El Nuevo Mortífago Capítulo XL 2da Parte – Capítulo 11

 

COMO EN UN PRINCIPIO
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Hermione apareció en el lugar más lejano que conocía y era al oeste de Irlanda, una enorme isla rodeada de agua en casi todos sus lados, recordaba ese lugar por sus padres, el último paradero donde ellos fueron y donde hablaron con ella era ahí, ese lugar resguardado por su propia magia, magia que escondió a Snape al regresar con él y preparar ese pastel de queso.

Recordó la noche del desastre en su boda, algo que no planeó. ¿Quién iba a pensar que Lucius aumentaría el dolor, la culpa para ocultar su secreto de la forma más inoportuna?

Podía estar arrepentida de haberle dado esa piedra, la piedra que era de él y bien dijo que ya no tenía magia como para aparecer a último momento, fue ella quien la colocó en su mano y fue ella quien le dijo a Neville, el joven, que se lo diera a Lucius quien entonces era Remus. (Por su puesto ella no sabía que Lupin había muerto junto a Ny)

Fue de inmediato, desde el primer día que la curiosidad la hizo verle más allá de esos ojos oscuros, el día que estaba frente a ella ya no era el mismo hombre, lo supo tan sólo con esa visión perdida, ese grito de espanto que la hizo temblar que la hizo saber que él tenía sangre recorriendo sus venas, que tenía un corazón que latía y sentía mucho dolor y luego… Su voz… Reclamando al director Albus, el susto de hallarse descolocado sin reconocerla por unos instantes… ¿Cómo? ¿Cómo pudo arrepentirse tan rápido el mismo día que volvió a verlo con vida?

Descansó en una piedra sobre la cima frente a ella escuchando el quebrar del agua contra las peñas. Se lamentaba y pensaba que podía intentar solucionarlo pero luego se arrepentía porque no quería hacer más daño.  

Sabía que él trataba de esconder quién era, que podía descubrir por completo a Severus Snape, su antiguo profesor de pociones. “¿Quién es en realidad?” Se repitió mil veces.

*A cien metros desde donde ella contemplaba el mar estaba él atento sin dejar escapar sus movimientos estudiando el cerrar los ojos de la joven, el remordimiento que había en su rostro, el apretarse ambas manos queriéndoselas destruir. Pero ella no podía verlo porque no estaba visible y tampoco intentaría leerle la mente.*

***

Dos horas después la joven seguía inamovible y él también.

Pobre niña, al estar junto a Neville en el principio le hizo ver lo que logró por la amargura que tantos años guardó en su corazón pero no contra ese hombre “¡¿Tanto deseo tenía de verte por dentro?!” Toda esa ramificación fue creciendo en su pecho que llegó hasta imaginar el dañarlo pero luego ocurría lo inesperado… 

Los comentarios juveniles y discuciones en la sala común de chicas fue real. Eran esa chismosas de Gryffindore quien traían las últimas noticias desde la casa de Slytherin. “El setenta por cierto de las alumnas gustaban de Snape ¿Por qué, si era un amargado? y aún así no dejó que alguien se le acercara porque las jóvenes de otras casas le tenían pavor. ¿Y tú, Hermione, tenías miedo?”

“Severus Snape, el de facciones rectas, nariz varonil, cabello lacio , siempre de negro, siempre gallardo… Mirada intensa, espalda de nadador, trasero irresistible… Te estás desviando, Hermione” Peleaba con ella misma “¡Es que he tocado a ese hombre, a él a él a él a él! ¡Lo he tocado! ¡Es mío!” Decía en voz alta segura que nadie la oía. “¡No, no es tuyo!”

El mago entrecerró los ojos al observar que los labios carmesí se movían sin pronunciar palabras claras de forma desesperada.

La joven tapaba su rostro con ambas manos, sus risos ondeban frenéticos contra la brisa.

“¡Y él me dejó, maldita sea, me dejó acercarme más! ¿Por qué no paré desde tercer año? ¿Por qué no paré esa noche en Asia, o en el salón de pociones, por qué no en esa habitación, por qué me atrajo tan fuerte? ¿Es acaso que él tenía razón? ¿Las mentiras de que empecé a observarlo desde mucho antes eran verdad? ¿Por eso lo odiaba con todas mis fuerzas, porque en verdad no era odio, era…?” 

La joven se mordió el labio y frunció el ceño apretando sus ojos para que no caigan lágrimas de ellos, agachó la cabeza y antes de que se le escape una de cada lado pasó rápido las mangas de su suéter.

Snape vio eso, se detenía así mismo para no ir con ella.

“¿A quién puedo engañar? Te gustaba, Hermione, por eso querías desaparecerlo…” Pensó y suspiró rendida.

-Te gusta y no es mentira, lo amas y es concluyente…- Dijo en voz baja.

Snape leyó sus labios con detenimiento como si eso fuera lo que esperaba optener al vigilarla y cuando lo repitió en su mente para guardarlo desapareció.

Fue al acercarse a esa sombra oscura en forma de escudo que él levantaba para defenderse de forma insultante, despectiva, soberbia, no era para probar su paciencia era para ver si él se rendía de tantas provocaciones, si él delataba el lado Slytherin de su ser.

Podía pensar que había perdido, que no quiso hacerlo, que ya no quiso cumplir su propio sucio juego, por eso no se atrevió a verlo en la primera reunión donde el falso Remus llamó a la orden para planear un contraataque “supuesto plan para acabar con un nuevo mortífago” algo que nunca existió, que distrajo a todos para poder matar más gente. Neville tuvo que ir a buscarla, ella sólo quiso olvidar todo hundiendo la cara en libros y más libros, el único refugio que conocía. El refugio más seguro para una bruja de sangre sucia.

Se puso de pie apretando los puños, la brisa casi empujaba su cuerpo como si la rechasara en esas confesiones dichas al viento en susurros… 

“¡Susurros, como él lograba controlarme, el hechizo más fuerte que tenía sobre mí, su voz!” “¿Y ahora qué? ¿Cómo hago para desaparecerlo pero de mi cabeza?”

Nunca conquistó a nadie y Neville aquella vez no hizo que lo bese con planes tontos provocados por Remus, esa vez lo besó porque de verdad estaba asustada y al joven le pareció una rápida salida que no los expuso delante de tantos Muggle y mortífagos.

Ella no lo buscó para conquistarlo ni tampoco esperaba todo eso como bien dijo no pensó que llegarían tan lejos, no pensó que era fácil la forma en la que se dejó seducir de un día para otro pero aún queda algo y es eso que él sembró en ella, esa cadena que colgaba en su cuello, esas marcas en su cuerpo… Pero… Sobre todo esas marcas que dejó… Que ahora también habían pintado su alma, pinchando esa piel invisible e incrustando la tinta lentamente para contaminarla por completo para comprarla con rastro de sangre en cada trazo.

Estúpidamente enamorada como él le dijo días pasados, una tonta e ilusa niña enamorada.

-¡ESTÚPIDA, TONTA NIÑA Enamorada! ¿Ilusa? Sí, ilusa… ¿Por qué no le dijiste a tiempo, por qué no le contaste todo? Ahora tengo que perderte porque es lo que merezco, tu orgullo no vendrá a buscarme nunca más, eres demasiado hombre. Es humillante lo que hice. ¡Obliviame porque…!

-“¡Amor hazlo, mátame ya!”- Hermione repitió las palabras de él -Su voz… No puedo con esto, me duele y aún así se repite mil veces.¡No te mentí, Severus, te juro que no te mentí! ¡Lo juro!.. Todo lo que vivimos fue real.- Suspiró con el nudo en la garganta.

Caminó hasta llegar de nuevo a casa, subir al segundo piso y sentarse sola rodeada de la nada.

“Te extraño” Se decía sobre la bolsa de dormir viendo la ventana de ese ático, sola, estaba sola.

Hasta que se dejó llevar en sueños…

Y entonces él volvió a ella ahí en esa habitación, pensaba que podía hacer como si no hubiera pasado nada. 

Su plan era simple.

El lecho de ella se hizo una cama donde su tierno rostro descansaba inocente sobre una almohada. provocó sueño profundo en la joven y subió con cuidado junto a ella pero sin tocarla.

“Si me busca con sus manos me acercaré” Pensó Snape “Si me toca me quedo y sino me iré antes que despierte para que vuelva a su lecho”.

Y así esperó, muchos días hizo lo mismo, se detenía para tocarla. Una semana, dos semanas, tres semanas y cuando iban a cumplir dos meses lejos la escuchó sollozar entre sueños.

“Hazlo, entra en su mente, hazlo” Se dijo con temor “No puedo, se dará cuenta” Vamos “¡HAzlo, hazlo, está llorando, algo la está perturbando!” “¡No puedo! ¿Y si se da cuenta?”

Con temor extendió su brazo y tocó su rostro con delicadeza, al instante ella empezó a calmarse y giró el rostro hasta él, y fue todo, él ya no pudo moverse más. 

Hermione pudo percibirlo de forma inconsciente, el borde de los orificios nasales se abrieron al aspirar aire más profundo. Giró su cuerpo dormida, extendió su mano izquierda para tocar y se encontró con el pecho de Severus.

Él miró todo el movimiento como en cámara lenta pero su reacción fue veloz. Se acercó más a ella y posó su brazo sobre la cintura delgada de Hermione, poco a poco hizo presión en un abrazo de “Te extraño”. 

Quitó el hechizo que puso y se dejó caer en profundo y natural sueño junto a ella.

***

La madrugada terminó y ella abrió los ojos, no podía ver nada porque al parecer la pared estaba más blanda y oscura pero un aroma fuerte chocaba contra ella más el peso justo de un abrazo inconfundible.

Era él… 

Lo observó una y otra vez confundida, lo último que recordaba era estar sola.

-Severus…- Susurró. -Te dije que te alejes…- Contempló el rostro del dormido pocionista recordando las veces que lo despertó con un pequeño beso.

Y entonces fue interrumpida…

-Y yo te dije que no ibas a escapar de mí…- Usó esa voz característica al despertar junto a ella. Siguió con los ojos cerrados y ella rompió en llanto aferrándose a su pecho.

-¿Cómo…- Intentó preguntar.

-Te seguí.- Abrió los ojos. 

-Perdó…- Quiso hablar pero él la calló tapándole la boca y luego dijo. -Aún quedan muchas cosas, confiesa como si fuera la primera vez que hablamos, Hermione.-

Alzó su varita hasta tocar con la punta el cuello de la joven y dijo suavemente:

Ante-torum!-

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#Sevmione

  “Fingimos lo que somos; seamos lo que fingimos” – Calderón de la Barca

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