Beso Francés Capítulo VIII ¿Solo O Confundido? 🐾

¿Qué pasaba por la cabeza del hombre al transcurrir los días, recordaba a la chica, el pocionista pensaba en ella?

La realidad era que no, le había durado un par de días apenas y cuando ella había aparecido en sus recuerdos fue más un:
“Tiene una cintura de locura”

¡Era un desgraciado cara de santurrón y moralista! Eso pensaba Hermione, le enojaba que se viera tan propio y inalcanzable.

Mientras tanto ella resolvía una constante difícil, un problema real al no poder quitar al hombre de su mente, simplemente era una tortura ver sus botones negros, Snape no sólo le gustaba había crecido algo ahí, quién sabe, quizá era morbo, pero de que había algo importante había “algo” sin dudar.

Su rostro era para ella un momento que le transmitía nervios, su nariz larga y recta era como un aviso de que su día empezaba a aplastarla con recuerdos.

No podía olvidar sus caricias, su voz, esa forma en que cerraba los ojos cuando estaba frente a ella medidos por la pasión, unidos en un pequeño y sutil movimiento antiguo y húmedo. Esa forma de besarla era como si se contradijera ¿Cómo era posible que un hombre que abraza, acaricia y habla así en la intimidad sea tan frío y desinteresado? ¿Por qué la había olvidado?

¿Cómo podía ser tan patán con ella? ¿Por qué?

Sentía impotencia, esa pequeña se sentía extraña y ahora quería arrancárselo como podía.

En clases de defensa ella ni lo miraba y qué decir de él que de verdad había hecho como antes de todos los eventos íntimos o confianza, no con esfuerzos sino que estaba concentrado en cosas importantes y se había olvidado de ella, no la miraba porque simplemente no era prescindible y no iba a distraerse tan fácil.

Ese trabajo importante de su mente por borrarla era como un efecto mordaz y útil, lo centraba de poder cumplir bien a sus amos todas las tareas que eran cada vez más difíciles.

La joven llevaba tres madrugadas de pensar en él mientras leía a Malfoy ¡Sí es extraño pero el hombre de cabellos lisos le escribía a diario y ella imaginaba que era Snape quien lo hacía!

Estaba haciendo algo terrible pero al mismo tiempo no sentía culpa o alguna pizca de locura, quería imaginar que al menos había quedado en esos términos con el mayor pocionista pero no.

¡Estaba loca!

La verdad era que el hombre se había deshecho de ella.

“No me hable más, haga como si no existiera desde ahora” esas palabras estaban grabadas en su mente como hierro al rojo vivo sobre la piel de un esclavo, el cual se llena de rencor y deseo de matar de mil maneras.

Por eso, esa jovencita tímida y apenada, bajaba la cabeza en el aula cuando él se acercaba, sentía vergüenza, era terrible que ese hombre rudo, frío y déspota que ni si quiera la miraba o la trataba con respeto había estado con ella, desnudo y abrazado a su cintura, tocando su desnudez, escuchando sus gemidos, que él le hubiera presentado el mundo de la sexualidad y la maravilla entera de las caricias.

“Tú, eres tan malo” susurró la joven mientras leía las cartas al finalizar las clases y caminaba de regreso a su casa o iba a las partes más altas del castillo para llorar nomás porque se le antojaba, se echaba la culpa de que eso era completamente posible, que era posible llegar a él nuevamente.

Que podía escribirse como se escribía con Lucius Malfoy.

“Me aleja porque es peligroso siquiera ser amigos” su pensamiento tenía razón, ella se convencía que Snape la estaba protegiendo en vez de ser un patán sin corazón. O eso quería pensar, que lo hacía por un motivo.

-¿Por qué se arriesgaría o se distraería por mí? De verdad quería estar cerca, quería ser apoyo para él -hablaba al aire desesperada, entendía por qué querría tenerla lejos pero no por qué tenían que olvidar lo sucedido -Está bien, que sea lo que tú quieras.

Un beso simple en los labios va desapareciendo con el tiempo porque lo borra el frío de no poder abrazarla en el recuerdo, me ha encantado, Hermione, me has dado un regalo maravilloso que apreciaré hasta el final de mis días.

¿Qué decirle cómo respuesta a esa carta? Ese Malfoy era más intenso de lo que hubiera podido imaginar pero ya conocía bien esas artimañas, no iba a dejarse convencer, no le iba a pasar otra vez y menos con él.

Tomó su pluma y escribió.

Si ha leído historia antigua puede comparar el beso que le di con el beso de judas a Jashua, y si deseo ser más cruel porque usted tiene que pagar todo lo que estamos pasando (Aunque no sea culpa suya directamente) yo, Hemione Granger, también declaro que con ese beso decido confiar en usted pero que si me traiciona a mí o a mis amigos voy a tener que matarlo junto a los suyos y además dejaré viva a su esposa para que tenga una vida más feliz y bonita.

Firma: Yo.

Hermione se tapó la boca por la crueldad fingida y rió.

El hombre no tardó nada en responder, una carta le llegó dos horas después, eso era raro y rápido.

¿Así que me dio un beso? Porque yo pensé me había dado algo más significativo sin embargo acepto lo que quieras.
Ten una excelente y provechosa noche, Granger.

Hermione frunció el ceño al leer aquello, ella pensó que iba a tener más interacción, el asunto era entretenido pero ahora el hombre era cortante y preguntón.

-¿Qué demonios le pasa a Malfoy?

Alzó los hombros y siguió con sus asuntos escolares.

No respondió nada, se quedó tranquila y siguió su vida pero otra vez un búho le trajo una carta días después.

Pequeña amiga, espero que aprecies los saludos después de unas horas, no tengo que decir que pienso en ti, así que quisiera dejar un par de pensamientos que para ti serán pésimos sin embargo después dirás que al menos lo he intentado.

Al recordarte me preguntaba si tú me besaste por venganza a algún muchacho que recientemente pueda haberte abandonado, ojalá la respuesta sea no porque entonces mi corazón se vería vulnerable a tener cortadas de tristeza.

Hermione rió de nuevo, sin duda lo que pasaba le parecía divertido, tanto que ahora iba al correo donde estaban las aves y desde ahí dejaba el mensaje de respuesta.

Te besé sólo porque estabas muy no sé, no quiero decir que por sentir lástima, sino que te veías bien en calzoncillos y con tanto frío, tu piel es muy blanca, Señor Malfoy.

La joven no se quería reír pero no podía evitarlo.

!Santo Merlín! Eres una bandida maleducada. ¡Qué barbaridad!

-Jajaja -soltó la carcajada en plena cena sin fijarse que podían verla u oírla.

-Oye de qué te ríes -Parvati sentía curiosidad.

-Es que es divertido escribir al señor Malfoy.

-Ah, ¿Lo verás de nuevo?

-No creo, debe estar ocupado.

Hermione fue nuevamente a la torre del correo donde estaban las aves, comía una manzana con mucho estilo y, antes de entrar al ambiente una figura oscura desapareció dejando una espesa forma de niebla negra que se fue segundos después de que ella ingresó.

-Ay qué raro… -susurró a punto de dejar una respuesta, otra más en una extraña semana.

El hombre leyó la carta y como las anteriores veces respondió de inmediato:

Quiero verte, déjame verte aunque sea una vez más. Estaré en el bosque prohibido el sábado a las veintidós horas del lado del bosque bajo, cerca del puente donde nos vimos la última vez.

A ella se le quitaron las ganas de reír, la idea de verlo o aceptar ir era ponerse en una situación compremetedora que no quería soportar.

No estoy tan loca como para verlo, es peligroso además de que sé o me imagino qué quiere pero no lo voy a besar de nuevo, eso sólo fue para molestarlo. Le venía bien besar a alquilen que antes odiaba tanto, sabes a qué me refiero, mi declaración de amistad es sincera pero no confío en ti.

Se pensó verlo, era difícil, eran amigos pero el hombre estaba interesado o parecía estarlo.

Malfoy le respondió de nuevo.

Sé que no vas a besarme de nuevo no creo tener tanta suerte, bella dama, pero ¿Has pensado que he podido imaginarlo? ¿Te has preguntado si lo veo a cada instante cuando cierro los ojos?
Que puedo sentir tu cuerpo estrujado por el mío en un abrazo que sea cómodo mientras te como la boca y te dejo sin aire…
No es una sugerencia, no pienses mal de este humilde servidor, es sólo una confesión amistosa, hahaha. Señorita, no eres tan inolvidable como crees y te respeto.

Malfoy era astuto, esa jugada fue poner débil a la joven.

Ella le respondió seria porque tenía que aclararlo, él no podía tener pensamientos de posibilidad con ella, el hombre era atractivo en cierta forma pero no para ella, no esos modos soberbios, no esos modos clasistas aunque físicamente era un modelo de revista para mujeres casadas y aburridas. Su madurez le hacía ver bien en ropas elegantes pero su real forma de ser lo hacía ver horrendo.

No, ni quiero saber. ¿Por qué voy a pensar que se imagina conmigo algún tipo de situación íntima, algo como un beso por ejemplo? ¿Por qué voy a imaginar que me quita el aire? ¿Crees que me interesa? Basta de tonterías, le ofrecí mi amistad y nada más, no sueñes ni imagines cosas, no me escribas de lo que aparece al cerrar tus ojos porque entonces no responderé más.

Gracias,
yo.

Hermione recibió otra respuesta el día viernes, un día antes de la supuesta invitación.

Pero lo que no sabía era que el hombre ardía por tenerla, el beso que esa joven le había, le recordó una temporada de su juventud que se vio reprimida por sus familia y su apresurado matrimonio con una mujer superficial.

Bien, que sea lo que tú quieras, sé que no deseas tener nada conmigo y yo respeto tus pensamientos, pero quiero verte para hablar, la invitación sigue en pie, si no vienes no pasará nada pero quiero que aclarar en esta carta que estaré esperando curioso por escuchar tu voz, decirme todo lo que has escrito hasta hoy.

El hombre era astuto, Hermione no era de esas personas que querían angustiarse al penar que dejaron a alguien plantado.

Por eso para no desairar una invitación del mayor fue nuevamente pero acompañada y esta vez sólo había una amiga más ahí con ella, Ginny Wesley.

Estaba temblando, el bosque era frío aunque esa forma en que la traicionaba las fuerza de sus piernas eran nervios, estaba nerviosa de lo que él podría hacerle.

Y sí se había equivocado en ir, Malfoy apareció a la hora exacta, el mayor se inclinó delante de ella para saludarla con elegancia y caminar hasta estar delante de ella, a un metro con exactitud.

-¿Cómo estás? -había un hoyo en el estómago del hombre pero lo que no había notado la joven era algo importante y erguido adentro de sus pantalones oscuros.

-Yo bien tú qué tal -Hermione estaba nerviosa y si no guardaba compostura el hombre se daría cuenta.

El hombre se acercó medio metro y ella retrocedido por temor. Esos ojos claros como el cielo, intensos e infinitos la miraron de una manera que ella no supuso venir de ese hombre.

No le miró el cuerpo o los labios, la miraba directo a los ojos como si quisiera convencerla con las pupilas.

Aquellos ojos claros que parecían del cielo en un día de sol estaban emocionados, o algo pasaba porque parecían inquietos.

-No tengas miedo-se quitó el guante y le estiró la mano. Sus cabellos plateados estaban sujetos como en una media cola.

Hermione le vio la mano dudosa y entonces se adelantó hasta estar cerca de él para apretar su mano y continuar con la ceremonia de saludo.

-No tengo miedo.

El hombre sonrió y separó los labios de una manera muy rara, tan lento que le detuvo el corazón a la joven.

Después de eso sólo se dejó caer en sus brazos, la había atrapado por la cintura y acorralado hasta un pequeño arbusto con hojas verdes color limón.

La besaba, era un beso intenso y profundo, no desesperado al principio, las caricias de esos labios rosas pálido de Lucius la descolocaron.

El hombre la apretó a él y ella vio imágenes en su mente, imágenes que relacionaba cómo era estar con un hombre como él, besarlo.

Besar a una persona mayor era tan similar a hacer algo con alguien que sabe bien lo que quiere contigo, lo mismo que sintió cuando Snape la besó, esa forma impetuosa pero precisa a la hora de tomarla, le infló el pecho de un infarto, se quedó sin aliento y fuerzas para decirle que se detenga.

Lucius la atrapó ahora de ambos muslos y la arrinconó contra un árbol de raíces enormes, le clavó su erección en la mitad de su inocente cuerpo, no sólo una vez. Tenía una ganas tremendas de unirse a ella tantas que no le importaba hacer notar que estaba necesitado. La acarició por la espalda y besó aún más uniéndose a ella por la boca tan desesperado e intenso que ella no podía respirar.

Hermione no sabía qué hacer, no debía haber ido ahí, se imaginaba que algo podía pasar si lo frenaba pero no le importó, su razón era más fuerte porque no sentía nada por él. Todo lo que sucedía sólo era falsedad y ganas de un lado, lado del mayor por su puesto.

Lo empujó desde el brazo y como pudo susurró.

La coronilla del hombre se apoyaba en el gran tronco, estaba agitado y con los ojos cerrados. La fuerza que usaba para sostener a la joven entre sus brazos se fue aflojando poco a poco.

-No, yo no puedo hacer esto, yo amo a…

El mayor la miró confundido con los ojos emocionados y la cara roja.

-¿No puedes besarme porque amas a alguien más? -preguntó débil por ella.

-Si, si, yo, creo que me he enamorado de…

-Ahh ya sé de quién… -el mayor pronunció lento y decepcionado.

Hermione pensó que el hombre tenía el nombre de un zanahorio en la cabeza pero no.

Tenía el nombre de un pocionista, su propio nombre, el cual sacó con astucia, le sacó esa información a la joven con astucia ¿Para qué? Aún no lo sabía.

Hermione bajó la cabeza avergonzada.

-Perdóname, pensé que era divertido hablar pero ya no lo es, no quiero ese tipo de relación contigo, estoy enamorada de alguien más y esto se siente como si fuera una traición.

-Pero no te corresponde ¿Cierto? No quiere nada contigo…

El hombre analizaba las respuestas con cuidado, la forma en que la joven pensaba y pronunciaba despacio, él leía en la mente de la joven repetidas veces una palabra, su nombre.

Y ella comprobó que Lucius hablaba de Ron Wesley así que le siguió la corriente, cómo podía sospechar que ese era un engaño de Severus Snape.

Sonrió, la joven sonrió recordando todo lo que había pasado con el pocionista y dijo:

-Creo que uno ama a pesar de lo que la otra persona decida -suspiró recuperándose de la agitación y la fiebre que estaba en su rostro por la vergüenza -uno quiere dar el corazón y hacer que su vida tenga situaciones bonitas no porque se lo merezca la otra persona o quizá sí sino porque la vida es eso. Él puede haber sufrido diez veces más lo que yo he pasado siendo una bruja en este castillo pero el amor es para siempre y si no me corresponde entonces no importa, de verdad me he enamorado de él aunque no sea capaz de decírselo nunca a la cara. Nadie más va entenderme o querer escuchar todo lo que mi corazón quiere decirle, tampoco me atrevería con él porque es complicado. Pero al menos tú sí debes de saberlo, lo siento, no puedo tener este tipo de relación contigo, Lucius, es como traicionarlo, por favor dedícate a conquistar a tu mujer, intenta enamorarte de nuevo y no vuelvas a Hogwarts. ¡Esto es una locura, ni si quiera confío en ti!

Lucius tenía los ojos rojos confundido, no se esperaba esa declaración.

-Está bien, acepto no tener una amistad contigo y acepto no meterme nuevamente en tus asusto personales pero te prometo algo, que no voy a olvidar esto-
Se acercó y la besó como quien besa en la boca a una madre o a una hija.
-No me vas a volver a ver.

Snape se dio la vuelta sintiendo muy extraño, definitivamente engañar a la joven había valido la pena no sólo para saber que ella estaba enamorada sino que él empezaba a tener sentimientos también aunque la realidad era que la confusión le haría explotar el pecho en cualquier momento.

Su siempre ya no era para una jovencita guapa e inteligente que se había perdido entre los corredores de la mano de un Gryffindor una década atrás, ahora su siempre había cambiado de sentido cuando se dio cuenta que alguien más podía sentir lo que él sentía sin importar no ser correspondida.

La despedida le dolió a la joven porque estaba herida, el hombre se perdió en el bosque y al estar en la espesura de las razas más altas, la neblina lo rodeó y lo cubrió con frío. Segundos después desapareció.

Al llegar a sus aposentos ya era él nuevamente, la poción multijugos había perdido efecto.

Malfoy no recordaba nada en realidad, desde esa noche que lo desmayó cuando ella iba a besarlo, cuando le iba a dar esos labios camines a su compañero mortífago en un sucio callejón. No podía soportarlo pero quería averiguar muy dentro de él que ella no se había obsesionado, que no era una ilusión a pesar de ser tan joven.

La había leído algunas veces durante sus clases, no podía evitarlo se moría de curiosidad, se sentía lo suficientemente importante para que ella no lo olvide. Pero era notorio, ese sonrojo, esa cara avergonzada, esos pensamientos acerca de que él era un monstruo o que sentía asco de mirarlo, eso no podía permitirlo, él no era un monstruo ni un desgraciado sin corazón pero no podía tener una relación con ella, no podía en esas épocas.

Había cambiado sus pensamientos ante ella aunque todavía no podía admitir que le gustaba porque sólo era una mocosa que no conocía la vida o lo que él tenía que hacer para tener una oportunidad de vida.

***

No faltó mucho para ver una desgracia, el hombre había matado a Albus Dumbledore en medio de una guerra que apenas había empezado, intentó adivinar lo que todos pensaban de él y también ignorarlo porque lo que realmente le importaba era los sentimientos de una joven que crecía a pasos agigantados, a la cual no podía dirigirle la palabra.

En lo alto de la torre de astronomía los vientos soplaba furiosos que se había convertido en director de Hogwarts y al rededor un mar de llanto pronosticaban tiempos malos, el tiempo de un verdadero monstruo al cual tenía que obedecer hasta el final.

Lord Voldemort

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