El Nuevo Mortífago Capítulo XLII Epílogo

 

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-GRANGER, deje de enviarme flores.

La carita de la niña se puso triste, con un puchero.

-SÍ, profesor.- Bajó la cabeza con el corazón partido.

El profesor se arrodilló en el suelo para estar a la altura de la niña de once años.

-Está bien, puedes mandarme las que quieras pero no las cortes… ¿Sí entiendes que se mueren, verdad?- Frunció el ceño enojado. -No vengas sola aquí porque es peligroso.- Se acercó más a ella para hablarle casi en secreto. -Yo soy un hombre malo, tus padres deben haberte enseñado que no debes hablar con extraños y hombres malos.- Si voz tenía esa característica pausa de siempre.

-SÍ, sí lo sé.- Subió y bajó la mirada de nuevo haciendo más puchero. -Pero usted no es un hombre malo.

Snape contemplaba el pequeño rostro de la niña, sus facciones delicadas y tiernas. Se decía en la mente “Podría tener una hija de su edad”, pensaba en que debía echarse para atrás, no debía darle tanto acceso a la pequeña. “No tengo corazón para cerrarle la puerta o para gritarle que se vaya, realmente es brillante, una promesa importante en el futuro de esta escuela, no le haré daño si le enseño un poco…”

-Ve a tu clase de transformaciones, no quiero verte nuevamente por aquí y menos a esta hora. Cuando necesite hablar contigo yo te llamaré.- Dijo recuperando su alta estatura.

La niña se fue con su puchero y la flor muerta en sus manos.

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Hermione despertó y vio al rededor confundida sin saber qué pasaba. Lo que Snape le había mostrado podía ser una realidad una que había sido borrada antes de que cumpliera quince años y había sido reemplazada cuando empezó todo el plan con Neville.

Era extraño, que de pronto surgió en ella todo ese odio desde esa época, justo a esa edad.

Sí exactamente eso había pasado… Él se lo dijo pero ella aún no podía creer nada, no sabía cosas exactas sino que en su cabeza vagaba ideas de lo que podía ser.

“Si tú me hubieras admirado en vez de odiado muchos de los éxitos posteriores que tuviste hubieran sido un fracaso, quizá no hubieras ayudado a Ron y Harry, quizá ellos no habrían tenido esperanza sin ti.” Recordó las palabras de Snape.

Ella le respondió que tenía razón pero que hubiera sido mejor el que no le deje cometer tantos errores, el rechazarla o suplantar otra impresión, otra idea de él en su mente  la perjudicó un poco y es que ella no tenía el mismo corazón fuerte que él, el corazón de Hermione Granger era valiente pero débil y el rencor ramificó muy rápido dentro de su joven ser.

“Hiciste muchas cosas malas, pequeña, pero no es ni el uno por ciento de lo que yo hice… Tenías que haberme odiado porque si aceptaba hablar contigo desde entonces… Yo, debía de estar donde debo estar, muerto.” Snape añadió aquella vez.

Recordar que él la había perdonado, estar escondida dos meses del ministerio era difícil, no ver a los demás, no tener a sus padres por decisión propia, el tener que esconderse aún por más tiempo por temor a tener frutos de su siembra, eran algo que no se atrevía a afrontar.

Severus no estaba ahí en ese instante ¿Cómo habían quedado las cosas? Él libre y ella con culpa.

Estaba sola preguntándose, pensando cómo corregir todo lo malo ocurrido por culpa suya. La muerte de esos Slytherin fue a manos de Neville del futuro pero ella fue quien incitó ese odio fuerte hacia los Slytherin. En cambio el joven Neville había sido encerrado por Lucius, estaba mal herido, había sido torturado igual que Harry y Ron hasta perder la conciencia, vivo sólo por un milagro.

Esos dolores constantes de estómago que de pronto empezó a sentir después de comer fueron un lento envenenamiento que no conseguían matarlo sino desaparecerlo por un momento.

Neville no era mortífago, esa vez no era él, cuando mostró la marca en su brazo.

Y aunque todos creyeron, incluso Hermione que Neville era un aliado de Lucius, no era así, Neville tomó rienda por sí mismo, nunca  consiguieron hablar entre sí, ni una sola vez.

Lucius también se hizo pasar por Neville. Tantas veces que ella perdió la pista, muchas veces.

¿Revivir a Snape para engañarlo, para mentirle? ¿Cuántas veces, cuando no se vio con Snape fue a mentirle a Neville de que el plan de fastidiarlo seguía en pie? ¿Cuántas veces hablando con Neville sintió miedo y no pudo decirle que las cosas habían cambiado?

Tenía miedo sobre todo cuando no tenía idea que fue Lucius y no Neville quien la atacó con odio aquella vez en la oscura noche de Asia con ese hechizo que la desangró. ¿Acaso no pensó que se le había ido la mano? Sí pensó que Neville había sobre actuado.

Ella también había creído en un fantasma, el fantasma de Remus Lupin.

Todas las cosas coincidieron desde el principio como para tener el mismo final, incluso Lucius Malfoy no cambió tanto las cosas con intenciones de tener poder, él quería tener un futuro brillante, cobarde, pero brillante donde su nombre y el nombre de los Malfoy sean limpios, por eso quería culpar a Snape de todo reviviéndolo y quizá manipulando a todo aquel que quería pero era tan tonto que sus movimientos fueron torpes y obvios.

¡QUÉ sorpresa y fastidio enterarse que otra persona se le había adelantado en ese plan! Hermione le robó a Snape, lo siguió y puso la piedra en su mano… Después de casi ver cómo agonizaba. Quería respuestas…

En cambio Snape aún guardaba muchos secretos, tantos que la misma Hermione estaba impresionada e incluso dudaba de que quizá él la había dejado hacer todo eso… ¡Todo eso!

Severus no había cambiado su manera de ser al vivir de nuevo, esa parte suya permisiva y tolerante con ella siempre estuvo ahí e incluso la convivencia de él con los profesores en Hogwarts no era tan mala como todos los alumnos pensaban, él no era sociable, eso estaba más que claro pero tampoco era un detestable mortífago, al menos no en su estadía en Hogwarts, Albus sabía bien eso.

“Un detestable mortífago” Pensó la joven sentada en ese vacío, en ese ático. “Decirte aquello esa vez cuando supe que salvaste la vida de todos al proteger a Harry, en realidad no quise decirlo, desde aquella vez que abriste los ojos algo no estaba del todo bien conmigo. Quería decirte gracias, quería decirte que eras admirable, un Detestable hombre valiente y admirable.” Sus pensamientos la hacían sonreír.

-Snape, Malfoy, Neville, Yo… ¿Quién de todos nosotros le hizo fama a ese nombre que nunca existió? Todos contribuimos pero quien sostuvo la mentira desde un principio fue Lucius Malfoy, fue él quien usó la poción de Snape, fue él quien lo esparció matando a tanta gente, él lo llevó a todas partes del mundo sin importar las consecuencias y al mismo tiempo yo metí la pata de forma espectacular.- Dijo en voz baja. -Todos nosotros somos ese temido mortífago que tanto teme el mundo mágico ahora a pesar de haber erradicado ese virus mortal. Un grupo de personas heridas que ni si quiera tenían intensión de hacer daño.- Dijo en susurro sentada en la cama.

Miraba el giratiempo en sus manos, podía arreglar todo, tenía el poder de hacerlo, siempre tuvo el poder de hacerlo desde que Minerva le obsequió el artilugio.

“¿Puedo hacerlo? ¿Después de todo lo vivido con Snape? ¿Puedo comenzar todo de nuevo? Era arriesgado, mucho muy arriesgado“ Pensaba más.

-No soy capaz, es mejor enfrentar los problemas.- Siguió en voz baja.

Snape estaba dando clases en Hogwarts, y como bien decía ella la estaban buscando, era una situación patética porque ella creía que la culparían de muchas cosas que ella tenía guardado en su mente, incluso de engañar a Snape tantos meses.
Se había enamorado de él y no de la noche a la mañana, era que ellos se conocían más tiempo de lo que pensaba, todos sus años en Hogwarts hasta los quince habían conversado (Bueno, él le había gritado e insistido que se alejara de él.) Severus fue quien le enseñó todas esas habilidades, por eso era tan buena con la magia, por él y lo que posteriormente se hizo ella misma, una excelente estudiante, una excelente bruja.

-Me casé con él después de todas esas veces que insistí siendo tan solo una niña de once y doce años jajajaj.- La joven no pudo evitar sonreír y luego soltar una pequeña risa. -No puedo imaginar el rostro del murciélago de las mazmorras siendo perseguido y acosado por una niña pequeña jajajaj.- Reía.

Ruido de pasos la alertaron.

-¿Hermione?- Dijo Snape con cuidado apareciendo de pronto en la puerta. -¿Con quién hablas?- Su gruesa voz preocupada le quitó un poco de diversión a sus pensamientos.

-Hola, estaba hablando sola.- Dijo con voz tímida.

-Mmm eso espero. ¿Cómo te has sentido? me dijiste que has tenido muchos dolores de estómago en la última carta que enviaste.

-SÍ pero…- La joven pensó en acomodar más sus palabras de todas maneras tenía que enterarse. -No era un dolor de estómago, era un dolor de cabeza para ti.- Dijo un poco preocupada.

-¿Más de los que ya me das y tengo que resolver?.. No entiendo.- Dijo en silabeo lento frunciendo el ceño, acercándose a ella del marco de la puerta hasta el filo de la cama con interés y preocupación.

-Es un niño creciendo de forma descontrolada en mi vientre.- Dijo con atino casi cerrando los ojos.

El mago abrió los ojos de sorpresa, se adelantó a ella, la tomó de los hombros y con suavidad la empujó hacia atrás para que se rescostara en la cama.

-¿Por qué no me has dicho antes?- Dijo poniendo su mano en el estómago de ella apuntando con su varita. Abrió los ojos aún más. -Es cierto, es un niño.- La punta de su varita dejó salir un pequeño hechizo en forma de humo que cubrió el vientre de la joven y luego dibujó sobre este un círculo con una línea transversal.

-Apenas pude notarlo hace unos días, mis… Mis asuntos femeninos han sido normales hasta hace poco.- Dijo en voz baja viendo a los ojos de Snape con temor. No comprendo cómo no me di cuenta antes.

El mago la quedó viendo para ver si esas palabras no tenían otras intenciones.

-Son dos meses que no has tomado el cuidado pertinente, tienes que empezar una mejor dieta lo antes posible sino quieres tener un hijo similar a Wesley.- Levantó una ceja.

-¿Con cabello rojo?- Dijo ella divertida.

-No, eso sería espantoso, me refiero a alguien tosco sin modales y sin inteligencia.- Dijo intentando ser gracioso.

-Soy Hermione Granger, será muy inteligente… Si tiene algún defecto será culpa tuya.- Pensó y comenzó a enumerar. -Mal carácter, introvertido, amargado y antisocial.- La joven intentó no soltar una risa burlesca.

-Ojalá nuestro hijo sea así, será un buen castigo para ti.- Dijo serio apareciendo y desapareciendo con ella juntos, abrazados, sentados. -Dos Severus para Granger, ¡Oh por Merlín, quiero verlo! Ni tus peores pesadillas se van a comparar a eso.- Dejó salir un pequeño quejido de gusto junto a una pequeña risa cerca del oído de la joven.

-¿Cómo le pondremos al hijo de Severus Snape y Hermione Granger?- Vio en los ojos de Snape casi coqueteando cuando giró su cabeza hacia él todo lo que podía.

-Hay que pensar, todavía faltan unos largos meses.- Dijo en gruesa voz. -Y en esos meses su padre también tendrá que dejar de tener un paradero, no volveré a Hogwarts por un tiempo hasta asegurarme de que estarán seguros.

Él tenía la espalda en el respaldar de la cama y ella apoyaba la suya en la de él. La abrazaba tocando con una de sus manos el vientre de ella y con la otra sujetaba la mano izquierda de la joven.

-¿Qué es antetorum?- Preguntó la joven esposa con curiosidad.

-Un hechizo indescriptible.- Añadió Snape con ciertos aires de misterio.

-Debí suponer que algo andaba mal después de la primera vez que despertaste, cuando te regresaron a la vida. Por eso no quería verte, tenía miedo de sentir lo mismo en la primera reunión de la orden.- Dijo Hermione preocupada.

-Ante torum es una condena, no me esperaba que te haya afectado a ti también ya que cuando lo hice no existías, Antetorum…- Acercó su mano en la de ella provocando sin querer un hilo delgado de magia. -Es un hechizo, una maldición de saber que tienes una alma gemela y que nunca podrás encontrarla, es la pareja perfecta para una persona en el mundo mágico, existe pero no todos llegan a conocer a esa persona o si la llegan a conocer esta ya tiene a otra. No he terminado aún de saber todo lo que esa magia hace y ha hecho en nosotros. Nos protege, definitivamente lo hace.- Pensó unos segundos. -Aquella vez… La verdad del hechizo que hice cuando era joven sólo fueron celos, estuve impulsado a provocarme un daño mayor, yo creía que era Lily Evans, la joven amiga de la infancia pero no… No era ella, dolió ver que ella escogía a una persona estúpida pero no era amor lo que yo sentía. Era muy joven cuando hice ese hechizo, no fue tanto el peso que me quité de encima al saber que ella no era. El peso que vino sobre mí fue mayor después de esa magia. Me da coraje el no haber tenido suficiente información cuando leí ese libro pero me alegra haberlo hecho en mí, fue muy difícil porque no la veía venir, esa persona que tenía que ser mía, nunca la vi cerca al pasar los años, no vi a esa mujer y me rendí, aquello me enfureció más tanto que acepté malos caminos, pensé que lo había hecho mal, toda esa magia fue en vano porque no logró salvarme del futuro, me até al recuerdo de lo que le hice a Lily siendo joven me sentí culpable, sentí que le debía mucho y no le debía más que una simple disculpa… Pero… No sabes lo que pasó ese año, cuando vi a Harry, cuando Dumbledore me exigía más… Y… Cuando te vi, me aborrecía todos los días al saber que el hechizo, que la cadena que ahora está en tu cuello te pertenecía. Once años, podías ser mi hija, por eso decidí ayudarte ante tanta insistencia tuya por admirar a este patético profesor de pociones, once años tenías cuando por equivocación pensé que era buena idea dejar que contestes dos preguntas en clase, mí clase de pociones. Lo que te mostré no pasó pero pudo pasar… Hasta los quince años las veces que visitaste mi despacho fue en secreto, las clases que te di eran algo sólo tuyo a pesar de los demás acontecimientos. Cuando cumpliste los quince años te borré todos esos recuerdos y los reemplacé por recuerdos de tratos similares a los que conoces, el lado malo que tanto te hirió.- Apoyó su frente en la cabeza de ella soltando aire en un largo suspiro. -Yo sé que te hería porque te importaba, te afectaba. Lo que te mostré es un futuro que pudo haber pasado, un futuro que vi al usar el giratiempo muchas veces cuando aún permitía que vinieras a mi despacho siendo una pequeña niña, la curiosidad me ganó y yo guardé todos esos recuerdos, una línea alternativa de nuestro tiempo, desapareció por culpa mía… Severus y Hermione Granger no podían ser amigos, no podían ser pareja, no podían ser nada pero ese odio exagerado que nació de ti hizo que todo haya vuelto al mismo camino, el objetivo de ayudar a Harry y Ron, provocaste que comience de nuevo esa insistencia de acercarnos cuando te aseguraste que yo viviera, por eso te traicionaron tus sentimientos cuando me viste despertar, por eso me traicionaron mis decisiones de alejarme, estuviste tan cerca a mí todos esos días, desde que vi tu impresionante magia al explotar todos esos pomos de vidrio y quitar tela de mi ropa, todo lo que te enseñé no lo habías olvidado, me sentí orgulloso, me sentí… No lo sé, creo que tenía que pasar, que no hayamos podido hacer nada en contra del destino, eres el ingrediente exacto que completa una perfecta poción en mi vida.- Besó de forma delicada los labios de la joven. -Lamento ser tan grande, lamento no ser lo que esperabas pero prometo que todo cambiará.- Dijo viendo cómo ella ponía atención a todas esas palabras suyas que salían con valentía.

-Severus tú eres lo que quiero, yo no esperaba nada de nadie, ni de Ronal Wesley, ni de Victor… Yo no pensé casarme, no pensé enamorarme así. Eres un misterio difícil de descubrir y por eso creo que debió de ser esto. Estamos juntos querido profesor y ahora estaremos aún más unidos, lamento todo lo que hice, lamento haber tenido que olvidar que aprendí muchas cosas de ti. Tienes que aclararme aún tantas cosas, Severus, al igual que yo aclararé las mías… Yyyyy… Ahora… ¿Puedes decirme… Quiénes son ellos?- La joven se perdía en sus ojos oscuros gastados de estudios, noches, abusos y maltratos que él decidió en su vida mientras distinguió de pronto a unos hombres mirando y escuchando su conversación frente a ellos.

El mago se fijaba en los ojos de la joven, la miraba directo en las pupilas poniéndola nerviosa, aún más cuando le pintaba esa sonrisa extraña en su propio rostro, una sonrisa que sólo ella conocía. No dejó de mirarla cuando detectó también a esos hombres en el ático y habló:

-Son autores, me deben haber seguido hasta aquí, lo lamento.- Dijo resignado.

Expelliarmus– Dijeron al mismo tiempo mientras se veían a los ojos. No usaron sus varitas, el hechizo ante torum incrementaba su magia, era algo que juntos o separados habían descubierto.

Las varitas de los magos que los apuntaban fueron a parar de forma ordenada en la cama junto a ellos.

-¿Después de esto les borrarás la memoria?- Dijo Hermione perdida en la mirada de su esposo.

La mirada que ella le daba era de ensueño combinado con otras sensaciones emocionales por culpa de la multiplicacion rápida de las células en su vientre.

-Hazlo tú, yo quiero admirarte.- Dijo el mago.

-Hay tantas cosas que quiero enmendar, cada una de todas esas equivocaciones, quiero aprender a hacer las cosas nuevas desde hoy.- Dijo Hermione viendo los labios de Snape.

Obliviate pronunció en su mente, las varitas se alzaron de la cama y apuntaron a sus propios dueños tocándolos con el hechizo y haciéndolos caer en el suelo.

-Tenemos que aprender juntos.- Dijo Snape sin importarle ver lo que había pasado, ni miró a los individuos.

-Me doy cuenta que aprendí muchas cosas de ti desde pequeña, quiero aprender más.- La joven seguía en conversación como si nada hubiera ocurrido mientras el rostro de Snape que estaba frente a ella del lado izquierdo de su hombro ahí sobre la cama, esbozó una sonrisa oportuna.

-Lo primero será que aprendas a respetarme.- Dijo Snape que entre cerró los ojos un poco.

La joven sonrió de forma inevitable y dijo.

-Vaya, suena conveniente… ¿Qué te parece si mejor hacemos el amor?- Se acercó a los labios del mayor y sin tocarlos él se rectificó.

-Lo segundo será que aprendas a respetarme.- El mago se hizo más de lado izquierdo para estar cómodo al juntar sus labios con los de ella y hacer que terminen acostados en la gran cama.

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***

Once años después…

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-¿Ese niño se parece mucho a…?- Dijo Luna a Draco quien era el actual profesor de DCAO.

-Me parece un niño común y corriente con aires de ser mal educado y quizá de padres muggles.- Dijo Malfoy con asco.

-Tú y tu eterno fastidio por muggles, te recuerdo que terminaste casado con una.- Dijo la joven en diversión notoria y burla cruel.

-Estoy divorciado.- Dijo el joven mago haciendo gesto de asco.

-Ni si quiera una muggle te aguantó, yo me libré por poco y estoy feliz por ti y tu pequeño hijo, se ve muy lindo felizmente no se parece a ti.- Le guiñó un ojo al voltear ligeramente.

-Pero al menos hice una carrera seria…. ¿Cuidado de criaturas mágicas, Luna? Pensé que eras más inteligente… Y… Espero que sea tu primer año dando clases aquí.

Los jóvenes no habían terminado juntos después de años de novios, Luna se casó con Seamus y Draco específicamente con una muggle abogada, de las peores mujeres según lo que le dijo su madre al finalizar su relación ya que le quitó muchas propiedades en el divorcio y le otorgó toda la custodia del hijo para irse a casar con otro mago del ministerio.

-¿El profesor Severus sigue enseñando pociones?- Preguntó Luna sin saber absolutamente nada después de tantos años.

-Este es mi primer año dando clases, Luna. Y qué mal por Seamus que te llevó a vivir al fin del mundo ya que no estás enterada de nada… No enseña aquí ni en otra escuela, él está muerto y al parecer Hermione también.- Dijo rondando los ojos.

-¡Ayy qué mal genio! Podías decirme simplemente “Está muerto”.- Hizo gesto con sus manos para que él la viera, estaban junto al otro detrás de esa gran mesa de profesores.

👁️¡¡¡Merlín Wendell Snape Granger!!!- Gritó Minerva fuerte frente a los presentes en el gran comedor, todos voltearon a ver al niño de cabello negro con rostro misterioso.

El jovencito subió por los pequeños escalones, se colocó bajo el sombrero, cerró los ojos… El arrugado objeto café mágico gritó de inmediato…

-VAYAAA Sabía que era hijo de Snape.- Dijo Luna emocionada dando un pequeño grito que no dejó escuchar a Malfoy. -Es adorable.- Añadió sorprendida con rostro de ternura.

-¡Ayyy Luna, no me dejaste escuchar nada! Ahora tendré que seguirlo con la mirada. ¡Qué pena que Hermione no puede verlo, es idéntico a Snape pero con ojos café, la hija de muggles debe estar enojada donde quiera que esté!- Dijo Draco haciendo que Luna esté más curiosa.

***

Primeras vacaciones de alumnos de primer año.
____

El joven llegó a casa, saludó al elfo y subió a donde el piano sonaba.

Al estar en el salón de música lo apagó en un hechizo silencioso.

-Madre, padre. Ahora todos conocen a su hijo.- Dijo el joven en el ambiente silencioso. -¡Tengo hambre!- Añadió en urgencia. -¿Dónde iremos esta vez?- Miró a todos lados pero luego cerró los ojos y se vio frente al espejo.

-Te ves tan guapo. Eres idéntico a tu padre.-

-Querido Merlín, hijo mío.-

Los dos, bruja y mago esperaban al niño en su casa frente al campo, el lugar que nadie conocía, escondite de ambos por todos esos años en algún lugar de Londres.

Hermione no pudo librarse de saldar sus errores, no quiso que exploren en su mente. (Estaba libre de culpa, no lo sabía. La buscaban pero no era para culparla sólo era comprobar algunas cosas que hizo Lucius.) Y él, el hombre a su lado decidió desaparecer por ella todos esos años. No tuvieron que preocuparse por el dinero, tenían mucho dinero en el banco.
Además Snape sabía usar muy bien el caldero haciendo pociones para tomar la forma de otra persona, de forma increíble seguía dando clases en algún lugar de América mientras Hermione Granger se había vuelto escritora anónima en Francia.

-Es hora de regresar a Hogwarts, hijo.- Dijo Hermione.

Pero no se refería a que el niño que disfrutaba de su primer día libre en las vacaciones tenía que volver.

Severus y Hermione se miraron a los ojos.

-Es hora de regresar a Hogwarts.- Dijo Snape viendo a Hermione y luego a su hijo. -Pequeño Slytherin.- Se hizo a un lado para que el joven contemple su imagen de nuevo.

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“Las mejores historias comienzan cuando otras terminan.” – Anónimo.

Sevmione

Dedicado a cada Sevmionera del mundo y al inconforme término realista de una historia ficticia que lees en la adolescencia.

Las imágenes en esta historia no me pertenecen y tampoco personajes y algunas locaciones. 🚫🚫

Pdta: JK. Rowling por siempre!!! 😍😢🙏 Y Feliz próximo cumpleaños, Snape! 💗

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