con el anillo del cuello!

-No lo haré, siempre lo traigo conmigo. (Susurró Hermione)

-Es interesante pero empiezo a recordar… Estoy seguro que es gracias a esto. (Él apretó contra su pecho la cadena gemela que colgaba en su pecho debajo de su camisa blanca, esta era idéntica a la de Hermione, casi había olvidado que también era un objeto de protección) ¡Si las cosas se ponen intensas, por favor desaparece!

-¡No lo haré! (Hermione susurró con indignación)

-¡Sí lo harás!

-¡No, Severus… No voy a dejarte!

-¡Eres tan terca!

Nadie podía aparecer dentro del aula, tan sólo Snape y Hermione, el hechizo así estaba dispuesto. La persona que llegara tendría que entrar e irse por la única puerta oscura que daba al amplio pasillo de las mazmorras.

Snape esperaba impaciente ver el rostro de Remus. Apoyaba su cuerpo con ligereza contra el escritorio.

-¡Hermione, mejor sal de ahí y quédate detrás de mí! ¡Seré más directo aún!

-¿De qué hablas?

-¡Ya casi está aquí, guarda silencio!

De pronto Remus entró apuntando con su varita a Snape…

-Buenas noches, Remus.

-Profesor, Hermione.

-Iré al grano, Remus. ¿Por qué me borraste la memoria?

-¿Quién te lo dijo, Hermione?

-No, simplemente lo recordé.

-¿Cómo es posible?

-¿Crees que soy un idiota, Remus? No te conviene meterte conmigo. 

-¿Tú se lo dijiste, Hermione?

-¡No te atrevas a hablarle! ¡No te atrevas si quiera a mirarla! 

-Te advertí que no te acercaras a ella muchas veces, las consecuencias fue, tener que borrarte la memoria.

-¿Por qué? Nunca me dijiste la razón. ¿Es acaso que tienes temor de que termine con tu mortífago o quizá deba decir “Mortífaga”?

-¿De qué hablas, Severus? (Dijo Remus, aparentemente confundido)

-¡Vaya, tenía que intentarlo! 

-¿? .. ¡Dame a Hermione, estará mejor conmigo!

¡Nunc ostendit identitatem! (Disparó con agilidad Snape tratando de revelar la identidad verdadera de Remus, pero este chocó bruscamente contra la pared sin cambiar) ¡funem!  (Una soga amarró las manos, los pies y el cuello de Remus) ¡Hermione se queda conmigo!

-¿Qué pasa Severus, por qué no cambia?

-¡Sí es Remus pero está hechizado!

-¿Por qué le dijiste que una Mortífaga?

-No lo sé, aún no estoy seguro… Llevemos a Remus con Pomfrey.

-¡Por favor, dime quién!

-Es que no sé quién… ¿Recuerdas al Remus que habló con nosotros acerca de dar trabajo a tu tío?

-Sí… No entiendo.

-Él sí era Remus. Iré a mi habitación y prepararé esa maleta de tu tío. Al principio pensé que Remus era consciente de lo que pasaba pero ahora veo que también está siendo utilizado. Te llevaré a casa, trata de descansar unas horas y espérame, iré a visitar a un par de personas. ¡Por cierto, mataron al pequeño calvo de Slytherin, pude tomar un poco más de sus cabellos, suficiente para confundir a Remus por un par de semanas!.. ¡Tengo que encontrar a Minerva a como de lugar!

-¡Feliz cumpleaños, Hermione! (Dijo la joven en una actitud rendida)

-Calma Srta. Granger, nos quedará tiempo después de presentarme como profesor de transformaciones.

-Si tú lo dices… 

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“Si no te gusta leer es porque todavía no has encontrado el libro indicado” – J.K. Rowling

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