Confía en Mi Capítulo X Final – Aquí Está El Examen

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Final

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Unos días antes de que Hermione fuera a molestar a su oficina y a mentir de que necesitaba el acceso al archivo con urgencia.

Snape
2:00 de la tarde,
sobre el mezzanine del ministerio.

La vi hace unos días, mh ¿Dónde se ha metido esta joven escurridiza? espero encontrarla de nuevo, idear una manera es fácil el problema está en que este lugar está lleno de ineptos chismosos.
Lupin me dijo que los chicos estaban aquí, no le dije nada, no sospecha de mí ¿Cómo podría saber mis intenciones al contarle que me había parecido ver a una de sus ex alumnas de Gryffindor?

No sospecha de mí ¿Dónde estás, Hermione?

Ahí es donde puedo verla, quizá pueda encontrar sus rizos entre todo ese mar de jóvenes pasantes del Reino Unido, ella y su desafiante mirada color café, la que en horas hace muchos meses atrás querían tener razón en proclamar, decir que ninguno de los dos iba a resistir volver a estar frente al otro y resultó ser cierto, resultó que perdí ¿Cuánto más podía seguir entre pasillos fríos y entre mis sábanas impregnadas de su aroma a jazmín? Ese castillo era tan cruel y frío ¿O en realidad había una venda en mis ojos, una venda que ella quitó al acercarse? era ella quien hacía que sienta un lugar tan helado como uno cálido. No más, yo ya no voy a perder más esta oportunidad aunque me guste ser sutil para así hacer las cosas en su perfecto tiempo ¿Qué puedo hacer, Merlín?

Vamos a ver qué de bueno sale entre tanta cabeza alborotada y joven en el ministerio, ¡Vaya vaya vaya! No todos son tan ineptos.

Veamos.

Jóvenes centrados en lo suyo mh, en sus carreras mediocres, Mh en el trabajo, en sus mascotas, en sus casas nuevas y sobre todo en… ¡Merlín, ahí está ella! ¿En qué piensa? Oh, qué difícil es, Hermione, tienes los protectores arriba ¡Qué astuta! pero en un instante pasaré a visitarte, lo prometo.

*

Snape se quedó por unos minutos en el borde del mezzanine para observar a Hermione en su cubículo, intentar leer su mente o decifrar por qué estaba ahí.

¿Se habían escrito?

Sí que lo hicieron, sobre todo el primer mes en que ella dejó el castillo. La chica lo hizo  él sólo respondía intentando ser lo más frío que podía para así arrancársela de tajo aunque después de la segunda carta era casi imposible resistir que, resistir en decir que la necesitaba y aún así no derramar su corazón en esas cartas.

📜 Es grato leerla, espero se encuentre bien.

Siga adelante con sus prácticas la supervisión para el curso ahora será desde lejos, quedaron de enviarme las copias de sus avances en el departamento de defensa.
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Hermione era desilusionada en las primeras palabras gracias a él al ser tan formal. Se enojaba y cada respuesta que ella entregaba estaba cargada de más, más de lo que él no quería leer.

📜 ¿Se acuerda de nuestras reuniones, del cálido sentimiento en los abrazos al encontrarnos en la casa de los gritos, recuerda mis manos, mi voz cercana y mi tacto en su rostro, esa forma de alejarnos y acercarnos que tanto nos hacía enojar, cada quien en el silencio horrible de tiempos pasados, todas esas situaciones y nuestra conversación natural? Yo no he olvidado sus abrazos y quiero ser soberbia al decir que usted tampoco me ha olvidado.
Siempre sentía que debía estirar más mis brazos, mis dedos, para tocarlo porque tenía un confuso presentimiento de perderlo desde las primeras horas de verlo a solas conmigo, el egoísmo me invadía porque lo quería para mí y deseaba que él tiempo no se acabe y que las responsabilidades no nos aplasten, casi no tenía tiempo, deseaba más contigo. Lo sabías, sé que lo sabes. No me olvidé por favor, no sé qué pasa en tu difícil mente o en la mía, así que no hay razón para no intentarlo aunque sea una vez más. Te conozco y no tengo miedo de lo radical que puedas ser, tienes tantas convicciones y pensamientos centrados y sabes que chocas conmigo, sin embargo no soy tan distinta a ti, somos tan parecidos Severus y te extraño, profesor.
📜

📜 Contigo no estoy confundido, contigo sé que sucede y por eso es que no quiero que pruebes si soy capaz de lastimar la única confianza verdadera que has puesto en alguien. Lo siento.
📜

Las cartas siempre decían la verdad del otro, no inventos y menos si las cartas llegaban en la madrugada.

*

Y ahí estaba ella otro día de trabajo, él arriba en mezzanine y ella abajo en su aburrido cubículo. Nada obvio, la gente del departamento de misterios aprovechaba la presencia del Slytherin al máximo, era tratado como una eminencia ya que en esa época no había un mago tan avanzado en Defensa como él además de sus habilidades en investigación o clasificación de venenos para su otra experta área de pociones.

Snape se quedaba quieto por mucho tiempo sin ser descubierto viendo con atención cada uno de sus sutiles y delicados movimientos, después de tantos meses ella se había convertido en una atractiva dama que no necesitaba usar correctamente el uniforme para verse llamativa ante sus ojos, un misterioso tesoro para descubrir en esas elegantes prendas oscuras, se quedaba sin aliento al ver sus peinados altos pero aún más cuando algunos mechones adornaba su cuello como señalando esa clavícula que deseaba besar y convertir en un camino para sus anhelos.

Con mala suerte tampoco se perdió ese instante donde Remus Lupin empezó a ir por ella, se acercaba tanto a su amigable y juvenil ser, tan permisivo y familiar que era molesto, ver que la invitaba a salir en cada bendita cena las siguientes noches le hacía doler horrible el vientre hasta incluso llevarlo al baño por los nervios, cosa extremadamente rara en él ¿Cuándo se había enfermado por los nervios?

Se enojó, el primer, segundo, tercer, cuarto día, sintió celos tantos celos que dejó de observarla desde arriba y desde entonces quiso encerrarse dentro de su gran oficina oscura de cuatro paredes hasta que se fuera aquél malestar.

Los celos no eran porque el licántropo quería algo ya que sabía que Remus estaba casado, los celos eran por verla y no poder ser él mismo una barrera para las moscas, el otro ahora tenía su atención dejándole así mismo como un futuro evento extraño, expuesto si se le ocurría pedirle lo mismo, ir a cenar en la noche con ella.
No sería lo mismo la confianza de los años de amistad con ese Gry, aún no sabía nada de ella en cambio el otro profesor sí.
Y lo que más odiaba con todo su ser era que fuera él del séquito “James Potter” ¡Aggg, eso lo amargaba!

Cesó de verla, cesó de intentar encontrarse con ella, ya no supo nada hasta que un día en la tarde ella llamó a su puerta.

Y días después se estaban besando en el archivero, con cuidado de no ser vistos.

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Momento actual

La chica llegaba a la oficina temprano, a la misma hora cada día, siete de la mañana, antes porque le gustaba dejar todo ordenado.

Dispuesta a sentarse y guardar su cartera en el mismo cajón de siempre, se sorprendió al ver que ahí sobre su escritorio habían colocado un pergamino doblado en dos, sobre este una planta con flores rosas casi violetas, no estaba segura, estaba entre hierba buena o menta.

Tomó el papel con delicadeza dispuesta a enterarse de lo que pasaba y al empezar con los primeras líneas una confusión grande la rodeó y de inmediato comenzó a reír.

📜
Viernes, 8pm

Si no se ha dado cuenta de este texto es porque como siempre está en la Luna, Granger.

Se lo dejé antes de que salga a cenar, en la noche para ser exactos.

En fin, tengo un reto para usted, las flores que ve delante de sus ojos necesitan clasificación.

Sé que ha pensado en una especie, si es tan lista como para decirme cuál es, se habrá ganado una cita conmigo, en su casa.

Prepararé la cena con mis manos.
📜

La chica sonrió, no podía con él, no podía con ese sentimiento que le hacía estar nerviosa o recordarlo de forma exagerada, recordar cada detalle que lo hacía verse así de atractivo incluso en su antipática forma orgullosa con ella. Y otras veces ese silencio misterioso e interesante donde no sabía qué pasaría después.

Al final de la carta había una pequeña línea con un gran “PDTA:”

Pdta: Ven a mi oficina cuando puedas… Tengo una incómoda necesidad de… verla… O como dice usted “L’extraño

La chica mordió sus labios porque leer esas dos palabras y escucharlas en su cabeza con esa típica voz gruesa, casi le arrancó el corazón. Le era molesto también porque cuando él escuchó eso se la pasó tres horas seguidas junto a ella sobre el sofá de su casa explicando la pronunciación del idioma más difícil de pronunciar, Francés.

Se escuchó un ruido afuera como si la estuvieran solicitando y unos minutos después tocaron despacio, al parecer con algún objeto metálico.

Se acercó a la puerta y abrió, ahí frente a ella estaba el rostro de Remus, alegre, dispuesto a invitarla a cenar otra vez.

—¿Qué haces Hermione?

—Arreglo mis cosas para las actividades de la semana —contestó animada—, Pasa —lo invitó a ingresar, el lugar de ella era sumamente ordenado, simplemente una maravilla a la rápida vista fisgona del mago.

—¿Quieres ir a cenar? —parecía que tenía goma de mascar, no dejaba de mover la mandíbula.

—No puedo esta noche, Severus me invitó… Así que iré con él —Se detuvo de darle información con una sonrisa especial que expuso sin querer.

—Entonces van en serio ¿Es acaso que no podremos salir más a comer con los chicos?

—Sí podremos pero ahora él también irá si quiere. No es que no quiera, me refiero a él, sino que no puede porque estará conmigo.

—No creo que te deje venir con nosotros, Snape es un poco casi nada egoísta —fue comicamente sarcástico.

—No es así, profesor. Me incomoda un poco esto ¿Sabe? Incluso más que a Severus así que intentaré explicarlo con cuidado y amor. Verá, he pasado mucho tiempo con ustedes, me gusta hacerlo y no dejaré de hacerlo pero ahora Severus es mi novio y no he pasado tiempo con él, nos conocemos muy poco así que por unos meses creo que voy a convivir con él más que con ustedes. En almuerzos, cenas, salidas y cuando tenga que reunirme con ustedes me encantaría que él también fuera parte del grupo, si él no quiere pues no habrá problema, siempre querré estar con ustedes pero deben comprender que si he dejado de verlos es porque ahora él estará primero.

Remus escuchaba atento, también el tono comprensivo y amoroso en que lo decía. Definitivamente esa chica y Snape eran opuestos, tan distintos, aún no sabía por qué cómo había sido posible que ese hombre le hubiera atraído, sin embargo la comprendía ya que ella estaba en una nueva etapa de su vida.

—Está bien, no pasa nada. Me gustaría que si pueden, vengan con nosotros este próximo viernes, haremos una cena en la casa de Harry —Remus no mentía, la fiesta era por el compromiso de Harry y Ginny.

—Le diré a Severus y veremos qué pasa en los siguientes días.

Remus retrocedió sus pasos con ambas manos dentro de sus bolsillos, bajó y se fue, ella cerró después de que no lo vio. El licántropo pensó que mejor sería enviar una carta con la invitación, ser tan informal en esos casos no era buena idea porque entonces no obtendría atención.

La chica tomó su cartera de mano para ir a la sala de comidas y comprar algo pero primero quiso visitar al impredecible mago Slytherin.

Caminó uno metros hasta su oficina por el largo pasillo que llevaba al enorme archivero y se detuvo en la puerta principal, la puerta que llevaba a la oficina de Severus.

—Hola ¿Señor? —el trato con él no podía ser distinto dentro del trabajo por algunas cosas que ya se habían conversado referentes a los cargos en el Ministerio.

Nadie le respondió.

Empujó la puerta después de girar el pomo para darse cuenta que esta área estaba completamente vacía, literal, no había ni polvo, esos elfos sí que eran expertos en limpiar.

—¡Merlín! ¿Qué sucede? —pensó en voz alta pero luego recordó que lo habían ascendido.

Snape se apoyaba justo al lado de la puerta, de tal manera que cuando ella abrió, su cuerpo se escondió automáticamente en la acción así que cuando ella había dado unos pasos al frente, y le daba la espalda, él cerró con un suave movimiento de su mano izquierda para aparecer al instante frente a ella con el ruido porque la chica saltó y volteó.

—Sucede que ya no usaré esta oficina sino la principal —su ronca voz alteró a la chica. ¿Cómo te encuentras? —tenía ese usual tono grave y serio.

—Hola —contestó tímida, escondió algunos de sus cabellos detrás de su oreja derecha, estaba nerviosa y se empezaba a sentir exageradamente caliente por las mejillas.

—Hola —él parecía decirlo a propósito, ser cortante, ser tan serio, sonar seguro aunque se encontrara en la misma situación de ella.

Caminó unos pasos hasta Hermione, atrapó con cuidado su rostro y la acercó con la otra mano de la cintura para poder abrazarla, tenía ganas de sentir su tibio y grácil cuerpo contra él pero sobre todo tenía enormes ganas de besarla.

Cerró sus ojos automáticamente junto con ella y depositó un suave beso en sus labios, de inmediato se alejó unos centímetros y susurró.

—Mira, te olvidaste de esto, señorita —el mayor puso lo que parecían dos hojas juntas dobladas en dos.

—¿Qué es esto? —la voz de la chica era rumorosa, dulce al principio aunque bajó el grave en la última letra. Se interesó en el objeto porque la distrajo.

—Aquí está el examen final que te hice en Hogwarts. Lo que usé de pretexto para verte sin interrupciones en mi despacho.

Ella se sonrojó al recordar que ese día se conocieron por primera vez aunque luego lo olvidaron por la doble dosis de poción revitalizante.

—Sabes, no me di cuenta que era un pretexto porque yo quería estar contigo —hizo una sonrisa de lado frente a él mientras Severus estaba maravillado de esa forma en que explicaba, cosas que se quería enterar desde hace tiempo atrás—, de hecho a mí no se me ocurría una idea para ir a donde dormías, sí tenía esas tremendas ganas de ir a charlar, solos, pero mientras más pasaban los días, la casa de los gritos o el aula de DCao eran suficientes —su voz sonó amorosa—, se sentían cómodos, además que tenía que adivinar si tú querías más, porque eres definitivamente un hombre muy difícil de leer.

Snape sonrió de lado sin poder aguantar más, lo hizo por unos segundos y en silencio, volteó a ver la puerta y luego el vacío de la oficina.

—¿Qué querías que te diga, que me había cansado de jugar a ser un niño amistoso y quería comportarme distinto contigo? No podía decirte que quería llevarte lo más lejos de la escuela para cortejarte —La besó de nuevo y se puso detrás de ella para abrazarla y hablarle al oído derecho, la apretaba por la cintura pegando ese hermoso cuerpo a su vientre ansioso de más calor —Dime la verdad ¿Por qué jugabas así, por qué todas esas veces no fuiste directa? ¿Pensabas que sería tan inocente para no notarlo o lo suficiente perdido e inteligente para inventar otras posibilidades de ser cercano a ti? Yo sí puedo apostar a que sabía lo que estaba en tu cabeza, y no era amistad —bajó la voz hasta ser un susurro grave y gutural—, A mí nadie me engaña.

La chica se removió, tembló como gelatina recién servida sobre un muro expuesto al sol intenso por tres horas y jadeó nerviosa.

—Pues porque tenía miedo de… Yo no quería… Tú eras mi… Es que no estaba segura de lo que sucedía ¡Lo juro! —Caminó nerviosa y con un nudo en la garganta hasta estar junto a la puerta, se apoyó ahí para no caer y ver al mago frente a ella. Suspiró profundo y empezó a enumerar—, Primero eras alguien que quería conocer, ah y… De quien quería aprender. Segundo, mi admiración creció de forma incontrolada hasta empezar a verte como un… Diferente a un profesor y… Tercero, me gustaste cuando empecé a fijarme en los detalles que mostrabas e incluso esa forma única tuya que quizá detestaste por mucho tiempo, la que creías que era aburrida para mí, resulta que eso terminó por enamorarme. Además sabes que mis bromas y tu sarcasmo eran perfectas, juntas. Y esto… Justo esto que llevas siempre como un aura… Como esa rara aura oscura pero segura, eso me atrapó…

La chica ya se había soltado de él.

—¡Merlín! —Snape suspiró —Siento que es un crimen aún… Aunque a tu padre no le disgusta tanto —Presumió delante de ella al acercarse para darle un abrazo de incredulidad con ese tono grueso y serio.

—No exageres, no eres tan grande —dijo en broma.

—Lo soy, eso me va a perseguir toda la vida, mira bien, he podido ser esa persona que te cambia los pañales —La voz ronca del mago con intensión de hacerla enojar lo logró.

—Pero no lo eres, eres otra etapa de mi vida, no eres mi padre… Tú… Tú eres ese hombre que necesitaba que no sabía que existía o estuviera tan cerca a mí.

Snape tuvo muchas ganas de quererla aún más. Suspiró lento porque ella no se quedaba callada así que cambió de tema.

—¿Adivinaste qué planta es?

—La verdad creo que es menta. ¿Cuál es? —Hermione también pensó que era mejor dejar el tema de la edad para después. Ambos estaban juntos y listo, no había nada más que explicar.

—Granger no seas astuta, claro que es menta pero dime la clase de menta.

—Severus dime tú, yo sospechaba que era Hierba buena pero ahora pienso que no es, que sólo es menta por el color de sus flores.

Snape alzó una ceja.

—La tomé de uno de mis jardines donde las plantas están mezcladas, sí, es menta simple pero tienen algo extraordinario y nuevo, sus hojas se han combinado con la hierba buena y ahora es híbrida, la primera combinación después de seis años.

Hermione se maravilló pero no pensaba en visitar jardines en ese instante así que dejó salir lo que quería rápido y mortal.

—Es maravilloso pero ahora quiero que vayamos a mi departamento y hagamos el amor.

Severus se sorprendió y se acomodó el cuello del levita, nervioso por esa sorpresiva propuesta.

Erguido en sus dos pies, intentó guardar la compostura y evitar no sonrojarse. Sí, su comportamiento era raro cuando ella estaba cerca.

—Pero es hora laboral, Hermione ¿Cómo dices algo así y sin avisar?

—Bueno entonces será después de la cena.

—Ey, deja de condicionarme, Jean. Y no me pongas así, tengo que ir a una reunión en un par de minutos —miró el reloj de su muñeca.

—Como usted diga señor, estaré en mi oficina por si necesitas mi ayuda en algo.

—Ah ¡Qué mal portada eres!

***

Dentro de los nuevos pasantes en el departamento de defensa del Ministerio habían algunos recién llegados también de Hogwarts, entre esos estaban Parkinson, Springs, Malfoy y Mezzyn, todos alumnos de la casa de Slytherin.

El joven rubio, el cual había llegado ahí por recomendación del mismísimo Snape como una oportunidad de redimirse ante sus actos de tiempos pasados, no se esperaba toparse con la castaña algunas mañanas en esa pequeña sala de comidas al lado de la cafetería.

No le había hablado a su ex compañera no por no querer ser amigo sino porque creía que sería rechazado en su primer intento de socializar, además no confiaba en sus instintos fraternales sobre todo después de la quinta vez que intentó presentarse.

Al día siguiente, después de que las cosas del pocionista fueran llevadas a su nueva oficina, el joven Draco aprovechó acercarse a la chica después de haber observado sus movimientos por varias horas con intensión de invitarla a salir, y como era de esperarse no le fue tan bien como su orgullosa seguridad galante le presumía.

—Señorita Granger, buenos días —el chico sonó enérgico y seguro—, Me sorprende verla aquí, veo que en pocos meses has cambiado mucho, se te ve definitivamente madura y atractiva ¿Quiere cenar conmigo?

Hermione intentó hablar delante de él unas tres veces pero él no le dejó así que esperó que se calle para responder.

—Sí claro me encantaría pero hoy no puedo ya quedé con alguien.

—Oh lo lamento, debí imaginar que podrías estar ocupada, más bien disculpa porque es obvio que muchos otros han notado que tus ojos brillan entre tanta pálida nube y espesas nieblas de oficina.

La chica se sintió halagada y atacada por arcoíris cursis forzados, no pudo evitar sonreír aunque no con coquetería sino impresionada.

—Draco, gracias por lo que dices pero guarda ese trato formal, no es tan necesario. Y bueno si lo que quieres es salir para conocernos como amigos, estará bien pero si es en otro sentido ya no se puede porque estoy comprometida.

El chico se quedó de una sola pieza, eso sí era precipitado, quizá el afortunado era Wesley así que no resistió y preguntó.

—¿Después de todo te quedaste con Wesley? —Parpadeó en símbolo de que algo se lo decía y no se equivocaba—, Qué suerte tienen los que no se vayan, qué desperdicio.

—No —cruzó los brazos delante de su pecho con una sonrisa pícara y de defensa—, Mi novio es Slytherin como tú, un poco más grande que ambos y trabaja aquí como Jefe.

—Mh, interesante —no quiso poner tanta importancia sin embargo era un gran chismoso—,Dime de una vez quién es porque te lo preguntaré otra vez si no me dices.

—No puedo —se relajó para darse la vuelta e irse pero recordó lo del compromiso de Harry —Oye, iremos a la casa de Sirius o ya no recuerdo si a la de los Wesley, porque se celebrará el compromiso de Harry y Ginny.

Draco se quedó pensando, los Wesley no le agradaban mucho pero no sería tan malo convivir con sus ex compañeros a pesar de sus padres.

—Sí claro, avísame, hago practicas en el área de clasificación.

—Sí está bien —contestó Hermione entusiasmada antes de alejarse por el pasillo largo del lado derecho hacia la salida oeste, la que daba a uno de los ascensores.

El chico no le quitó ojo ni a su delicado vestido color beige muy pálido, la siguió con la mirada en esos movimientos gráciles y femenino hasta que una gran mano la jaló hacia el cruce y de lado derecho. Eso aumentó la curiosidad del niño que se quedó sin aire.

¡Qué sucede aquí, ahora mismo me enteraré!

Esperó unos segundos y se acercó con precaución, dio unos pasos hacia el centro del pasillo y entonces lo vio todo todo todo.

Vio a Snape apretar hacia él con su brazo izquierdo a su joven compañera de trabajo por la cintura y besarla de forma pasional mientras su otra mano  le acariciaba lentamente la cadera izquierda. Se la estaba devorando con insaciable hambre de más.

—¡Merlín no puedo creer…! —lo soltó así nomás, su tono vocal subió para convertirse casi en grito agudo pero el pocionista lo detuvo con su mano derecha.

*

Minutos después el rubio bebía una lata de soda muggle, Snape se sentaba detrás de su escritorio escuchando con atención participaba de vez en cuando con cortantes palabras y Hermione comía algunos chocolates en el sofá mientras hacía algunos análisis de lo increíble e imposible que era que otros creyecen o se imaginen que ellos dos terminarían juntos.

***

Tres semanas después, de regreso de vacaciones por finales de temporada alta laboral.

Ambos aprovechaban el beneficio que sólo recibían los responsables de cumplir metas en el ministerio cada mes durante medio año.

—¿Cómo hubiéramos llevado una relación en el castillo? —preguntó la chica con tranquilidad, estaban al sur de Inglaterra y se dirigían en el auto de Severus hacia Londres con únicamente la magia del mayor.

—Hubiera acabado en Azkaban. No habían muchas alternativas.

—Pero ya pasábamos mucho tiempo juntos, el tiempo que utilizamos charlando pudo haberse reemplazado por prácticas personales de dar al blanco y suspirar en mi oído, señor.

El mayor se puso nervioso además de sorprendido porque no esperaba que la chica fuera tan desenvuelta cuando sus conversaciones se hacían profundas y de mucha íntima confianza.

—Bandida, me arrepiento de no haberte besado más de una vez y que lo recuerde, es lo único. Sin embargo considero que era mejor esperar.

—Severus ¿Te diste cuenta de qué quería Draco el día que nos encontró? —le dijo al mago porque quería saber si él se había dado cuenta.

—No, no lo sé ¿Qué quería Draco?

—Pues me invitó a salir justo antes de que me lleves al pasillo para besarme. Dijo que me veía grande y atractiva, de verdad pude haberlo esperado de cualquiera menos de él.

Snape alzó una ceja.

—No le hagas caso, ya no creo que le queden ganas de ser galán—. Vamos con tus padres, recuerda que empezaré a trabajar con Wendell. Quiere que vivamos con ellos un par de semanas.

—¡Es increíble, Severus! ¡No puedo creer que hayas cautivado a mi padre sin usar magia!

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Fin
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